Relatos cortos (79): los pesados en México.

Los vientos, el oleaje y las corrientes presentes en la costa caribe colombiana, nos regalan un sosiego muy agradable en el mes de septiembre. El mar es una gran piscina de aguas cálidas y esas condiciones convierten al mes, en el mas apropiado para las visitas de quienes como yo, no somos tan avezados en las diversiones acuáticas.

Pero, como nada es gratis en esta vida, en esa época también nos convertimos en el objetivo de los insectos, que sin la acción repelente del viento están mas abundantes y de los pecesitos y de otras especies marinas, que sin las corrientes, se sienten muy atraídos y pican en los dedos de los pies.

Estando de descanso laboral en la costa caribe, precisamente en el mes de septiembre del año 2013, intespectivamente con una llamada al celular, la empresa Pacific, me asignó la tarea para participar como expositor, en un evento internacional. Estaría incluido en un panel por Colombia, presentando un caso de éxito en el desarrollo de la industria de los crudos pesados. El evento conocido como el Heavy Oíl Latín América Conference & Exhibition, se efectuó en Puerto Vallarta en México, del 24 al 26 de septiembre del 2013.

Puerto Vallarta es una ciudad turística y puerto del pacifico mexicano, ubicado en el estado de Jalisco, a casi 900 kms de Ciudad de México, por lo que el vuelo de avión entre esas ciudades, toma 1 hora y 35 minutos. En ese vuelo comercial coincidí con unos colegas también heavy, unos endomorfos y otros por su alta posición (chivos) en las estructuras organizacionales de Pemex y Pdvsa, quienes estarían asistiendo al mismo evento, en el Centro Internacional de Convenciones de esa ciudad.

El contenido de mi presentación incluía principalmente la historia y las razones del crecimiento de la producción del petróleo pesado en campos en Colombia y los retos de la continuidad. Solo se consideraban unos activos bajo la administración de la otra empresa operadora de Pacific y no la de mi incumbencia y esos temas ya habían sido expuestos en otros eventos internacionales, con el protagonismo de los integrantes de la junta directiva, todos ellos unos connotados y respetados expositores. Nada de eso me intimidó y cumplí con el objetivo, a mi propia y a las ajenas satisfacciones de los asistentes, según me lo hicieron saber.

Mas temprano en la mañana del mismo día de mi participación, en el horario estelar, fue el turno de un director interno de la empresa Pdvsa, quien siendo muy parecido físicamente a un hindú, no se mostró para nada humilde, sino muy pesado por su prepotencia. El nos hizo una presentación sobre la Faja Petrolífera del Orinoco, ya denominada con el nombre del desaparecido presidente de Venezuela. Un mensaje que estuvo muy politizado, con el énfasis en la formación de las 12 empresas mixtas para la explotación y en los 18 acuerdos para certificación de las reservas. Estaba transmitiendo lo que para ellos era una supuesta buena practica de contratación, con la infaltable imposición forzada desde el estado.

En mis pensamientos, mientras esperaba ansioso de que el seudo hindú finalizara, me recordé del fastidio de los mosquitos en la playa y haciendo una comparación de uno de ellos con el expositor, ligué por la existencia de un viento fuerte que lo espantara.

En la noche del mismo día, asistimos a la Plaza Lázaro Cárdenas en el centro de la ciudad para una fiesta mexicana, ofrecida por los organizadores a los asistentes al evento. Se utilizaron los patios internos de un ayuntamiento y la parte de la plaza con un decorado de azulejos. Allí se habilitaron unas mesas para chefendies con las comidas y unas barras con bartenders para las bebidas. Toda la velada se acompañó de mariachis y de bailes autóctonos.

En ese ambiente de fiesta, coincidí después de muchos años con el Dr. Pepe Bashbush, un apreciado profesional mexicano, al que conocí con su función de tutoría en el año de 1985 en Denver, en los Estados Unidos. El Dr. Bashbush, estaba en el evento ejerciendo precisamente como el tutor de un grupo de jóvenes profesionales de Pdvsa. Esos jóvenes se mantuvieron a la distancia, mientras nosotros dos conversábamos, conociendo seguramente de mi identidad y de mi labor en Pdvsa. Al menos en esa ocasión no actuaron igual de pesados como quienes lo dirigían.

Antonio Jimenez.