El Niño, es un fenómeno o evento climático relacionado con una irrupción ocasional de aguas superficiales cálidas en el océano Pacífico junto a la costa de los territorios de Perú y Ecuador, siendo el causante de más de una anomalía climática. Este fenómeno es errático tanto en intensidad como en su aparición de entre 3 a 8 años y en sus manifestaciones más intensas ha provocado estragos en la zona intertropical y ecuatorial debido a las intensas lluvias, afectando principalmente a la región costera del Pacífico de América del Sur y en contraste también ha causado una disminución pronunciada en la cantidad de precipitaciones y en la humedad en las regiones Caribe y Andina mayormente.
El nombre de “El Niño” se debe a la asociación de este fenómeno con la llamada corriente del Niño, anomalía conocida por los pescadores del puerto de Paita, en el norte de Perú, quienes observaron que las aguas aumentaban su temperatura durante la época de las fiestas navideñas y los cardúmenes o bancos de peces desaparecían de la superficie oceánica. Los primeros registros oficiales del fenómeno fueron reportados por el capitán peruano Camilo Carrillo en 1892, quien notó la existencia periódica de una corriente marina cálida en las costas de Perú, de aguas normalmente muy frías, que se repite cada cierto tiempo y ahora se ha comprobado que es cíclica y con diferente intensidad.
En ese calentamiento intervienen tres factores, la rotación y traslación terrestres, la configuración de las costas sudamericanas y las corrientes de marea.
El fenómeno de El Niño se produce a fines de diciembre por ser el momento del solsticio de verano en el hemisferio sur, en ese momento se produce un mayor calentamiento de los océanos al sur del ecuador pero además, ocurre una alteración de las corrientes de marea pasando un gran volumen de agua del hemisferio norte al hemisferio sur (dentro de la zona intertropical) que se ha medido cuidadosamente y que incluso se ha considerado como una causa importante en la disminución de la velocidad de rotación y de la traslación de la tierra.
La zona de mareas del golfo de Panamá, puede suministrar el agua caliente necesaria para una corriente de marea que avance junto a las costas del Pacífico en Colombia y Ecuador hasta atravesar la línea ecuatorial. Como esta corriente de marea es una corriente superficial y es de agua caliente (menos densa que el agua de la corriente de Humboldt) se superpone a las aguas frías de la costa peruana y cubre en gran parte a esas aguas frías.
No es que la surgencia de aguas frías en la costa del Perú deje de producirse (ello sería imposible porque es consecuencia del movimiento de rotación terrestre que es invariable) sino que las aguas cálidas transforman por completo la meteorología de dicha región costera.
Las aguas cálidas de la corriente ecuatorial, del Océano Pacífico es la causante del ascenso del aire y de la generación de las intensas lluvias que acompañan el fenómeno El Niño.
Las mareas pueden ser explicadas con los conocimientos astronómicos únicamente pero sus efectos en la superficie oceánica requieren de un comprensión más completa y compleja que involucra aspectos como las masas continentales, la rotación terrestre, la geometría de las cuencas oceánicas y la propia variabilidad de la meteorología.
Las consecuencias de este fenómeno climático lleva a regiones aleatorias de América del Sur a una alteración de los efectos de la corriente de Humboldt, pérdidas pesqueras en ciertas especies e incremento en otras, intensa formación de nubes generadas en la zona de convergencia intertropical, períodos muy húmedos, baja presión atmosférica, generación de aluviones y pérdidas agrícolas.
En los últimos cinco siglos han habido por lo menos 120 episodios El Niño; sin embargo, el registro climático de manera sostenida en el Perú, se tiene a partir del año 1965, cuando se instalan la mayoría de las estaciones meteorológicas e hidrológicas.
Las zonas más sensibles están en la costa norte y central del país. El Perú muestra una gran vulnerabilidad ante las variaciones climáticas drásticas, como los episodios extremos de lluvia y las altas temperaturas asociadas a El Niño. Evidencia de ello son las pérdidas económicas que implicaron eventos como El Niño 1982/83 (que sumaron US$3.283 millones) y El Niño 1997/98 (daños estimados en US$3.500 millones). Las pérdidas son equivalentes al 11,6% y 6,2% del PBI anual de 1983 y 1998, respectivamente.
Los impactos negativos de El Niño en Perú son variados e incluyen la aceleración del retroceso glaciar, pérdida de terrenos agrícolas, colmatacion de reservorios, salinización de suelos, destrucción de la infraestructura productiva (canales de irrigación, bocatomas, compuertas, etc.), destrucción de vías de comunicación (carreteras y puentes colapsados), muerte o migración de algunas especies vegetales y animales, altas probabilidades de que se produzcan incendios forestales, debido a las altas temperaturas, impacto en la producción pecuaria (baja producción de carne y leche), disminución de la producción de papa en la costa y sierra, por altas temperaturas y exceso de humedad, destrucción de infraestructura de saneamiento básico, incremento de enfermedades como el cólera, la malaria, infecciones estomacales, conjuntivitis.
El fenómeno de El Niño en Colombia causa una disminución pronunciada en la cantidad de precipitaciones y en la humedad en las regiones Caribe y Andina mayormente, con afectación al sector agrícola, limitaciones de la cantidad de energía eléctrica que se puede generar (que puede incrementar la probabilidad de llevar a cabo racionamientos de agua para el consumo humano y animal), aumento en la cantidad de incendios forestales y disminución de los niveles y los caudales de los ríos.
Como principal efecto económico del fenómeno de El Niño en Colombia se encuentran las repercusiones negativas sobre el sector agropecuario con disminución del 5% del rendimiento agrícola. Los cultivos más afectados históricamente han sido el fique, la yuca, la palma africana, la cebada, el arroz y la papa. En el caso de la producción de la leche, se han tenido reducciones en su producción cercanas al 5 %.
Históricamente las repercusiones sobre la producción de café por el fenómeno de El Niño no han sido importantes.
La Crisis energética entre el 2 de Mayo de 1992 y el 7 de Febrero de 1993 fue a consecuencia de El Niño que provocó sequías en Colombia y afectó los niveles de embalses generadores de energía hidroeléctrica coincidiendo con un sector hidroeléctrico con muchos problemas. El sector eléctrico pasaba por una crisis estructural, tenía insolvencia y por tanto no era capaz de atender la demanda.
El gobierno del entonces presidente de Colombia, César Gaviria, decidió tomar las medidas de racionamiento. El lunes 2 de marzo el gobierno anunció cortes de luz eléctrica. En ciudades como Bogotá hubo racionamiento energético hasta por 9 horas y en las islas de San Andrés y Providencia por 18 horas. La comunidad empezó campañas de concienciación llamada "Cierre la llave", iniciativa que buscaba cuantificar los litros de agua que se desperdiciaban. En Cali, se decretaron seis días de cárcel para los derrochadores de agua.
Como otra medida, el gobierno tomó la decisión de adoptar un horario de verano, cambiando la hora a la que usaba Venezuela por aquel entonces. La medida conocida como "Hora Gaviria" comenzó a las 10 AM del lunes 2 de marzo de 1992. Mil alcaldes municipales de los 1.024 que tenía el país en ese momento se negaron a cambiar a la zona horaria y solo se ajustaron a la medida diez meses después.
El 7 de febrero de 1993 terminó la época de racionamiento no sin antes pasar por los siguientes eventos de tipo anecdóticos:
La importación de dos barcazas con las que se esperaba generar energía eléctrica fue fallido porque no pudieron lograr compatibilidad con el sistema interconectado del país.
En abril de 1992 se pidió al sector empresarial cerrar sus plantas en Semana Santa y dejar en vacaciones colectivas a sus empleados.
A consecuencia del apagón nació el programa La Luciérnaga, de Caracol Radio, para acompañar a los oyentes en las horas de oscuridad.
La construcción de la Hidroeléctrica del Guavio tenía cinco años de retraso y serios cuestionamientos. En 1992 había tres proyectos de represas que se debían construir para mejorar la situación: Urrá en Córdoba, Porce II en Antioquia y Miel II en Caldas. Actualmente todas están terminadas.
Las programadoras de televisión se peleaban las franjas horarias con luz. También sufrieron el ‘apagón’ porque tuvieron millonarias pérdidas. Las telenovelas, por ejemplo, perdieron la tercera parte de la sintonía.
El Gobierno le concedió a la Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá un crédito por 70 millones de dólares y gestionó otro de 130 con el Banco Interamericano de Desarrollo. El sector eléctrico era el responsable del 30 % de la deuda externa del sector público.
El ministro de Energía en 1991, fue acusado de ser uno de los principales responsables, argumentó que en su momento, el gran problema fueron los atentados terroristas a las torres que llevaban la energía del interior a la costa.
En 1993, se advirtió que el apagón era una dura experiencia que debía servir para tomar medidas preventivas. Sin embargo, en el 2015, la escasez de gas, el fenómeno de El Niño y los líos financieros del sector trajeron de vuelta un racionamiento.
La Crisis energética de 2015- 2016 fue una crisis que se presentó en Colombia durante el segundo gobierno del presidente Juan Manuel Santos, entre los años 2015 y 2016, provocada por la disminución de la capacidad de suministro de energía eléctrica del país debido al fenómeno de El Niño combinado con la falta de previsiones del gobierno colombiano. El fenómeno climático provocó sequías en el territorio colombiano, lo cual afecta los niveles de los embalses generadores de energía hidroeléctrica y termoeléctrica, provocando déficit en la producción de energía de las instalaciones operadas por ISAGEN y Empresas Públicas de Medellín.
En el año 2015 se registraron los niveles históricos más bajos de los embalses y reservas de agua al 30% de su producción.
El 8 de marzo de 2016 el gobierno anunció planes para ahorro de energía y agua, estableciendo una meta diaria de 5%. En varias ciudades se implementó el ahorro necesario en algunos sectores industriales, gubernamentales y poblaciones.
Recopilación de la información y Estructuración por Antonio Jimenez.
Enlaces:
Comments