top of page

Relatos cortos (45): el éxodo petrolero.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

En familias sin bienes de fortuna, la ocurrencia de los tiempos con ingreso monetario restringido, complica a las responsabilidades familiares. En los mal llamados pedevesos, por tratarse de un término despectivo que agrupaba a gente considerada como prepotentes, arrogantes, echones y acaudalados, se vivieron muchas de las historias comunes de la gente necesitada. No faltaron los endeudamientos, el recorte de los gastos, las ventas de los activos y las ocupaciones en actividades secundarias o informales.


Los ex trabajadores de Pdvsa, eran gente preparada para continuar adelante, buscando sobrevivir con cualquier actividad legal y sin ningún menoscabo en su integridad humana.


Muchos colegas se ocuparon como conductores de taxis para ejecutivos y de línea, otros a la venta de alimentos en pequeños abastos, a la venta de comidas preparadas a domicilio, cibercafés, confecciones textiles, peluquerías y muchas mas.


Estas iniciativas de subsistencia cumplieron con un cometido temporal y los profesionales lograron mejorar su situación económica, cuando la mayoría de ellos optó por la migración para trabajos más acordes con su preparación y experiencia.



En las dos primeras olas migratorias de Venezuela, más del 90% de los migrantes tenían grados universitarios, un 40% contaba con maestrías y un 12% con doctorados. Con esta migración tan selectiva, se revirtió en un santiamén, el objetivo de preparar venezolanos con pre y postgrados universitarios con el plan de becas Gran Mariscal de Ayacucho.


La salida de esta población especial, despojó al país de empresarios, industriales, médicos, otros profesionales de la clase media y de muchos de los despedidos de PDVSA. Estos últimos emigraron para trabajar en las industrias del petróleo de los países que se interesaron en ellos, resultando con eso, en su revalorización. Ante la evidencia de esos resultados, no faltaron las muestras de gratitud de los altos representantes de dichas empresas, que irónicamente también las dirigían hacia el energúmeno, que hizo posible con su perversidad y brutalidad, que estos venezolanos estuvieran entre sus equipos de trabajo.


En México, se establecieron algunas empresas de servicio de consultoría con participación accionaria venezolana y con su éxito, se convertirían en fuentes de empleo muy importantes. Sin embargo, los inicios de esas empresas y de su gente no fueron fáciles, entre los primeros profesionales contratados, se reciclaban el dinero en préstamos personales, ya que a veces no se lograba cubrir el gasto total para la nómina, quien cobraba aportaba un diezmo para los prestamos.


En lo personal, me tocó pasar por varios intentos fallidos para ubicarme en México y finalmente se me presentó una oportunidad, gracias al apoyo de mi amigo Nerio Castillo, para ingresar en la empresa en la que venía laborando por un par de años antes. Los tramites fueron muy rápidos y me toco viajar intempestivamente, con un malestar de gripe muy fuerte. En la vorágine del viaje y de las condiciones de salud, no atiné a tener claro de como llegaría a mi destino en la ciudad de Villahermosa, en el Estado de Tabasco, la sede petrolera de la Region Sur de Pemex.



Al rato de mi arribo en el aeropuerto de la referida ciudad, ubique a mi salvador con una llamada de cortesía de un celular ajeno. Mi amigo Fredy Portillo, me rescató del aeropuerto, me suministró algo de dinero y me transportó a un edificio conocido como la Torre Esmeralda, en donde habitaban los que serían mis colegas de trabajo. Allí me acomodé en un cuarto y cama que estaban disponibles.



Al siguiente día, en la oficina en donde me darían la primera información del trabajo, no pasó desapercibida las expresiones faciales de preocupación de todos mis amigos, quienes muy callados y sin comentar nada al respecto, estaban como a la expectativa de que algo malo iba a ocurrir conmigo.


En efecto, entre ellos se conocía que faltaban unas autorizaciones muy importantes en mi proceso de contratación y que posiblemente se me daría de baja, para regresar inmediatamente a Venezuela.


Eso no ocurrió tal cual y en la tarde de ese día, se me recibió formalmente en la empresa, dándome las primeras indicaciones para un adiestramiento, justo antes de formar parte del proyecto al cual previamente había sido asignado. El adiestramiento sería en la ciudad de México, con un viaje programado para el siguiente día en la mañana. Afortunadamente, mi equipaje se mantenía preparado.


Esas primeras horas en México, presagiaban que el trabajo seria muy exigente de nuestra capacidad profesional. Quien dijo miedo, los profesionales venezolanos somos del tamaño de nuestras responsabilidades.


Antonio Jimenez.

906 views0 comments

Recent Posts

See All

コメント


bottom of page