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Relatos cortos (39): igual a un tsunami.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

No debe haber nada más terrorífico que ser víctima de un tsunami, ya que el poder destructivo de un grupo de grandes olas arrasa todo lo que se encuentra en extensas áreas de costas. Ese evento de la naturaleza ocurre cuando se desplaza verticalmente una gran masa de agua que se genera principalmente por un terremoto o por una erupción volcánica, entre otras causas. Antes de la llegada del tsunami, el mar acostumbra a retirarse de la costa como una rápida marea baja que se extiende a varios centenares de metros y cuya falsa tranquilidad dura muy poco.



Luego de los trágicos sucesos del mes de abril de 2002 en Venezuela, en cinco de los ocho meses restantes de ese año, transitamos por una engañosa paz. En ese poco tiempo de la marea baja, me ausenté de Barinas con estadías temporales en Caracas y en Cincinnati, atendiendo tareas para mi desarrollo profesional.


En Cincinnati, tuve la oportunidad de visitar su estadio de beisbol, el célebre Riverfront Stadium, más tarde renombrado como Cinergy Field, unos meses antes de ser demolido por una implosión.



En el reemplazo de ese estadio, la municipalidad de la ciudad construyó no uno, sino dos estadios nuevos, el Paul Brown con una inversión de 455 millones de dólares para el futbol americano y el Great American Ball Park, con una inversión de 300 millones de dólares para el beisbol. Unos proyectos, sin dudas, con relativas altas inversiones para la práctica del deporte y del esparcimiento de los habitantes de la ciudad. El inversionista hizo este financiamiento confiando en que el modo de vida de la población de esta ciudad, haría económico este tipo de negocio. De mi visita al estadio, pude notar que todavía estaba en perfectas condiciones estructurales y con una capacidad apropiada para congregar público, pero para ellos, ya no estaba a la altura del modernismo exigido por el grado de desarrollo del país del norte.


Las condiciones para generar un tsunami imaginario en Venezuela, se inició a finales de octubre del 2002, con la toma que hicieron más de 100 militares de una plaza pública situada al este de la capital Caracas, la Plaza Altamira.



Esta plaza se convirtió en el símbolo de la oposición y congregó a cientos de personas diariamente, para apoyar la toma y los mensajes que allí se transmitían. A esta condición inicial, se le sumó como si fuera un gran terremoto que remeció al gobierno, una huelga de carácter general e indefinida a partir del 2 de diciembre, convocada ampliamente por diversos sectores, y entre ellos, la empresa Pdvsa. Esta empresa participó activamente en el paro, cesando totalmente las operaciones incluyendo la de sus buques petroleros. Unas acciones que se justificaban en la defensa de su identidad empresarial, comprobada en muchos años de éxito en la generación de inmenso valor para el país y su gente.


Los ataques desde el poder del estado y las acciones de violencia de parte de grupos alentados por las manipulaciones perversas del mismo presidente, logró que el paro se debilitara con el paso de los días y finalmente terminó el 3 de febrero de 2003. A solo una persona en mando, que no esté en sus cabales, se le ocurriría el ir en contra de la principal manutención de lo que representa.


A partir de la cesación del paro y como si fuera una gran masa de agua desplazándose verticalmente, se originó el grupo de olas que en su poder destructivo se llevó a 18 mil trabajadores de la industria estatal petrolera, los cuales fueron desincorporados de la nómina, con una vil publicación de sus despidos en las páginas de la prensa nacional, a manera de escarmiento para otros sectores.



Con esa acción, ocurrió otra implosión y en este caso la que acabaría con los cimientos de Pdvsa, en forma similar a lo ocurrido con el estadio en Cincinnati, pero que a diferencia del Riverfront, aquí no se contaba con los reemplazos adecuados para continuar trayendo valor al país. La debacle de Pdvsa como empresa integral, se inició inmediatamente con los despidos, solo que los volúmenes de producción de petróleo que se iban perdiendo, venían siendo aportados por la producción de las empresas extranjeras asociadas a la estatal. Un apoyo que tuvo su termino de caducidad y en unos años más, la empresa PDVSA pasó a un estado de quiebra definitiva. La quiebra de Pdvsa, en un país monoproductor, llevaría a la quiebra del país y a la raíz de todos los males de la población, tanto en la que emigró, como en la que permaneció en el país, con todas las dolencias de la habitabilidad.

La mayoría de los despedidos de Pdvsa, inmediatamente continuamos trabajando en la preparación de los innumerables planes para la reinstalación de la empresa, para su reorganización, para definir los perfiles de producción y para muchos otros procesos vitales.


Nuestro trabajo en grupos regionales, continuó con la preparación organizacional para atender la recolección de firmas y la realización del referendo revocatorio del año 2004.


Fueron tiempos difíciles, pero con muchas satisfacciones en lo personal, por haber dado hasta el último suspiro por la empresa que nos dio tanto para nuestro desarrollo y el de nuestras familias.


Antonio Jimenez.

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2 commentaires


Oswaldo Arroyo
Oswaldo Arroyo
28 mars 2022

"Igual que un Tsunami" nos recuerda el sacrificio de muchas vidas que no deben ser olvidadas jamás. La impunidad no es eterna y por ello veremos a la justicia actuar en consecuencia.

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Oswaldo Arroyo
Oswaldo Arroyo
28 mars 2022

Tony, "Relatos Cortos" es una excelente iniciativa que nos hace partícipes de todo y en todo cuanto alli se relata. Mucho éxito.

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