El teléfono público es un teléfono fijo que funciona introduciendo monedas, tarjetas telefónicas o tarjetas de crédito, o bien cargando el costo de la llamada a la cuenta del destinatario (cobro revertido). El precio de la llamada desde un teléfono público es más caro que el fijo de la casa pero es más barato del teléfono móvil. Los teléfonos públicos se colocan en lugares públicos de alta concentración de personas como los terminales de transporte, las plazas o los centros comerciales.
Con el aumento exponencial de la telefonía móvil celular a partir de la segunda mitad de los años 1990, que aportan tarifas atractivas y mayor comodidad para los usuarios, los teléfonos públicos fijos son cada vez más escasos estando a punto de desaparecer.
Una cabina telefónica es una pequeña estructura que en su interior contiene un teléfono público. El diseño más conocido de las cabinas telefónicas son las rojas usadas en varias ciudades del mundo, especialmente en Londres en donde las cabinas rojas competían con otros símbolos de interés turístico . Las cabinas están hechas para que el usuario se proteja del sol y de la lluvia y también para respetar la privacidad de quien las usa.
El teléfono público y en consecuencia las cabinas se encuentran en vías de desaparición por la falta de rentabilidad a pesar de estar considerados como un servicio universal.
La competencia del teléfono móvil celular, el vandalismo y los robos hacen que no se cubra ni siquiera su mantenimiento.
La gente ya no llama desde las cabinas, prefiriendo su propio móvil celular o desde los centros de llamados.
El otro gran problema es el vandalismo y los robos. Por eso no es de extrañar que ninguna empresa esté interesada en explotar el negocio de las cabinas.
En España, el negocio que en el año 2000 fuera un entramado, formado por más de 100.000 teléfonos públicos, no supera ya los 15000.
En el 2008, el parque ya estaba en declive, y quedaban menos de 50.000, pero a través de ellos se efectuaron 170 millones de llamadas lo cual promediaba 10 llamadas diarias por cabina. En el 2016, considerando los teléfonos públicos que quedaban, unos 17.000, se promediaban solo 1,4 llamadas al día.
Los usuarios refieren que las cabinas podrían tener valor en casos de emergencia, sin embargo, una pequeña minoría todavía los usa, lo que puede indicar la posibilidad de un apego emocional con poca utilidad práctica.
Con la telefonía móvil celular y la oferta de planes corporativos o de uso masivo con menores cargos por llamadas, se ha popularizado la reventa de minutos con tarifas muy competitivas hasta para los mismos usuarios de la telefonía celular. Esta reventa se ha establecido en zonas céntricas en donde se aprecia el auge de un nuevo negocio.
Sectores populares están atiborrados de puestos y personas que ofrecen este servicio. Estos improvisados centros de comunicaciones se adaptan a cualquier espacio, se anexan a negocios ya existentes o funcionan en plena calle, con encargados cuyos únicos distintivos son un chaleco con un letrero en la espalda que anuncia su ocupación y un aviso naranja colgado en el árbol o en la señal de tránsito más cercano al punto de atención. Otros oferentes con negocios tradicionales establecidos, obtuvieron en la venta de minutos una nueva fuente de ingresos. Empresas con objetos sociales sin relación alguna con las telecomunicaciones han incursionado en el negocio y cuentan con una clientela propia para el servicio de llamadas.
La demanda del servicio es tan grande, que entre los usuarios hay de todo, desde ejecutivos hasta estudiantes, mujeres y personas del campo que los utilizan para llamar a los pueblos. Las personas se vuelven clientes fijos ya que es un buen servicio, se encuentra más fácil que un teléfono público y bajan mucho las facturas.
Según la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (CRT) en Colombia, esta actividad, opción laboral y de otros ingresos para muchos, contraría los términos contractuales donde se estipula que el uso de los teléfonos es personal o empresarial pero no para revender minutos.
Las empresas de telefonía manifiestan que el control a sus agentes y subcontratistas es estricto pero reconocen que en el caso de personas naturales es muy complicado hacer un seguimiento al uso de cada teléfono.
Las empresas de telefonía móvil celular están pensando en la vuelta de las cabinas y teléfonos públicos celulares, con el mismo precio del minuto de la reventa popular, considerando que el desarrollo de este servicio callejero es tal que ya se extendió a toda Colombia.
Y lo de más reciente tecnología en el nicho más grande de las telecomunicaciones, también augura futuro a las cabinas públicas.
La cabina Skype en el aeropuerto de la capital de Estonia se colocó en el año 2011. Esta cabina permite a los usuarios que viajan utilizar la plataforma Skype para chatear a través de vídeo con otros 'skypers' en cualquier parte del mundo.
En vez de un ordenador han instalado una pantalla touch que tiene la misma interfaz que el Skype de uso doméstico. Cuando el usuario se retira de la cabina, su cuenta es cerrada automáticamente.
El mercado abarcará los aeropuertos, puertos, hoteles, centros comerciales, hospitales y en barcos de crucero. Skype cuenta con más de 600 millones de usuarios en el mundo.
Amanecerá y veremos.
Recopilación de la información y Estructuración por Antonio Jimenez.
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