Mi labor para Pdvsa finalizó durante mi estadía en la ciudad de Barinas y en esos últimos meses, todo concurrió a una condición de excesiva presión en un ambiente muy hostil, que se propiciaba desde la propia presidencia del país.
Siendo Pdvsa una empresa estatal publica, se podría afirmar que en esos años se planificó las acciones para acometer posteriormente un filicidio. Esta comparación, aunque resulta ser muy fuerte para la sensibilidad humana, estaría apropiada para describir el ataque con saña a este patrimonio de los venezolanos. El cerco a la empresa adquirió una intensidad mayor en esta tierra barinesa, por aquello de seguid el ejemplo (al país) desde la ciudad natal del líder de la revolución bolivariana.
Este cerco podría ser definido como una modalidad del sitio a Paris en el año 845, efectuado por los vikingos.
El sitio en la historia de la ciudad de la luz, fue un evento que resultó en la capitulación de las defensas de Paris, que una vez agotada las existencias de alimentos de la ciudad, obligó a que el rey Carlos el Calvo, efectuara un pago considerable de casi 3 toneladas en oro y plata a las hordas de saqueadores vikingas.
Con los cercos al funcionamiento de Pdvsa en esos años, se iniciaba de similar manera, un debilitamiento progresivo de la empresa, hasta llegar al doloroso momento de la entrega de sus destinos, para que los cercadores del siglo XXI, cual mismos vikingos, accedieran libremente a un botín de oro negro, para adquirir sus fortunas mal habidas.
La comandante fosforito es el apodo de una mujer publica tachirense, quien ha apoyado con más ahínco al régimen chavista en estos largos 22 años. Se ha desempeñado principalmente como diputada y como una ministra encargada de la cartera de las prisiones del país, o sea, ella es la que vela por los hampones y los asesinos. Su rostro es duro y no resulta así por una característica que emana de su seriedad, lo que se capta en ella es una ira frecuente e intensa. La sonrisa se le escapó de sus posibilidades faciales y lo más común de su proceder público, es la amenaza a la libertad de algún elegido que se le haya atravesado en su camino.
La comandante fosforito era una asidua visitante a eventos en la ciudad de Barinas y para mí desgracia, me tocó ser su anfitrión, por una inapelable instrucción de la gerencia de Asuntos Públicos de Pdvsa, en una presentación para denigrar del Plan Colombia, en el propio auditórium de la empresa en el campo La Mesa.
El Plan Colombia fue un acuerdo bilateral constituido entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, concebido en 1999 durante las administraciones de Andrés Pastrana y Bill Clinton, con los objetivos específicos de generar una revitalización social y económica, terminar el conflicto armado interno en Colombia y crear una estrategia antinarcótica. Los Estados Unidos invirtieron 10 mil millones de dólares en Colombia en la ayuda militar.
La comandante fosforito hizo un despliegue muy amplio de sus impresiones como una férrea opositora a dicho plan y en eso incluyó a varias audiencias en Barinas. Ella sostenía que la lucha contra el narcotráfico era una pantalla para justificar la expansión de la influencia estadounidense en la zona y que el plan se centraría principalmente, en la lucha contra las FARC y no en la lucha contra todas las redes de narcotráfico.
Definitivamente se esforzaba en desacreditar el país del norte, siguiendo una política trazada desde el alto gobierno, sin importarles para nada a quienes los escuchaban en Campo La Mesa, conociendo de antemano que el volumen de exportación de petróleo venezolano a ese país, estaba sobre el millón de barriles diarios y que también éramos propietarios de refinerías estratégicamente bien ubicadas en tierras americanas.
De esta manera se efectuaba un cerco político sobre Pdvsa, a la empresa que ellos consideraban que era un poder dentro del poder, con una clase elitesca alejada del pueblo y de ser un aliado comercial de los Estados Unidos. La desacreditación de los Estados Unidos, ayudaría a desacreditar también a Pdvsa y a dominarla, para lograr los fines políticos del gobierno de eternizarse en el poder y de tener una fuente muy generosa para financiar sus planes.
Hugo de los Reyes, el padre del presidente, era el gobernador del estado Barinas en esos años y era conocido popularmente como el maestro Chávez y también como el bidente. El maestro, porque en la realidad ejerció esa digna profesión en la educación primaria y el bidente, por la ausencia marcada de dientes en la parte frontal de su boca. Al maestro Chávez también le faltaban algunos dedos de sus manos, los cuales habían sido cercenados por la acción de las carruchas.
Una carrucha es un carro o cesta en cuya parte superior se instala un rodamiento y se desplaza por una guaya resistente que se cuelga de las dos orillas sobre el cauce de un rio.
Con la pendiente a favor, la carrucha rueda sola, mientras que, si no hay pendiente o se está en contra, se necesita de una persona que hale la carrucha con una cuerda. El problema con la carrucha, es que a veces, se descarrila y se traba en la guaya y no queda de otra que destrabarla para seguir. En esa operación a veces se da un movimiento rápido que puede atrapar y cercenar dedos.
El maestro Chávez, requería frecuentemente la presencia nuestra en sus oficinas y nos solicitaba auxilios financieros, para cumplir con unos compromisos que nos anexaba de facto a nuestro presupuesto, sin habernos consultado antes de ser acordados por el con las comunidades. Desde su posición de poder, ejercía un cerco hacia Pdvsa, para lograr su cometido, so pena de iniciar unos conflictos sociales. En algunas oportunidades, esa estrategia resultó en quejas y reclamos importantes, incrementando el rechazo popular a la empresa. Del resto de la familia del presidente, su hermano menor, el zurrapo Argenis y su madre doña Elena, también eran muy diligentes en la solicitud de ayudas especiales para la gente, con el mismo protocolo de la extorsión de lanzarnos la caballería de las comunidades.
La acción intimidante de altos oficiales de las fuerzas armadas, también estuvo muy presente como un cerco militar a la empresa en esos años de inicios del siglo XXI. La fidelidad al presidente y al comandante de la revolución, era la única oportunidad de los militares incompetentes, para escalar en los mandos sin cumplir con las jerarquías.
En una ocasión fui invitado a la inauguración de un tramo de no más de 10 kms de la autopista José Antonio Páez.
Allí se dieron cita, el propio presidente, quien llegó como un rey manejando un jeep militar y la gente del pueblo a su lado y muy entusiasta en las llanuras. La escena me recordó una película vieja sobre las carreras de cuadrigas del Foro Romano; el carro, el conductor campeón y la gente corriendo y aupando al ganador. En la tribuna, en asientos ubicados detrás del orador de oro, se podía observar a los militares, superando abiertamente en número a los participantes del sector civil. Recuerdo que, entre ellos, estaba el general Jorge García Carneiro y no se me va a olvidar nunca su presencia, pero no por los rasgos escasos de su personalidad, sino, que a consecuencia de un pisón muy fuerte que me propinó, me causó una gran molestia física en el pie y un daño irreparable de la piel de uno de uno de mis zapatos preferidos de la marca Rossi.
Luego de la inauguración, asistí a un almuerzo con varios generales y fue notoria la conversación entre ellos, con menciones tipo componendas, unos contra otros, como si fueran gallos de pelea. Se notaba que el presidente había triunfado descomponiendo la fuerza militar. El general García Carneiro se convirtió luego en un aliado incondicional de las tropelías de Chávez, siendo su ministro de defensa ascendió a general en jefe y luego fue elegido gobernador del Estado Vargas/ La Guaira, falleció en mayo de 2021.
En el Distrito Sur de Pdvsa con sede en Barinas, la relación con el sector militar siempre fue muy importante para complementar las actividades de control fronterizo y de seguridad del personal y en especial a los del Estado Apure. En esa frontera se focalizaba la acción del ELN (Ejército de Liberación Nacional), una de los dos grupos guerrilleros más importantes en esos años del vecino país. La relación Pdvsa-Militares, se centraba con las autoridades del Fuerte Tavacare en Barinas y con el Teatro de Operaciones No 1 en Guasdualito, Apure.
En el cerco de los militares a Pdvsa, recuerdo la presencia en mi oficina de un coronel del Fuerte Tavacare, quien, a finales del año 2002, estuvo acompañado de un teniente-coronel, quien me fue presentado como mi eventual reemplazo en la gerencia general, si se suscitaba una situación de riesgo al orden constitucional. También fue notoria la participación de dos coroneles del ejército, encargados consecutivamente del Fuerte Tavacare, que apoyaban totalmente las medidas en contra de la empresa, como las de acompañar a los violentos grupos de los círculos bolivarianos, en sus despreciables acciones de intimidación al personal de la empresa. En una ocasión, molieron a golpes a un trabajador que necesito de hospitalización por varios días.
Estos coroneles ascendieron muy rápidamente a generales de alto rango e incursionaron en la política, con sus respectivas participaciones en las elecciones de gobernadores de Estados. El reconocimiento y el pago a sus servicios fue extraordinario.
La empresa continuó en la defensa de su integridad funcional ante estos cercos, pero lamentablemente sucumbió, antes quienes, con deslealtad al país, le cercenaron como si fuera un dedo, a su principal orgullo patrio empresarial.
Antonio Jimenez.
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