El túnel del tiempo es una serie de televisión de 30 episodios, transmitida entre los años 1966-1967. Esta serie de ficción es muy interesante y educativa ya que trata de las actividades de dos científicos viajando y participando en eventos reconocidos de la historia de la humanidad. Los dos científicos quedan atrapados en el túnel y solo se transportan de un evento a otro, al imposibilitarse su rescate y el traslado al tiempo presente. Las actividades de estos científicos en el túnel podían ser vistas y vigiladas por unos colegas fuera del mismo, quienes también podían asesorarlos y ayudarlos a tomar la mejor decisión en las situaciones de riesgo.
Continuemos con la ficción e imaginemos que la segunda temporada (T2) de la serie se escenifica en Colombia. El túnel ya no está localizado en un subterráneo en Arizona sino en una locación secreta cerca de Cajamarca en el departamento del Tolima, aprovechando que en los 36 kms de distancia entre Calarcá y Cajamarca, se construyó una doble calzada (autopista en Venezuela) con 25 túneles y 31 viaductos, haciendo más fácil la condición de permanecer oculto en un subterráneo más. En el primero de los episodios (E1) en esta segunda temporada, dos científicos colombianos viajan a Venezuela en el año 1998 y se integran como ciudadanos en las actividades proselitistas de ese año electoral.
La campaña electoral del año 1998 en Venezuela, resultó inédita por tener un participante entre los candidatos, que estaba dedicado a la infusión de miedos y odios en las clases populares, con una clara aversión hacia otras clases sociales y hacia la relación patronal y todo eso en un ambiente grotesco. Tan pronto estas imágenes lograron ser captadas, los científicos fuera del túnel se convencieron de que, en la Colombia del año 2022, casi 24 años después, un participante en su campaña electoral presidencial, estaría aplicando la misma estrategia cazabobos.
Una de las estrategias de la campaña era blindar la creencia popular en la fortaleza inmaculada anticorrupción del partido que apoyaba a este participante de la elección en Venezuela. Para ello, en muchas regiones del país se efectuó la recolección de dinero en las propias vías públicas, a través de lo comúnmente conocido como un potazo. El destino de lo recolectado se destinaria en teoría a las finanzas para la campaña electoral de Hugo Chávez, el líder militar golpista de febrero de 1992, quien fue liberado de la cárcel por una medida de sobreseimiento otorgada por el presidente Rafael Caldera, lo cual le abrió las puertas a su habilitación y competición electoral libre de faltas o culpas.
En las afuera del túnel, se llegó a una conclusión de que un representante con un pasado en un grupo militar alzado en armas y un representante con un pasado en un grupo guerrillero, ambos participantes en acciones de reversión del orden constitucional, podrían tener un ADN con las mismas funciones de almacenamiento de la información, codificación y autoduplicación a las células hijas. Es decir, tendrían el mismo comportamiento retrógrado y destructivo.
En la calle, los recolectores de dinero tenían una similar apariencia física muy precaria y sin querer menospreciarlos como humanos, en la mayoría de los casos tenían una dentadura deficiente, desaseo personal, un lenguaje muy básico y casi siempre portaban una carpetica amarilla bajo el brazo. La selección de esas personas con esa apariencia de indigencia, fue algo premeditado, para lograr el impacto mediático más convincente del interés del candidato por los pobres y así se hizo del apoyo de las clases más necesitadas.
Los dos científicos colombianos arribaron a Lagunillas en la costa oriental del lago de Maracaibo, y precisamente coincidimos en el mismo día y la misma hora en que estaría de compra de víveres, en el abasto La Chejendina, muy famoso por la calidad de su queso Palmita. Los tres formamos parte del primer trancón vehicular en la historia en esa poca transitada vía, un trancón ocasionado por la recolección de dinero de parte de tres personas del partido que apoyaba a Chávez. La mayoría de los conductores al llegar al punto de la recolección dejaban de un lado la molestia por el trancón y accedían a la entrega de una colaboración, más bien motivada por la solidaridad de ayuda al prójimo necesitado, convencidos de que no irían al apoyo de un candidato a la presidencia del país. Pero, de todas formas, esas acciones de calle, al final transmitían con eficiencia un mensaje a la población, que consolidaba al partido y al candidato como el representante genuino de las clases más desposeídas, que triunfaría por el esfuerzo del pueblo y que estaría limpio del pecado del dinero mal habido de las clases pudientes y corruptas.
Todos en el exterior del túnel, conocían la falsedad de las estrategias de Chávez para hacerse del poder, ya que tras 22 años de los gobiernos de Chávez y de su sucesor Maduro, tuvo lugar la corrupción más despiadada entre los integrantes del partido y el robo más descarado de la riqueza del país.
Los dos científicos colombianos se quedaron unos días más en Lagunillas y fueron testigos de excepción de la toma de los portones de acceso al campo petrolero Zulima, una acción que le permitió a Hugo Chávez tener la oportunidad para desafiar a Petróleos de Venezuela, declarándose abiertamente un enemigo de las políticas de la empresa, al considerar que la empresa estaba desligada del bienestar del pueblo. Estos científicos por un instante pensaron que la toma de los portones de Pdvsa era una buena estrategia al ser considerada como emuladora de la marcha de la sal de Gandhi en 1930 y que este farsante le sacaría mucho provecho.
La marcha de sal se convirtió en uno de los más importantes acontecimientos que condujeron a la independencia de la India del Imperio Británico. Después de un recorrido a pie de 300 kilómetros, Gandhi llegó el 5 de abril de 1930 a la costa del océano índico, avanzó dentro del agua y recogió en sus manos un poco de sal. Por este gesto irrisorio y altamente simbólico, Gandhi alentó a sus compatriotas a violar el monopolio impuesto por el gobierno británico sobre la producción y distribución de sal.
En la toma de los portones de Zulima, se logró dar un golpe mediático importante, impactando al personal obrero de la empresa y a los habitantes del cinturón de miseria alrededor de las áreas operacionales y residenciales de la industria petrolera. El pueblo mesmo, como era pronunciado por el candidato, ratificó y devolvió la simpatía hacia el defensor de las clases humildes ante la perversa Pdvsa y su elitesca clase. En esta toma también fue importante el apoyo de las organizaciones sindicales tradicionales, que no tuvieron la suspicacia de ver un inmediato futuro en el que serían reemplazadas por otros sindicatos afines al proyecto totalitario.
Los viajantes del tiempo sintieron una gran impotencia por conocer de antemano la realidad de los destinos de la industria del petróleo en Venezuela, que, en menos de 20 años de tomada esta acción, quedo en solo despojos y lo más preocupante para ellos fue no poder hacer nada, para cambiar la historia en ese momento. El consuelo de ellos dos y del resto de los colegas afuera del túnel, estaba en que podrían esforzarse para no permitir que se cometiera el siguiente filicidio de un estado hacia una empresa de su propiedad, muy eficiente en la generación de riquezas para Colombia, como lo es Ecopetrol.
Todos los científicos del proyecto del túnel en Colombia, valoraron que el sistema democrático existente en Venezuela en el año 1998, garantizaba un trato similar a las diferentes corrientes políticas en la competencia electoral de ese año.
Se enteraron de que en las oficinas de Pdvsa en Maracaibo, se organizaron unas sesiones de intercambio de información con los representantes políticos regionales. A través de la generosa invitación de un paisano suyo en el cuerpo gerencial de la empresa petrolera en Maracaibo, los dos científicos consiguieron estar presentes en una reunión de ellas, pasando como si fueran periodistas de un diario regional del estado Trujillo, que por ser una región ubicada en los Andes venezolanos, podían pasar desapercibidos en su acento paisa.
En esa reunión, se invitaron a los representantes del partido que apoyaba a Chávez, Calixto Ortega y el capitán golpista Jorge Durán Centeno, dos de los más enconados defensores de su obra de destrucción. Al igual que con otras delegaciones, se les dio a conocer las características de la industria en el Occidente del país y los planes de producción. Esta reunión resultó muy desagradable por la actitud manifiesta de rechazo de los invitados a la gerencia de Pdvsa.
La nota periodística de los científicos actuando como reporteros políticos fue muy interesante. A ellos no les impactó tanto el motivo de la reunión sino las reacciones faciales y del lenguaje corporal de los visitantes. En la introducción del reporte, describieron que, con las expresiones faciales y los movimientos del cuerpo, las cosas que no se dicen, puede transmitir mucha información. El lenguaje corporal representa entre el 50 y el 70% de todas las comunicaciones.
Continuaron con un texto en donde se mostró acertadamente la intención de los representantes de Chávez: La prioridad de estos visitantes en la atención de sus celulares personales, generó continuas interrupciones y cuando cesaban de hablar, con sus ceños fruncidos daban una clara señal de molestia. En sus emociones faciales se plasmaban el enfado, el asco y el desprecio. Estas personas nunca tuvieron un contacto visual directo, desviaron siempre la mirada, mostrando distracción e incomodidad, tratando de ocultar sus sentimientos reales. A veces, una sonrisa falsa expresaba sarcasmo y cinismo. Esta reunión se convirtió en un presagio de lo que se haría para destruir la empresa en el futuro.
En la puerta exterior del túnel, los científicos comentaron sobre la manifiesta intención de Gustavo Petro, si llega a ser el elegido, de suprimir las actividades de exploración petrolera en el país y que en su lugar no se exportaría una parte de la producción actual como una medida para alargar los pocos años de vida útil de las reservas remanentes de petróleo en el subsuelo. Unas estrategias al revés, ya que lo que mas conviene es aumentar las reservas para reemplazar a las producidas, manteniendo los clientes, pero bueno eso no lo entendería Petro.
En conclusión, los científicos ya conocen que es más fácil destruir que construir y en este tiempo actual se imponen las acciones para mitigar los efectos contaminantes de la industria del petróleo y desarrollar la participación de las energías renovables, dándole continuidad al crecimiento exponencial que se dio bajo la administración del presidente Duque. Un gobierno que, por cierto, también hizo posible la construcción en menos de 4 años de la compleja vía en donde se encuentra en locación secreta el túnel del tiempo.
Antes de partir a su nueva misión, los científicos fueron testigos de las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 1998, en las que Hugo Chávez Frías, un exmilitar de ideología socialista que había encabezado un golpe de estado en 1992, se presentó como un ungido, apoyado por una coalición conocida como el polo patriótico y ganó las elecciones. Su más fuerte contendor que resultó derrotado estuvo apoyado por otros partidos en una coalición conocida como el polo democrático.
La historia era ya conocida por ellos y el chavismo aún se mantiene en el poder hasta en lo que transcurre de la década de los años 2020, completando su obra de destrucción del país que ha motivado la migración de más de 7 millones de venezolanos, una población que no se detiene de escapar de la miseria, un desespero que la lleva a intentar algo mejor a riesgo de todo.
La nueva misión de los científicos colombianos los llevaría a la olla podrida del Bronx en la época de su mayor terror de muerte y delincuencia, la cual ocurrió durante la alcaldía mayor de Bogotá, bajo la administración del mismo Gustavo Petro. Una difícil misión, porque cualquier desajuste en los controles del túnel, podía adelantarlos unos pocos años en el tiempo y llegar a un sitio limpio y recuperado por su sucesor en la alcaldía, Enrique Peñalosa, también precandidato presidencial y perteneciente al grupo de los que si han construido en Colombia.
En las próximas elecciones del 13 de marzo del 2022 en Colombia, irán a sufragio legislativo y decisión sobre las consultas interpartidistas. El Pacto Histórico, la coalición Centro Esperanza y el Equipo por Colombia es una estructura similar a la de los polos venezolanos del año 1998.
Las señales del candidato de la izquierda radical y favorito en las encuestas, parecerían ser una copia de lo efectuado por Chávez. Los eventos recordados en este túnel del tiempo entre Quindío y el Tolima, son una pequeña muestra de la manipulación social en la campaña y de sus promesas, no solo incumplidas sino cambiadas por acciones destructivas que acabaron con un país que estuvo a la vanguardia y del que hoy solo quedan los despojos.
Dios salve a Colombia.
Antonio Jimenez.
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