Los Protocolos Esparragoza:
El comportamiento social de mi grupo de amigos, incluyéndome, cambiaba radicalmente a consecuencia de la ingesta de algunas cervezas en las fiestas. Uno de mis amigos justificaba fácilmente su estado alicorado, detrás de una acción de que se había retirado el pellejo de la vergüenza. Con esa descripción de pellejo, se refería a una parte de la piel que, según él, estaba ubicado sobre el parpado del ojo derecho y con una mímica hacía que se lo retiraba y lo guardaba en la cartera, para colocárselo al otro día una vez que estuviera en sus cinco sentidos. Con eso daba a entender que no le importaba estar así con un comportamiento alegre y resuelto. Otro amigo se inventó un lenguaje de señas para indicar que estaba sintiendo el efecto del alcohol, se pellizcaba duro en la mejilla y afirmaba que no sentía ninguna molestia y a la vez se tomaba del cabello que caía sobre su frente para indicarnos que era una especie de bucle. Estar despeinado e insensible al dolor era una alerta al efecto embriagante del licor.
Ese efecto nos permitía salir a la pista de baile y que intentáramos bailar con alguna chica de mayor altura, con las más serias o con las menos bonitas. Tal cual unos Protocolos Esparragoza.
José Manuel Díaz Márquez (1936 - 2013), más conocido como Joselo Díaz o generalmente por su seudónimo Joselo, fue un actor, cantante y comediante venezolano, hermano menor del también fallecido cantautor y músico, Simón Diaz.
Durante años condujo y actuó para la televisión en su propio programa humorístico denominado "El Show de Joselo", transmitido por casi 30 años desde 1964 hasta 1993. El actor cómico se caracterizó por atraer el público de distintas edades, con un humor sano tocó en mucho sketch los temas sociales, realizó parodias de la política de entonces, y por su lenguaje sencillo y alegre tuvo arraigo en la población infantil de la época.
El personaje Protocolo Esparragoza formaba parte de uno del sketch del Show de Joselo, era un señor muy respetable al que invitaban a fiestas de la alta sociedad caraqueña, pero tenía algunos problemitas con la bebida. Estando al tanto de esto, el educado Dr. Esparragoza se negaba a ingerir los tragos de escocés que reiteradamente le ofrecían; pero, más temprano que tarde, caía en la tentación y aceptaba finalmente el “pecaminoso licor”.
La ingesta alcohólica cambiaba radicalmente a nuestro personaje, quien pasaba de ser un educado y respetable profesional a un borrachín impertinente y malportado, derramando el trago sobre los demás e intentando tocar a las damas presentes, quienes tenían que salir rápidamente ante la persecución de Esparragoza.
Echamos un carro:
En una ocasión de las muy escasas oportunidades que tuvimos de jóvenes para visitar sitios de recreación nocturna en Maracaibo, fuimos en grupo a escuchar gaitas en un famoso local nocturno de los más concurridos y de mejor calidad. Cuando decidimos retirarnos del sitio, hicimos una colecta entre todos, y el dinero lo tomó un amigo del grupo para cancelar el servicio en manos de unos de los meseros.
El resto no esperamos por esta acción y antes decidimos salir del local. Estando afuera, observamos que nuestro amigo encargado de cancelar la cuenta, salía muy apresurado con los ojos desorbitados y con un grito nos pidió correr y escapar de allí. Ante esa advertencia, no nos quedaba otra opción que salir despavoridos y justo detrás de nosotros nos perseguían los meseros y el personal de vigilancia.
Recuerdo que estando corriendo miré hacia atrás y logre captar que habían alcanzado al amigo encargado del pago, lo zarandearon un poco pero sin mayor afectación física y lo dejaron ir después de recuperar la paga. Estando en esa observación, sentí un fuerte golpe en mi cabeza; me le había cruzado a la trayectoria de una rama de un árbol, que se desplegaba horizontal atravesando la acera por donde corríamos. El golpe no fue lo suficiente fuerte para desmayarme, pero si quede aturdido como un par de minutos.
Afortunadamente, ya el personal del sitio nocturno había dejado de perseguirnos, si no, hubiera sido yo el próximo en ser zarandeado.
Esta acción de irse sin pagar la cuenta en cualquier negocio de venta de comida y sitios nocturnos en Maracaibo, se le conocía como echar un carro.
El sitio nocturno que visitamos era Los Alisios, ubicado en el centro comercial Olímpico en Maracaibo.
El CC Olímpico, ubicado en la calle 77, también conocida como 5 de Julio en el cruce con la avenida 13A, impactó por su diseño arquitectónico desde su inauguración en 1968. Con un estilo vanguardista para la época recibió un reconocimiento nacional de arquitectura al año siguiente a su inauguración. El diseño del CC, se asemeja a un estadio deportivo con amplio estacionamiento.
Era una edificación digna de los países más desarrollados, cuyas innovadoras escaleras mecánicas dejaban fascinados a los marabinos. Para los años 1960, la ciudad se encontraba en un proceso de evolución constante, que trajo consigo una amplía fluidez comercial que propició la construcción de centros de comercio que concentraran en un solo lugar los servicios que los ciudadanos utilizaban. Entre esos servicios, la recreación nocturna con la presentación de música en vivo, principalmente la gaita zuliana en su temporada de septiembre a diciembre de cada año, se daba en el sitio nocturno Los Alisios, que ocupaba unos de los extremos de CC Olímpico, sobre la avenida 13 A.
A partir de 1960, surgieron muchos grupos musicales y una gran variedad de locales para que ellos actuaran. Por mencionar algunas de esas agrupaciones, citemos a Los Capri, Súper Combo Los Tropicales, Los Casino, Pastor López, Emir Boscán y Los Tomasinos, el Combo de Willy Quintero, Los Masters, los Mundiales, Los Reyes, Los Mustang, el Grupo Mara, Los Blanco, Los Imperials, La Playa, La Única de Carlos Ferrer, el Combo de Nelson Henríquez, el grupo de Enrique Salas, Willy Gamboa, Los Auténticos, La Máxima, Micro combo Santa Rita, Aníbal Velásquez, Los Originales y así muchas otras.
Todas esas agrupaciones constantemente se presentaban en los escenarios que existían, como, por ejemplo, Playa Azul, El Naiguatá, El Catirito, el Club Alianza, Club Bellavista, Club Comercio, la fuente de Soda El Naranjal, el Mara Bar del Hotel del Lago, la playa San Remo, playa Los Coquitos, Bello Lago, Kanekao, el Pub Club, el Club Creole, la pista de baile Ramón Arias, El Poniente, el Club Maracaibo y Granja Alegría.
Igualmente, el esparcimiento sano, con la inmensa cantidad de conjuntos gaiteros se presentaban en lugares como la Cervecería 5 de Julio (bien llamada el palacio de la gaita), Piano Blanco, la Hoyada, Don Pancho, la fuente de soda Bolivariana en San francisco, Los Alisios, La Moneda, Bruyere, Tamacuary, etc.
Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.
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Antonio buenas tardes, m uy refrescante para la memoria de los mayores de 50 años. Tan pronto regrese a Venezuela y active mi WhatsApp de allá, espero recibir tus artículos de forma directa. Saludos