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Relatos cortos (No 5): Temas al azar.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

El Superagente 86 chimbo:


En los primeros años de la década de 1970, en la vecindad de la Urbanización Urdaneta, se mudó una pareja, dispareja, a una de las viviendas de la vereda 32. El, un señor en los cuarenta años, gordo y alto, para nada bien parecido, ni con cuerpo atlético, tenía una región abdominal, partida en dos grandes porciones adiposas, semejante a un numero 8. Ella, por el contrario, era de baja de estatura, agraciada, de pelo largo y negro y con vestimenta atractiva, muy a la moda de esos años. Pronto se hicieron curruñas del grupo de jóvenes al cual yo pertenecía y propiciaban acercamientos con nosotros por medio de reuniones sociales o fiestecitas.


Muy pronto descubriríamos la verdadera intención del gordo. Se hacía pasar por un elemento de las fuerzas de seguridad del Estado, algo así como un miembro de la policía, ubicando y suministrando información sobre probables integrantes de grupos subversivos, con el objetivo de lograr su captura. Pero para ser sincero, no tenía para nada el prototipo de un agente de seguridad, ni la figura ni las condiciones físicas, ni la inteligencia para una investigación.


Estando en su casa, notábamos que él se ausentaba y de alguna manera lograba que nuestra atención lo ubicara mirando muy sigiloso a través de las ventanas para las casas vecinas, eso era en la típica observación camuflada a alguna persona. En otra ocasión, lo vimos revisando manchas de aceite vehicular sobre las aceras, se embarraba los dedos y media su textura, lo olía y definía a que vehículo y a que vigilado pertenecía. Era todo un personaje, la imitación chimba del Superagente 86. Así como llego se fue, pero él solo y no su pareja, resulta que ella se emparejo con otro.



En Venezuela, al terminar la dictadura de Pérez Jimenez en 1958, se consolidó un proceso democrático caracterizado por un bipartidismo, que excluían a distintas agrupaciones a consolidarse como partidos independientes legalmente, esos grupos marginados crearon en distintas partes del país, movimientos de izquierda y en la mayoría de los casos eran armados. En 1969, el recién elegido presidente Rafael Caldera, recibió un país con distintos grupos guerrilleros, muchos ubicados en el oriente del país. En el mismo acto de posesión, Caldera pronuncio este discurso que delineó la política del gobierno: “sin mengua de la firme energía que desplegare en todo instante para defender la estabilidad de las instituciones contra cualquier acción insurreccional, estoy dispuesto a ofrecer a quienes se lanzaron por aquel camino y persisten en él, la oportunidad de rectificar. Ni las autoridades Civiles ni las Fuerzas Armadas tienen interés en prolongar escenas de violencia que a nadie han favorecido y solo han ocasionado daños a ciudadanos pacíficos, a humildes campesinos, a oficiales o suboficiales en el cumplimiento de su deber militar, a venezolanos sencillos que prestan como soldados el servicio con una contribución irrenunciable a la integridad e independencia de la patria y a los mismos protagonistas de la aventura. Mi propia determinación, conforme con mis convicciones y antecedentes, de enfrentar sin vacilación cualquier hecho contrario a la paz pública y al orden institucional me da mayor autoridad para abrir en esta coyuntura el horizonte de una sincera pacificación. Hasta los más reacios reconocen que no hay en Venezuela circunstancias propicias para el éxito de un movimiento insurreccional y que quien tenga fe en sus convicciones debe irradiarlas dentro del ordenamiento legal”. Al finalizar el Dr. Caldera, su periodo presidencial en 1974, apenas quedaban unos pocos grupos en armas.



La beca y la preparaduria:


Decidir estudiar una carrera universitaria debe tomarse con mucha seriedad, ya que desde el primer día se comienza a germinar la semilla del árbol del futuro. El mejor proyecto de vida a la edad temprana y siempre que sea posible, pasa por dedicarse a los estudios, entregando el máximo esfuerzo en ser sobresaliente. Las notas obtenidas en las diferentes materias de la carrera, mientras más altas sean, es mejor y con ese nivel de calificaciones altas, empiezan a manifestarse tempranamente los beneficios. De los beneficios más inmediatos están, la consecución de un soporte monetario para culminar la carrera, que pueden incluir una beca de estudios y una preparaduria o asistencia al profesor titular de una materia. En mi caso en particular, siendo estudiante de Ingeniería de Petróleo en la Universidad del Zulia, fui beneficiario de una beca de la Menegrande Oíl Company, una de las transnacionales de la industria del petróleo en Venezuela, con un aporte de 400 Bolívares/mes y simultáneamente obtuve por concurso, una preparaduria de laboratorio de perforación seguida por una en la materia de análisis matemáticos V, que en promedio me aportaban otros 400 Bolívares/mes. Esos 800 eran más que suficiente para los costos de manutención en esos años.


La Fundación Gran Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho) es una institución venezolana creada el 1 de julio de 1975, con el objetivo principal de apoyar a los estudiantes de educación superior de Venezuela a través de becas en la modalidad de pregrado y postgrado, nacional e internacional.


La primera oleada de becarios del Programa Gran Mariscal de Ayacucho, PGMA, fue seleccionada a finales de 1974 con 15 mil becarios, un tercio en Venezuela, un tercio en EEUU y un tercio en otros países, siendo los principales destinos por número de becarios Canadá, Francia, Reino Unido, México e Italia. Un 80 por ciento de los becarios termino sus estudios satisfactoriamente.


El programa de becas, estuvo viento en popa hasta que estalló una de las principales crisis económica con la devaluación de la moneda en Venezuela, conocida como el Viernes Negro en febrero de 1983. A consecuencia de esta crisis, se tuvo que reducir el número de becarios que eran enviados al exterior; no obstante, la Fundación siguió otorgando becas y sobre todo créditos educativos, y hoy todavía sigue activa.



El Karate Kid original:


En una oportunidad, algunos integrantes de nuestro grupo de jóvenes decidimos incursionar en el karate y para eso contamos con el servicio gratuito de un instructor que conocía sobre la técnica del arte marcial japones, el vecino y amigo inolvidable Daniel Carrasco, QEPD.


Para las practicas utilizábamos un salón de la casa parroquial de la Iglesia San Miguel Arcángel. Una de las tardes y creo recordar que fue la última vez que asistimos, en una sección individual de combate con el instructor, este último aplico mucha fuerza física en contra de un aprendiz como yo, Paul González, lo cual estuvo por poco de ser considerado como una golpiza. Esta escena la vi repetida en el cine, años después, en la primera entrega de la película Karate Kid, en la ocasión en que el Sr Miyagi reacciona fuerte ante Daniel LaRusso, por qué y que hablaba mucho (I think you talk too much) y que no se concentraba (I think you no concentrate enough). Parece ser que el conocimiento entra a los golpes y no por la cabeza.



El karate se caracteriza fundamentalmente por el empleo de golpes de puño, bloqueos, patadas y golpes de mano abierta, donde las diferentes técnicas reciben varios nombres, según la zona del cuerpo a defender o atacar. Sin embargo, el karate, no restringe su repertorio solo a estos, ya que además incluye: varios barridos, algunos lanzamientos y derribos, unas pocas luxaciones articulares; además de golpes a puntos vulnerables, y a puntos nerviosos.


Eso de karate no estaba para nosotros definitivamente. Muchas gracias a Daniel LaRusso, mejor dicho a Paul, por su valentía en aclararnos el panorama.


Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.


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