La labor en empresas de servicio tiene sus bemoles y es por eso que la transición desde el sector secundario de la economía, en la industria petrolera nacional, al sector terciario, en una prestadora de servicios, no fue fácil de manejar. Pasó, que solo el haber estudiado sobre estos temas, en un programa de mejoramiento profesional, no sería lo suficiente para lograr prosperar como un representante del sector de servicios, ya que a nuestro conocimiento le faltaba por considerar a otros elementos claves.
Entre dichos elementos, se tenía que distinguir a los verdaderos aliados formando parte de aquellos considerados como el capital relacional, se debía estar claro de que aparte de las necesidades de las empresas contratantes, era muy importante conocer sobre las intenciones de quien decidía el otorgamiento del contrato y finalmente estar convencido de que el más fuerte de los competidores no estaba entre las otras empresas de servicios, sino en el dueño interventor de los recursos, que era el mismo estado venezolano, bajo el mandato de Chávez.
Pdvsa dejó de considerarnos como seres vivos, desde el mismo momento del despido y a ese veto laboral se le agregó un fuerte boicot en otras empresas relacionadas, reduciendo aún más, el circulo de nuestras posibilidades en la búsqueda de un empleo estable o en los emprendimientos de servicios en una actividad privada.
Estando disponible y preparado para otras ocupaciones diferentes a las de los últimos 26 años, en un primer intento, preferí acompañar a otros colegas, en dos empresas de consultoría y de adiestramiento, entre los años 2003 y 2006.
En la línea de la consultoría, desarrollamos una amplia cartera de proyectos para el mejoramiento de la eficiencia empresarial de nuestros contratantes, en donde se incluyó la metodología de planificación FEL (front end loading) que estaba muy utilizada en Pdvsa desde finales de los años 1990, el análisis y la medición de los niveles de dominio de las competencias del personal profesional, la certificación para el personal artesanal, la evaluación de campos de hidrocarburos con propósitos de compra en otros países diferentes a Venezuela, la metodología de respuestas rápidas de mejoramiento de la productividad de los pozos y los estudios integrados de yacimientos de hidrocarburos.
En más de 30 proyectos, solo en uno, se logró avanzar hasta la adquisición de los pliegos y la consignación de los documentos, para un proceso de licitación en una empresa internacional actuando en Venezuela. No logramos ni un contrato y todo lo que hicimos se quedó al margen, ante el boicot impuesto desde Pdvsa, para impedir el normal ejercicio de una actividad, como una medida de presión, para evitar que los ex trabajadores de la estatal petrolera estuvieran vigentes en el país.
El esfuerzo en la promoción y la venta de nuestros productos de consultoría y de adiestramiento, incluyó la constitución de alianzas con otras empresas y con profesionales independientes y se efectuaron un par de visitas de negocios a México y a Trinidad, para ampliar la cobertura de atención hacia el plano internacional. Estos países tendrían una participación importante en el éxodo de los expdvsas.
El domingo 5 de septiembre de 2004, tomamos un vuelo directo de la línea aérea Aeropostal desde Maiquetía hasta Puerto España. El aterrizaje en el aeropuerto de Piarco fue normal, con la ligera ventisca, que caracteriza a cualquier isla del caribe. Nada que nos hiciera presagiar el acecho del huracán Iván, un riesgo que desestimamos por un compromiso contraído con una empresa, que teníamos en la mira para probables negocios.
Afortunadamente para nosotros, el huracán pasó al norte de la isla y siguió su paso por el mar Caribe. Dos días después, el huracán arrasó con Granada y llego a categoría 5 en su paso por el golfo de México, convirtiéndose en el huracán más destructivo de ese año, dejando 129 muertos y más de 26 mil millones de dólares en pérdidas. Bajo este panorama situacional, el final de la noche del día domingo y el amanecer del día lunes fue de extrema ansiedad, sintiendo como la lluvia golpeaba el techo de mi habitación en el ático del edificio del hotel, como si dejaran derramar intempestivamente pipas de agua impulsada por la gran fuerza del viento.
En Trinidad pude evaluar mi disposición para hacer mi vida en otro país, considerando sus atributos principales del territorio, población y gobierno, a fin de que nos permitiera desarrollar las tareas de nuestra profesión. Un argumento que era muy sencillo y entendible en todo el mundo con la excepción del gobierno de Venezuela.
En esos días, se quedó varado en el mismo hotel, un grupo proveniente de Jamaica, que debió esperar más tiempo de lo que tenían pensado, ya que el huracán luego se dirigió y azotó a Jamaica. Esa situación que parecería sin conexión con el tema de este post, viene a colación, porque en la vida, siempre se te presentan situaciones ajenas con mayores necesidades a las tuyas, en donde se te pone a prueba la bondad y la solidaridad para con los otros.
Esta visita a Trinidad no nos dejó nada en el plano de negocios, pero afortunadamente a otros grupos de expdvsas si les fue muy positivo. A mí me sirvió para ordenar mis ideas en un plan de vida para los siguientes años. Un plan que excluía al país que me vio nacer y en donde avancé por un trecho muy largo en mi desarrollo personal y profesional. Ese plan, tenía un argumento adicional y quizás era el más importante, la variable de lo humanitario no le faltaría nunca.
El veto y el boicot marcaron mi salida del país en el año 2006.
Antonio Jimenez.
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