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Relatos cortos (56): la renuncia.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

Ya habían pasado varios meses desde un día en que había desaparecido un consultor considerado como un baluarte de la fortificación de la empresa. En el closet de su habitación se quedaron sus guayaberas de lino de alta costura y otras valiosas pertenencias con las que no se cansó de alardear. Luego de que pasamos por unos días de angustias pensando hasta en la posibilidad de un secuestro, nos enteramos de que había desertado y regresado a Venezuela.


Las respuestas a ese comportamiento emergieron como encadenadas unas a otras, se plantearon temas como la existencia de un problema familiar y la prioritaria atención de sus negocios propios, hasta que finalmente se supo todo, el consultor había aceptado una oferta de una gran empresa de servicios.


Algunos consideraron que utilizó un procedimiento enmarañado faltando a la ética, mientras que otros comentaron que fue algo diferente, atrevido y audaz, pero sin importancia.


Lamentablemente, las grandes tormentas y huracanes destructivos, causan mucho daño a grandes distancias de donde se originan por una débil perturbación en la atmosfera.


En mi caso en particular, el proceso por el cual tramité mi libertad de la misma empresa, transitó por otra vía más expedita; una carta con la solicitud de renuncia y el otorgamiento de un mes de preaviso.


Una vez solicitada la renuncia a principios de julio del año 2008, le informé sobre mi decisión a un grupo de colegas consultores, aprovechando que se encontraban juntos en una reunión. En ese momento noté que uno de ellos se santiguó al enterarse de mi próximo destino laboral. Con ese gesto ritual del cristianismo, se estaba invocando a la divinidad de Dios para la protección ante el mal por el inminente peligro hacia mi integridad personal. Yo me sentí muy agradecido de ese gesto pensando en mi futuro.



Me trasladaría a Colombia, un país que tenía muy alto riesgo de seguridad en sus zonas petroleras, por la presencia de grupos violentos como la guerrilla, los paramilitares, las bandas criminales y el narcotráfico. Había aceptado una propuesta de trabajo de la empresa Pacific Rubiales en Colombia, en lo que sería mi siguiente país para trabajar en las operaciones de la explotación petrolera.



Con la carta de renuncia se produjeron algunas reacciones interesantes. En la directiva de la empresa de consultoría fue con un fuerte carácter disuasivo, a lo que me costó poderme mantener en mi posición, habida cuenta de que los halagos y el reconocimiento tanto personal como profesional formaban parte de ese menú. El líder de Pemex a quien le reportaba en el proyecto de ese momento, expresó su satisfacción hacia mi trabajo y lamentó mi desincorporación, pero en sus palabras sonó de una manera extraña, que más bien parecía una amenaza. Con una sonrisa en su rostro, me comentó que, si se enteraba de que permanecía laborando en México y en eso incluía a la propia empresa Pemex, se haría todo lo posible para que me expulsaran del país.


La empresa de consultoría en ese mes de preaviso, decidió moverme para la ciudad de México por un par de días y luego para el activo de Poza Rica, en el estado de Veracruz, en lo que interpreté que era parte de sus tácticas disuasivas.



La noche anterior al día del vuelo de la ciudad de México a Poza Rica y estando comiéndome un sándwich en la habitación del hotel al mismo tiempo en que preparaba mi equipaje, me mordí mi lengua, tan fuerte que me ocasionó una herida considerable con mucho dolor y un sangrado abundante. La herida me estuvo afectando por días y requirió de una visita al médico para curarme con un tratamiento en base a antibióticos.


En esos momentos recordé que la protección de la señal de la cruz que tan cortésmente había recibido, no fue invocada pensando en el tiempo de mi estadía final en México.


Antonio Jimenez.

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1 則留言


Heriberto Bravo Portillo
2022年7月25日

Esta bueno!!!

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