Relatos (28): rescates.
- Sr Jimenez

- Oct 27
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La mañana se sentía muy fresca en los jardines de un club campestre ubicado en las afueras de Cajicá, en la sabana de Bogotá, y con la lluvia acaecida en las horas de la madrugada, se había humedecido el césped de un terreno rectangular, haciendo que luciera más verde que de costumbre.

En ese gran espacio se colocaron carpas para proteger una comida preparada para que los empleados de una empresa y sus familiares se deleitaran con un brunch de fritos a media mañana y con un almuerzo barbecue a media tarde. En otras carpas similares se ubicaron las amenidades recreativas para 400 participantes, entre niños, jóvenes y adultos, quienes festejaron el día de la familia según la particular agenda social de esa empresa.

En el menú del brunch se ofrecieron bandejas repletas de chicharrones de pollo y de cerdo, que captaron las preferencias sobre las empanadas, las arepas y los buñuelos de yuca. Estando uno de esos empleados en el disfrute de un buñuelo con un tinto, observó un comportamiento nervioso de una colega mientras intentaba socorrer con golpes a la espalda a su madre. A la señora, lamentablemente, se le había obstruido la laringe con un bocado de chicharrón de pollo y mostraba señales de asfixia.
El empleado dejó a un lado la delicia del buñuelo y del tinto y acudió para ayudar a la señora e instintivamente se colocó a su espalda y la abrazó, juntando sus manos entrelazadas como si fuera un puño cerrado, con lo cual le aplicó una fuerza compresional abdominal en forma rápida, logrando que la señora expulsara por su boca al pedazo de pollo. Ese empleado y en ese día se apresuró para pasar de la teoría a la práctica con la maniobra de Heimlich, resultando en un excelente auxilio para rescatar a una señora en riesgo de muerte por no poder respirar. Las palmadas por la espalda que previamente les daba su hija, estando ella erguida, pudieron hundir más profundamente el pedazo de pollo en la tráquea, agravando la obstrucción.

Una década después se efectuó un reencuentro entre inolvidables amigos en una casa de playa en el sector de La Boquilla, en la entrada norte de Cartagena de Indias, en el caribe colombiano. A esos amigos los unía un vínculo afectuoso por compadrazgo desde la época de labores en la estatal petrolera venezolana, y ese día transcurrió cargado de recuerdos, alegrías y de emociones. A media tarde no faltó el barbecue de carne de res acompañada con chicharrones de cerdo y de pollo, con las personas adelantándose a consumir unos cortes de prueba con algunos whiskies.

Estando disfrutando de ese momento, se notó que una de las señoras indicaba nerviosamente que algo le había obstruido la tráquea, y en ese momento intuitivamente reapareció el mismo rescatista de Cajicá, al mejor estilo de un paramédico de la serie 9-1-1. La maniobra de Heimlich volvió a dar resultados favorables, y en esa ocasión fue un pedazo de carne de res lo que voló por los aires y les trajo tranquilidad a todos los allí presentes.
En un estudio con más de 500 casos de pacientes adultos con obstrucción de la vía respiratoria debida a un cuerpo extraño, se determinó una tasa de mortalidad menor al 4% y una correlación entre la edad mayor y la evolución peor. Con la maniobra de Heimlich, que se utilizó con frecuencia, se obtuvo una tasa de mejoría del paciente de casi el 90%.
Antonio Jimenez.



Cualquier persona con conocimientos teóricos sobre la aplicación de la técnica para ayudar a alguien en riesgo de asfixia, puede ser un eficiente rescatista. Para estas situaciones existe una correlación entre la edad mayor y la evolución peor.