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Relatos cortos (41): las cosas sencillas de la vida.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

El camino para llegar al referendo revocatorio del año 2004 en Venezuela, fue espinoso a causa de la acción fraudulenta del gobierno y al llegar nos encontramos literalmente con un sitio inhóspito, en donde se ratificó en sus funciones al presidente y en donde se hizo pública la información de los participantes, en la odiada “Lista Tascón”, la cual sería utilizada para el despido y el veto laboral de los firmantes.



Sólo cuando la vida nos da un revés, apreciamos de golpe lo que de verdad edifica nuestro corazón y lo que le da sentido a nuestra existencia. Vivir una vida plena es comprender también que cada esfuerzo vale la pena y saber entender en qué momento de la vida estás.


La clave de todo, no está en llevar una vida simple, sino en ser sencillos de pensamiento y saber qué es lo importante.


En esa época de pre referendo en Barinas, ya no tenía mi empleo en Pdvsa, ni mi casa grande y confortable en dicha ciudad, ni tampoco los vehículos blindados, con conductores y escoltas, para movilizarme en la ciudad. Pero esa época la recuerdo como edificante en lo personal y en lo familiar.


Para efectuar mi tránsito por el camino escabroso del referendo, por unos meses me estuve quedando en el apartamento de mi yerno e hija. En unas noches y al principio de mi estadía con ellos, y solo por mi decisión personal, dormía en la sala, utilizando un colchón inflable y un ventilador. Mas adelante, acondicionamos un cuarto y adquirimos un aire acondicionado y una cama individual de segundas manos. El recuerdo está inmerso en el aparato de aire acondicionado, que, aunque si lograba enfriar la habitación, solo podía arrancar, si se le ayudaba a rotar la hélice del ventilador. Para ello, era necesario meter la mano por las aberturas de salida del aire y con un movimiento rotatorio de la mano, que a veces, debía repetirse varias veces, se empujaba la hélice hasta lograr que se moviera. Algo que me recordaba al encendido asistido en vehículos sincrónicos, cuando no se cuenta con la batería. En estos casos, se ayudaba a arrancar empujándolo en segunda y sacando intempestivamente el clutch.


Con esta anécdota del aire acondicionado, tuvimos un motivo para disfrutar muchas veces en familia.


Posteriormente, me quedaba como un huésped de mi querido amigo Aaron Badell, quien me recibía gustosamente en su apartamento en Barinas. Una familia muy querida y un hogar en donde se respiraba mucha paz. Pero creo que, para lograr dicha paz, hubo que aplicar mucha imaginación para acciones con costos extras. Aaron tenía dos televisores en su cuarto matrimonial, uno a cada lado de su cama y en cada noche en ese cuarto, se veían dos programas en paralelo, las novelas del lado de su esposa Rosa y los programas deportivos o películas del lado de Aaron.


En estos tiempos modernos, con los televisores Smart, se puede tener una función de pantalla dividida y así poder ver programas diferentes, pero en solo uno de ellos se tendría el sonido y creo que eso no lograría satisfacer a Aaron y a su esposa, que deben continuar una vida saludable con su par de televisores.



En ese tiempo, también interactúe socialmente con la gente de la ciudad, siendo algo diferente a lo que se me permitía por cuestiones de protección personal, mientras fui el gerente de Pdvsa. Acudía a diario a caminar en las pistas de una ciudad deportiva, con muchas personas muy amables, pero otras no tanto, entre las que estaban algunos militares, gente de los círculos bolivarianos y de la propia familia del presidente. En el tiempo de la actividad física, todos nos mirábamos de reojo, pero nunca se manifestó una actitud violenta. Ese comportamiento lo relacioné con el comic de Sam Perro Pastor y Ralph Lobo, de la serie de Cuidado con mis ovejas (Don´t give up the sheep) que solo actuaban con violencia, después de una tregua y de marcar unas tarjetas para entrar en acción.



No todas las personas saben disfrutar ni le dan importancia a las cosas sencillas que les ofrece la vida. Tal vez porque son incapaces de verlas, otras porque no las aprecian y se inclinan más por el apego material en la satisfacción inmediata, esa que no perdura.


Disfrutar del placer de lo simple es una actitud que muchos cultivan porque ya disponen de una adecuada paz interior y sin artificios. El goce de lo simple les llega a algunos después de un largo recorrido donde, de pronto, hacen acto de conciencia y descubren placeres que antes no lo habían tenido en cuenta.


A veces en ese camino de tunas, llegábamos a un espacio confortable que disfrutábamos mucho, como el que se dio con la visita del Dr. Enrique Tejera Paris, que, a su avanzada edad y con mente lúcida, nos acompañó en Barinas para alentarnos a seguir y ni un paso atrás.



Ese día nos dio a conocer una propuesta para revitalizar el aparato productivo del país, con algo sencillo y poco creíble por los economistas. Todo pasaba por lograr el pleno empleo, con un programa de construcción masiva de infraestructura, vías y fábricas. Ese plan sería posible con la generación de dinero inorgánico para los salarios de los trabajadores, un dinero que solo estaría respaldado por la confianza de una sociedad en una obra justa y de bien con el país y en la creencia general del valor de la moneda.


En aquel entonces, tenía más probabilidades de aplicación, que hoy en día, complicado por la inimaginable depreciación y el desprestigio de la moneda.


Antonio Jimenez.

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1 comentário


Enrique Gotera
Enrique Gotera
11 de abr. de 2022

Doy fe. Nuevamente. 😑

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