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Relatos cortos (No 3): Arrancan los años 1970.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

Estando viviendo en la vereda 36, culmine el bachillerato en el Liceo Coquivacoa en el año 1971 y la carrera de Ingeniería de Petróleo en la Universidad del Zulia en el año 1976.


Alrededor de una década de esfuerzo continuo en los estudios como mi principal ocupación diaria pero también con el tiempo suficiente para la diversión sana en la edad de la adolescencia y de la juventud.


Al graduarme de bachiller, aprobé la admisión en la Universidad Simón Bolívar en el valle de Sartenejas en el área metropolitana de Caracas. Inicie en septiembre de 1971 como estudiante del ciclo básico, para luego intentar en el pregrado de Ingeniería Electrónica. Por motivos de fuerza mayor, al aprobar el primer trimestre, me vi obligado a retirarme y volver a Maracaibo para iniciar los estudios de Ingeniería de Petróleo en LUZ en los cuales si logré culminarlos con un grado meritorio. De ese quinquenio, existen varios temas para desarrollar más adelante.


Elementos sencillos pero muy útiles como estudiante:


Por algún motivo que debe estar en mi genética, nunca fui partidario a integrarme a amplios grupos para estudiar y prepararme en las diferentes materias de la carrera universitaria, prefería hacerlo solo o con una o dos personas, a lo máximo. De mi época de estudiante recuerdo unos elementos muy simples, pero que resultaron determinantes en mi desempeño. Estos elementos fueron la silla, una tabla con gancho, suficiente papel bond en blanco para la solución de problemas y un sitio agradable y fresco.



La silla de extensión con lona es en mi opinión, la más apropiada para estudiar fuera de la casa. Tienen un diseño muy sencillo y por su poco peso y baja altura sobre el piso, tienen ventajas en el acarreo y en la disposición que se hace del suelo para colocar el material bibliográfico, herramientas de cálculo y los alimentos, todos ellos utilizados con frecuencia en los largos periodos de tiempo del estudio. La tabla con gancho me proporcionaba el soporte a la falta de escritorio y al prensar el papel evitaba el desorden. El papel bond era en esa época a falta de computadoras portátiles, un material indispensable, pero su costo era prohibitivo, así que, en la solución de ese problema, me convertí en el más avaricioso consumidor del papel para la publicidad de las rebajas de precios del supermercado Victoria. Ese papel generalmente estaba impreso en un lado y nos dejaba el reverso para nuestro uso sin costo alguno.



Finalmente, de los sitios en donde me colocaba para estudiar, preferí a un pequeño lugar muy frondoso, estratégicamente ubicado en frente de un abasto o pulpería que se denominaba abastos La Portuguesa y también muy cerca de la casa que en esos años ocupaba mi novia y la que luego ha sido mi esposa por casi 45 años. En ese sitio, podía tomar recesos y distraerme con cualquier otra cosa que captara mi atención. Lo insólito, es que ese mismo sitio colocaban jaulas con gallos de pelea, que también me obligaban a tomar recesos mientras duraban sus cantos. Coincidencialmente, los gallos también son animales territoriales, pero nunca entramos en conflictos.


Afición hípica:


Desde temprana edad manifesté una pasión por las carreras de caballos y en eso colaboro mi abuelo Gustavo, que, de niño, me solicitaba leerle en voz alta el análisis de las carreras en donde se incluía el retrospecto, los favoritos de la catedra y los pronósticos de los expertos. Mas adelante me convertí en un asiduo lector de las revistas y entre ellas la preferida fue la Gaceta Hípica. Los momentos inolvidables de mi pasión hípica los llevare conmigo por siempre. Como olvidar las carreras de la triple corona del caballo El Corsario en Venezuela y de Secretariat en los Estados Unidos. Los clásicos ganados por Ángel Francisco Parra, el Diablo Parra. El entusiasmo siempre positivo en los pronósticos de mis coequiperos hípicos, German Ibarra y Raymundo Pineda. El sellado de los cuadros del 5 y 6 dominical y la narración impecable en la voz y en la dicción de Aly Khan.



El campeón de la botellita y el malquerido:


“Aprovecho esta oportunidad para desearle feliz cumpleaños a Zenaida mi esposa, aunque ella es mayor que yo, pero eso no importa”. Estas palabras se las escuche en una transmisión por televisión a uno de mis ídolos deportivos en los años 1970 y las mantengo en mi memoria como una ocurrencia de las más divertidas. Pertenecen a un multicampeón mundial de boxeo, nacido en San Francisco, un municipio del área metropolitana de Maracaibo en el Estado Zulia. Betulio González fue tres veces campeón mundial del peso mosca, aunque su primer título fue recibido por vía legal luego de un mes del combate ante el filipino Erbito Salavarria, el 20 de Noviembre de 1971. Sucedió que en el transcurso del combate, se sospechó de una ingesta de líquidos no permitidos que según parece fue analizada como anfetaminas. A Betulio por esto se le coloco el mote del campeón de la botellita a lo que el pundonor del venezolano que estaba por encima de esa decisión, lo lleva a declinar la corona y que esta quedara vacante. El 3 de junio de 1972 ante Sócrates Bototo y el 4 de agosto de 1973 ante Miguel Canto, obtiene sus nuevas coronas y estas si por su decisión sobre el ring.


En Venezuela, el termino rosca también se utiliza para referirse a grupos con características similares de la personalidad, con los mismos intereses y en donde la fidelidad y los comportamientos son requeridos y bien valorados. En esos años 1970, el grupo al cual pertenecía, era de jóvenes muy dedicados a los estudios, deportistas, pero más hacia el lado de la teoría que de la práctica y dados a cumplir con actividades de naturaleza religiosa, en donde la asistencia era casi obligatoria a la eucaristía o misa dominical. El grupo asistía a la Iglesia San Miguel Arcángel en el horario de las 11 am, en vista de que a esa hora existía un acompañamiento musical a la misa efectuada por otro grupo que se hacía llamar El Coro.


El día domingo 2 de julio de 1972, todos en el grupo estábamos preparados para asistir a la misa dominical y antes nos reunimos en la casa de la familia Jerez. Justo antes de salir, escuchamos una noticia sobre un destacado cantante zuliano que fue asesinado a tiros en Puerto Rico. El Bolerista de América, Felipe Pirela, un cantante que hizo historia con la Billos Caracas Boys y como solista, contaba en ese momento con apenas 30 años de edad.

No existió feria de la chinita como la de 1973:


La Feria de La Chinita es el nombre de una festividad que tiene lugar en Maracaibo, desde el año 1966, que regularmente se inicia el 11 y finaliza el 18 de Noviembre, con una procesión para la celebración del día de la aparición de la Virgen de Chiquinquirá.


Entre otras actividades, en la Feria se realizan la Gran Gala de la Belleza, un concurso en el que se elige anualmente a la Reina de la Feria y el Clásico de la Chinita, que es un juego de beisbol celebrado en el Estadio Luis Aparicio El Grande y en el cual el conjunto local, Águilas del Zulia, se enfrenta a otro equipo de la Liga.


En el año de 1973, quien fue elegida Reina de la Feria, fue mi hermana Gloria del Carmen Jimenez Fuenmayor, quien es hermana melliza de Gloria Virginia y que son las que me siguen en orden cronológico. Gloria del Carmen, es economista de la Universidad del Zulia, casada desde hace muchos años, con 4 hijos y 7 nietos y actualmente vive en España. A ella, en el grupo familiar la reconocemos por Gina, en tanto que a su hermana melliza Gloria Virginia, la llamamos Yoya. Esos shorts names, tienen su origen en una ocurrencia de mi tía Nery, Gina es por Gina Lollobrigida, actriz italiana y Yoya es por Gioia Lombardini, actriz italiana nacionalizada venezolana, ambas muy bellas y famosas en los años 1950. Mis hermanas no se quedan atrás de las italianas, yo las adoro.



Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.


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