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Relatos (10): por el deporte.

  • Writer: Sr Jimenez
    Sr Jimenez
  • Jun 16
  • 3 min read

Eduardo y Manuel han mantenido una dependencia de respeto con sus respectivos padres, a quienes le informan de algunas actividades diarias que no son rutinarias. Casualmente, ambos asistieron a unos eventos deportivos de máxima calidad en ciudades alejadas y las disfrutaron a plenitud, luego de recibir la bendición de Dios con la intermediación de sus padres.


Eduardo, en su asiento ubicado en una tribuna al lado del dogout del equipo de los Kansas City Royals de la Major League Baseball, logró saludar a Salvador Pérez y Maikel García, unos beisbolistas venezolanos de buen rendimiento en el campo. Ese equipo estaba de visita en la sede de los Houston Astros en el Daikin Park, antes conocido como el Minute Maid Park, proviniendo ambos nombres de unas marcas comerciales de productos disimiles, como Daikin con los sistemas de calefacción, ventilación y aires acondicionados, y Minute Maid con zumos. En ese partido, el equipo de la visita superó al equipo anfitrión por siete carreras a cinco.

A tres días exactos de ese partido de las grandes ligas en Houston, sucedió que a la distancia de 5800 millas, en la ciudad italiana de Nápoles, un entusiasta Manuel ocupó un asiento también privilegiado para observar la llegada de los ciclistas compitiendo por el triunfo de la etapa seis del Giro de Italia. A Manuel le resultó muy difícil distinguir el ganador por la velocidad impresionante y apeló a una pantalla con repetición instantánea, incluyendo slow motion. El ganador, Kaden Groves, es australiano y está figurando para ser de los mejores en el corto plazo.

Al momento de conversar con su padre, Ricardo le informó sobre una montonera que se había presentado en la carrera a 60 kilómetros de la llegada. Manuel le pidió que le aclarara el significado de ese término, puesto que tenía la idea de que podrían ser delincuentes actuando en pandillas. Afortunadamente, la montonera a la cual se refería Ricardo es cuando ocurre una caída masiva y desordenada, y de esa montonera en particular hubo algunas deserciones de ciclistas afectados por los golpes de la caída. La etapa se reinició, pero no tomarían los tiempos para la clasificación general.


Manuel intuyó que Ricardo quería encadenarse con la llamada del WhatsApp y, de la mejor manera, se despidió para seguir atento al desarrollo de la etapa. Estando sentado y observando el paisaje a su alrededor, se focalizó en la playa que tenía a su lado y la majestuosa presencia del monte Vesubio a lo lejos. En realidad, para él, ni esa ni ninguna otra playa en el mundo se comparaba con las de Aruba y Margarita, solo por recordar algunas visitadas en su niñez.


La playa de Nápoles estaba repleta de grandes piedras blancas, sin dejar espacio para la arena, ya que el agua del Tirreno llegaba justamente a la última fila de piedras. Eso que para él no tenía sentido turístico lo aceptó al concluir que servía como una barrera de protección para evitar el daño de una costosa infraestructura que incluía calles y edificios. La marea del mar Tirreno podría actuar agresivamente sobre la orilla y erosionar el terreno, que sería mortal para la permanencia de las obras.

El Vesubio se notaba tan cerca que Manuel pensó que podría estar a menos de 9 kilómetros, y en ese momento rezó para que no se le ocurriera erupcionar, siendo uno de los volcanes más fieros del mundo. Si eso llegara a ocurrir, ni Manuel ni más de 3 millones de habitantes de Nápoles estarían a salvo, y es por eso que el monitoreo sobre la actividad del cráter es constante y preventivo.

Manuel había escuchado una noticia de que un volcán subacuático cercano a esa zona estaba dando señales de reactivación y que representaba más peligro que el mismo Vesubio. Esa noticia no fue tratada en la conversación con su padre Ricardo para evitarle una preocupación más.


Antonio Jiménez.

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Sr Jimenez
Sr Jimenez
Jun 16

En la asistencia a competencias deportivas siempre habrá espacios para la observación del entorno y el aprendizaje.

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