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Relatos cortos (67): entubar el petróleo.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

Siempre le he tenido mucho respeto por no decir miedo, a los vuelos de helicóptero, así que siempre estuve muy pendiente del tiempo transcurrido y del faltante, en cualquiera de mis travesías.


En una ocasión en el mes de junio del año 2009, en un Bell 407 estábamos cruzando un valle ubicado a la derecha de una gran pared de roca que se levantaba verticalmente a unos 500 metros del piso. En el tope de dicha pared, rebajada y aplanada, habían construido una estación de bombeo de petróleo por oleoductos, conocida como El Porvenir, ubicada en el municipio de Monterrey en el Departamento del Casanare. Esta región constituye una de las fronteras de la cordillera oriental de Colombia y precisamente allí, estaba el punto final de una obra en construcción por Pacific Rubiales.



Justo en ese momento, miré hacia adelante y divisé unos objetos en el aire de color negro, que a gran velocidad se nos acercaban, como si fuesen dos misiles que irían a impactar al helicóptero. Eso no ocurrió y al pasar, identificamos que los supuestos misiles eran un par de gallinazos o zamuros al son de pleito.


Afortunadamente esos gallinazos no nos colisionaron y llegamos a eso de las cinco de la tarde al aeropuerto de El Yopal, para tomar un vuelo de avión de regreso a Bogotá. Pasaron unas horas para dejar de pensar en lo que pudiera haber sido y eso me motivó a buscar las noticias del mismo tema.


Las colisiones de las naves aéreas con las aves tienen su amplia historia de susto y dolor; en enero del mismo año 2009, el avión del vuelo 1549 de US Airways, acuatizó en el río Hudson de Nueva York, gracias a la pericia del capitán Sully, luego de que los dos motores del avión de pasajeros, se atascaron con gansos en vuelo. También en lo transcurrido de ese año y solo en los Estados Unidos, país en donde se cultivan las estadísticas, se reportaron más de 60 accidentes aéreos con aves, aumentando el número de los incidentes con helicópteros, pues estos vuelan a altitudes más bajas, donde es más probable que se topen con montones de pájaros.


Unas 12 horas antes del vuelo amenazante de los gallinazos y siendo todavía de madrugada, un grupo de colegas y directivos de la empresa salimos desde Bogotá, para una visita gerencial de inspección, del avance de la construcción del oleoducto de los llanos orientales, conocido como el ODL.



El vuelo en avión desde Bogotá hasta el aeropuerto de Morelia en el propio campo Rubiales, en el departamento del Meta, nos permitió observar desde las alturas, a la magnitud del transporte de crudo, utilizando carros tanques o tractomulas. La carretera de acceso al campo se parecía a una larga vía férrea de un tren de gran dimensión, en el cual las tractomulas simulaban ser los vagones.



Toda esa operación de transporte de crudo seria optimizada en su logística y en sus costos, con el bombeo del crudo a través del oleoducto y de allí su importancia invalorable.


Ya la obra del tendido de la tubería tenía un avance de más del 80% de su extensión de 230 kilómetros y en tres meses estaría en una fase temprana de operación. El tendido siguió un trazado en propiedades agrícolas de terceros, y eso solo fue posible con un optimizado proceso de saneamiento.


En la visita al frente del tendido, pudimos observar la perfecta sincronía con la que se efectuaban las complejas operaciones, que incluían la excavación de las zanjas, el acomodo de las piezas de tubería en perfecta fila, la unión de los tubos con el trabajo de expertos soldadores, el enterramiento de las salchichas de tuberías con la inercia de unos movimientos ayudados por la acción de grandes grúas y luego el tapado de las anchas zanjas.



En otros puntos de inspección, logramos ver las acciones para hacer posible el cruce de los ríos, en donde el oleoducto pasó por hoyos subterráneos, perforados horizontalmente bajo el lecho de sus cauces, a más de 9 metros de profundidad.



Finalmente, y desde el aire, observamos las obras de geotecnia en el terreno quebrado de las inmediaciones de la cordillera oriental y en los últimos 20 kilómetros antes de su llegada a la estación de Monterrey. Allí en donde estaba el hábitat de los gallinazos.


El ducto de 24 pulgadas de diámetro, fue inaugurado a mediados de septiembre del 2009, con la asistencia del presidente Álvaro Uribe. En el principio de sus palabras, nos describió una diminuta secuencia estratigráfica de los tipos de suelo, que el observó en un corte del terreno aledaño a la pista del aeropuerto de Morelia y luego continuó con un discurso muy sentido sobre la conservación de los suelos intervenidos en nuestra operación. El halago a nuestra profesión estuvo tácito con su asistencia e inauguración de la obra, pero sus palabras fueron la invitación a continuar siendo muy amigable con la naturaleza.



Antonio Jimenez.

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2 komentarze


Heriberto Bravo Portillo
10 paź 2022

Excelente relato, muy bien documentado gráficamente y como usualmente haces, lo anecdótico lo hace realmente ameno!!!

Polub

marinalexander
marinalexander
10 paź 2022

Excelente relato derivado de la pluma digital del Sr. Jiménez. Álvaro Uribe gran Presidente de la República de Colombia, reconociendo las grandes obras de la otrora Petrolera Pacific Rubiales.

Polub
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