“Un pueblo que elige corruptos, inservibles, cínicos y traidores, no es víctima, es cómplice”. George Orwell.
El delito de estafa es descrito como un acto de daño o perjuicio sobre la propiedad o el patrimonio de otra persona. El fraude, el timo y el engaño (dolo), forman parte del entramado de la estafa y por lo general, son considerados de menor gravedad que el homicidio o el abuso sexual, aunque dependiendo del nivel de daño, las penas podrían ser extremadamente altas para el criminal.
El núcleo del tipo penal de estafa consiste en el engaño, el sujeto activo del delito se hace entregar un bien patrimonial, por medio del engaño; es decir, haciendo creer la existencia de algo que en realidad no existe. Los elementos constitutivos de la estafa son: el engaño, la ausencia, el ardid y otra forma fraudulenta al inducir a error a la víctima de modo que menoscabe su patrimonio en beneficio del infractor.
El comportamiento delincuencial de un estafador se puede describir con el siguiente relato:
“Una mujer compró un burro a un viejo campesino por $500 y este acordó entregar el animal, al día siguiente. Antes de la entrega, el animal murió y el campesino se había gastado el dinero de la venta. La mujer invariablemente consintió en llevarse el animal muerto con la intención de rifarlo, esto se lo comento al viejo, ella ocultaría el animal muerto y no se lo diría a quienes compraran boletos para la rifa. Un mes después, el campesino se encontró nuevamente con la mujer y quiso conocer que había pasado con el burro muerto y la rifa. La mujer afirmó que efectivamente fue rifado, se vendieron 500 números a $20 cada uno y el monto total recaudado fue de $10.000. El viejo sorprendido pregunto si nadie se había quejado y la mujer respondió que solo el ganador, pero que a él le había devuelto sus $20.
La mujer se hizo política con éxito y de la misma forma, usó el dinero de todos sus seguidores, ese dinero fue a sus bolsillos, durante su vida no trabajó nunca, ni hizo nada productivo y se convirtió en una persona muy rica, porque encontró muchos "burros muertos" en su camino y los fue rifando a mucha gente ingenua”.
En Venezuela, recientemente en un hotel en Caracas se reunieron ejecutivos y cabilderos de la industria petrolera, atraídos por las promesas de privatización y más autonomía para extraer las mayores reservas de crudo del mundo. Probablemente, algunas transnacionales importantes, esperaran hasta que se levanten las sanciones a este sector de parte de los Estados Unidos, pero los actores más pequeños podrían comenzar una vez que entren en vigor nuevas reglas que abren la industria a la empresa privada y que sería el fin del monopolio petrolero de parte de la operadora estatal PDVSA.
La generación del valor (ganancia) en la Industria Petrolera, cualquiera sea su tamaño, contiene tres elementos que deben estar en perfecta armonía.
El primero de ellos es la existencia de una fuente de valor, la cual en Venezuela nadie cuestiona que no sea importante. Los yacimientos de hidrocarburos (petróleo y gas) contienen inmensos volúmenes remanentes en el subsuelo. Pero para que esos hidrocarburos se conviertan en reservas, es imprescindible colocarlos en superficie y tener un contrato formal y garantizado de venta a los clientes.
El segundo elemento consiste en la materialización del valor y eso se logra con los pozos, infraestructura de producción, sistemas de transporte y de almacenamiento, puertos de embarque, refinerías. etc. En los últimos años, ha sido frecuente la publicación de reportes de daños en dichos sistemas, lo cual ha degenerado en condiciones de mínima operatividad o en la pérdida total. La única conclusión de esta realidad en el país, es que se necesitan inmensos montos de inversión y de gastos para recuperar la materialización del valor.
En esta época de transición hacia energías renovables y limpias, existe un indicador que mide los esfuerzos de las empresas y de los países en controlar la gestión ambiental, social y de gobernabilidad para ajustarse a los exigentes requerimientos mundiales de la transición. Estos aspectos ambientales, sociales y de gobernanza, son del interés prioritario de los centros financieros. Con el indicador conocido como ESG, se mide el riesgo legal o reputacional y con las calificaciones que resulten se obtiene claridad sobre las decisiones de financiamiento. Una baja calificación será motivo para un rechazo de cualquier préstamo y lamentablemente Venezuela ocupa el último lugar de una lista de 11 países como se muestra en la figura anexa, la cual no la hace meritoria para ayuda financiera ni al país ni a sus empresas.
En el tercer elemento del valor, se encuentra la repotenciación del negocio por la incorporación de tecnologías y del conocimiento, con lo cual se garantiza la vigencia en el tiempo como un negocio rentable. Estos son condicionantes que las empresas tradicionales manejan y en líneas generales no están sujetas a reducciones de los presupuestos de inversiones y gastos. En los pequeños actores lo más seguro es que sean los primeros recortes en épocas de bajos precios de crudo, pan para hoy y hambre para mañana.
Los ejecutivos que representan a las compañías petroleras en este nuevo intento de rifa de un burro muerto en Venezuela, están sosteniendo reuniones para discutir cuáles serían los términos de la nueva legislación. El Gobierno de Maduro dice que su nueva ley de energía solo permitirá a las compañías petroleras volver a los negocios si asumen el control de los activos venezolanos (la rifa del burro muerto) con lo cual se evitaría una prohibición para hacer negocios con Pdvsa, el régimen y aquellos que lo ayudan.
En el existente Plan País de la Pdvsa ad hoc (la azul), existen cifras estimadas de producción para alcanzar 3 millones de barriles por día, en un término de 8 años, con la perforación de 9000 pozos. La inversión y gastos para este plan estarían en el orden de los 98 mil y 64 mil millones de dólares, respectivamente. Unas cifras que requieren necesariamente de la participación de los centros financieros mundiales, los cuales no se prestarían para proceder con prestamos si los actores no son los aceptados por la vieja PDVSA y que en su reemplazo serian actores de baja reputación que no se ajusten a las condiciones estrictas de profesionalismo, conocedores del negocio, de protección del ambiente, de la gente y de la gobernabilidad.
Recopilación de la información y Restructuración por Antonio Jimenez.
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