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Relatos cortos (No 7): Temas al azar.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

La Portuguesa y Septimio


El Sr. Joaquim de Sousa Cecilia, su esposa la Sra. Gloria y su hijo José, eran inmigrantes portugueses que fundaron un abasto de víveres que bautizaron como Abastos La Portuguesa.


Septimio, era un inmigrante italiano que fundo un abasto de víveres que bautizo como Abastos Mónaco.


En los años 1970, ambos abastos estaban ubicados en la calle 2 de la Urbanización Urdaneta, a corta distancia uno del otro.


El Sr. Joaquim resultó herido de bala durante un robo y luego de recuperar su salud, junto con su esposa la Sra. Gloria regresaron a su país natal, pero antes de su partida, enviaron a José temporalmente a Portugal para su boda con una joven llamada María, quien se convirtió en el relevo femenino en el negocio. Una bella mujer para el momento de su arribo al país, María dejo una grata impresión en la clientela por cómo se adaptó a las costumbres del pueblo y por su servicio de proveedor de calidad de los víveres domésticos. José tenía una fama terrible de mujeriego y de jugador empedernido en apuestas de carreras de caballos y en otros juegos de azar y por ello María se hizo del control con la disciplina para evitar que se perdiera la inversión y la tradición del negocio. Ellos tuvieron dos hijos y María más adelante incorporó a la nómina del abasto a su hermano, el también inmigrante portugués Manuel.



De Septimio, recuerdo que cambio hasta cuatro veces de sede para su abasto Mónaco y en la misma urbanización, hasta llegar en su última sede a estar mirando de frente y muy cerca a unos 30 mts de su competidor. Septimio estaba encargado de atender a los clientes, sin ninguna compañía familiar ni empleados y a veces nos reprochaba que también fuéramos clientes de La Portuguesa e inclusive se negaba a vender por infundados celos hacia lo que él consideraba debería ser la fidelidad. En unos años mas vendió su negocio a unos venezolanos y actualmente es conocido como Puka, Víveres y Charcutería.



El Abastos La Portuguesa ha sobrevivido a las diferentes épocas, teniendo años muy buenos que le permitió crecer en su instalación y líneas de servicio y años malos para los negocios como son los actuales en Venezuela. Actualmente, el negocio es conocido como Inversiones Los Lusitanos.


Siendo el hijo varón de más edad en mi familia, tenía asignada entre mis responsabilidades, las compras al menudeo de los víveres, día a día. Para completar la lista o el popular mandado, a veces había que visitar varios negocios, tanto por la disponibilidad del producto como también por su precio. Todo esto fue un aprendizaje muy útil para desarrollar habilidades para transmitir requerimientos y técnicas de negociación, mejorar las relaciones interpersonales con el trato respetuoso a otras personas, ser tolerantes ante la espera para ser atendido y tener la disciplina del orden en la espera del turno y en otras reglas del buen ciudadano.


En Venezuela los inmigrantes portugueses llegaron a principios y mediados del siglo XX, principalmente de la isla de Madeira. Este país llego a tener la segunda mayor diáspora portuguesa en América, después de Brasil. Muchos portugueses en Venezuela mantuvieron su interés por preservar la cultura y el vínculo familiar con el antiguo país, siendo el matrimonio de María y José uno de esos ejemplos, pero no por eso descuidaron el esfuerzo y colaboración en el desarrollo de Venezuela con una cantidad importante de negocios en el comercio minorista.


En una primera oleada estos emigrantes se dedicaban, sobre todo, a la agricultura y a partir de 1948 la gran mayoría se dedicó al comercio de alimentos y rápidamente comenzó a diversificarse para la pequeña y mediana industria, sobre todo en el sector de las manufacturas. Actualmente residen en Venezuela unas 54 mil personas nacidas en Portugal y estos inmigrantes se encuentran perfectamente integrados en la sociedad venezolana.


Desde principios de siglo XXI, principalmente a partir de los años 2010, se ha producido un fenómeno a la inversa, es decir, aquellos portugueses que habían emigrado durante el siglo pasado hacia Venezuela, junto con sus descendientes ya nacidos en Venezuela, emprendieron el retorno a su antigua patria de origen, Portugal. Esto en parte debido a la fuerte crisis por la que atraviesa el país sudamericano, sumado a la escasez de alimentos, medicina, alto nivel de desempleo, persecución política, corrupción y a la alta tasa de criminalidad que vive el país, entre otras cosas. Gran parte de los venezolanos que emigran hacia Portugal, lo hacen hacia la isla de Madeira, de donde provienen los antepasados de muchos luso-venezolanos.


En los años 1950, más de 300 mil italianos llegaron a Venezuela representando para la época más del 7% de la población venezolana. Los italianos en el censo nacional de 1961 eran la Comunidad Europea más grande de Venezuela (delante de la española y portuguesa). La inmigración italiana fue un factor decisivo en la modernización de la producción (industrial y agropecuaria) y en las actividades comerciales en áreas urbanas y rurales venezolanas, como también en la mejoría del nivel de vida.


Durante la década comprendida entre 1948 y 1958, el 50% de la construcción caraqueña fue realizada por contratistas y mano de obra italiana. Para el año 2002, casi 1/3 de las industrias venezolanas, no relacionadas con la actividad petrolera, eran de propiedad y/o administradas por los ítalo-venezolanos directamente o indirectamente. La gastronomía, con su industria alimentaria relacionada, ha sido influenciada por los italianos, en efecto el consumo de pasta en Venezuela es segundo en el mundo solamente al de la misma Italia, ​ los espaguetis son considerados un plato fundamental en la dieta de los venezolanos. Otro sector de la economía donde los italianos privilegiaron fue la industria del calzado, especialmente en el área metropolitana de Caracas.


Estas características de las oleadas migratorias de los portugueses e italianos en Venezuela de mediados del siglo XX, en cuanto a sus preferencias de inversión y ocupación, bien puede explicar el comportamiento y resultados de los negocios de víveres Abastos La Portuguesa y Abastos Mónaco.


Por cierto, el nombre Septimio era el segundo del emperador romano Lucio Septimio Severo del periodo del año 193 al 211. Las relaciones de ese emperador con el Senado nunca fueron buenas, ordenó ejecutar a docenas de senadores bajo acusaciones de corrupción y conspiración, y los reemplazó por hombres fieles a su causa. Disolvió la Guardia Pretoriana, sustituyéndola por su guardia personal a fin de asegurarse un total control político y su propia seguridad. Durante su reinado acamparon en las inmediaciones de la capital imperial unos 50 mil soldados y aunque sus ansias de poder convirtieron a Roma en una dictadura militar, Septimio Severo fue muy popular entre la población.


A veces los nombres dicen mucho del comportamiento de la gente.


Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.


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