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Relatos cortos (47): las homófonas.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

Mi adiestramiento en la metodología de planificación de los proyectos de inversión, fue efectuado en la ciudad de México en el año 2006 y se extendió por pocos días. Los instructores fueron Eddy Martínez y Raimundo Urdaneta, excelentes profesionales venezolanos, ex pdvsas, que laboraban como consultores en la misma empresa que me había contratado. Ellos se esmeraron con unas clases magistrales, pero en una justa contraprestación, aporté unos textos escritos con el insumo de mis competencias en los procesos de explotación de yacimientos, que sirvieron para preparar un documento con los fundamentos de la metodología.


Aprovechando algunas horas libres del fin de semana y con Eddy de guía turística, visitamos la Basílica de la Virgen de Guadalupe y el Hipódromo de Las Américas.


En la Ciudad de México, sorprende la inmensa cantidad de gente en cualquier parte y a cualquier hora. En una ocasión, me detuve en un punto de una amplia calle, que me permitía rotar y tener vista en los 360 grados. El volumen de gente era igualmente abundante en todas las direcciones. Para la zona metropolitana de esta urbe, se censaron 22 millones de habitantes en el año 2020, una cantidad que se equipara a la población total de muchos países. Así que, en cualquier salida en esa ciudad, prepárese para ver a un gentío. Si alguien me pregunta por los atractivos turísticos en mis visitas, le diría que ver a un gentío en el metro, ver a un gentío en la basílica y ver a un gentío en el hipódromo.


La basílica es visitada por 20 millones de peregrinos y casi la mitad lo hacen en los días cercanos y el propio 12 de Diciembre. Para llegar a ella, se debe recorrer por una larga calle repleta de locales comerciales, en donde se adquieren alimentos y mercancías de todo tipo, incluyendo los souvenirs de corte religioso. Entre el gentío, hay infinidad de penitentes moviéndose de rodillas, para cumplir con una promesa por el favor recibido. En el recinto se encuentran varias iglesias y edificaciones, la nueva basílica viene dedicada desde 1976.



Ese día domingo que visitamos la basílica, nos impresionó el efecto destructivo y deformante de los terremotos en las anteriores basílicas y las rodillas ensangrentadas. Un poco agotados, en lo físico y en lo mental, entramos en la basílica actual y nos sentamos prácticamente en los asientos más próximo a una de las puertas de entrada, buscando respirar algo de aire. Tan pronto se inició la misa, el gentío acudió y obstruyó ese espacio abierto. Mi amigo Eddy, comenzó a sentir la falta de aire y se descompuso, me comentó que estaba muy mareado y me invitó a salir. Entre empujones y reclamos, salimos apresuradamente, sin escuchar la lectura del evangelio del día. El regreso al hotel por la misma cuadra comercial y en el metro, se nos hizo una eternidad y poco me faltó para llevar cargado a Eddy.


De vuelta a Villahermosa y antes de incorporarme al proyecto para el cual había sido adiestrado, inicié un programa de inducción en Pemex, participando como un pasante, en un proyecto que lideraba mi amigo Oswaldo Hidalgo, secundado por un grupo de jóvenes ingenieros ex pdvsas. Ellos asistían a unas oficinas dentro del área industrial de la Refinería Dos Bocas de Pemex.



La inducción incluía familiarizarse con la identidad de Pemex, su organización, su gente, sus normas, sus sistemas, el horario y de cómo llevar las relaciones interpersonales. El input que recibí de Oswaldo fue extenso y muy apropiado, desde lo más formal hasta en temas que parecían ser jocosos y sin importancia.


El tiempo de mi inducción con este grupo de ex pdvsas, duró apenas por un par de días, ya que intempestivamente, el coordinador del proyecto de parte de Pemex, le informó a Oswaldo, que tenían problemas con la disponibilidad presupuestaria y que se hacía necesario una reducción de las tareas y de la carga laboral, pero impactando totalmente en los contratados. La salida de la gente debía ser de inmediato al finalizar ese día de trabajo.


Toda una calamidad para muchos de los jóvenes ex pdvsas, habida cuenta de que el cierre anticipado cubriría solo un tercio de lo programado.


Algunos de los ingenieros que serían cesanteados, se habían ausentado en esa tarde para unas gestiones bancarias. Tan pronto estuvieron presentes, uno de ellos que ya había sido notificado de la salida de todo el grupo, le comentó a un colega que recién llegaba del banco, que pronto recibiría un bono.


De inmediato y para no dar el tiempo a una alegría infundada por un pago extra al de su salario, terminó su frase, la cual era perfectamente entendible entre los maracuchos: “Vo no venís mañana”. La palabra Vo, fue usada como un informal diminutivo de vos. En la región occidental de Venezuela y específicamente en Maracaibo, existe lo que se conoce como el “voseo zuliano”, el vos en lugar de tu, con formas verbales de la segunda persona del plural o del singular. El voseo zuliano es considerado genuino y es sentido como un fuerte distintivo de la regionalidad, dentro de un contexto nacional.



Las dos palabras, bono y vo no, podrían ser consideradas también como homófonas, ya que suenan de igual forma, pero tienen significados y orígenes diferentes.


Todos festejaron de la ocurrencia, nadie se ofendió ni se molestó con la broma y es en ese espíritu alegre del venezolano, en donde se nota que estamos hechos de una materia especial, para no dejarnos afectar por las dificultades.


Habrá otras oportunidades y las aprovecharemos, fue el común comentario de todos.


Antonio Jimenez.

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