La ciudad de Santa Lucia está ubicada en el estado Miranda en la región central de Venezuela, ocupa una extensión rodeada por una cadena de montañas y de cerros bajos, todavía vírgenes.
En un día del mes de julio del año 2010 y justo antes de la fecha de inicio de los exámenes finales del tercer año de secundaria, al joven Benítez, quien, recién cumplía sus quince años de edad, le otorgaron una carta proveniente de la dirección del plantel, en donde cursaba sus estudios en esa ciudad.
La carta no le preocupaba al joven Benítez y, por lo contrario, algo en su favor debía contener, puesto que era uno de los mejores estudiantes de ese liceo, tanto, que algunos lo conocían como el “Cerebrito Benítez”.
Por su dedicación al estudio, se había convertido en otro orgullo de su familia y algunos de ese grupo, lo consideraban como el legítimo heredero de su tío del estado Carabobo, otro estado central venezolano. Ese tío era admirado con exaltación, por su desempeño estudiantil y por una carrera de muchos méritos, mientras estuvo activo en la estatal petrolera de Venezuela.
El cerebrito Benítez con sus manos temblorosas, abrió el sobre, desdobló la carta y la leyó, al mismo momento en que se comía un apetitoso majarete. Efectivamente, en la carta se le informaba que había sido seleccionado para participar en una prueba de conocimientos generales, de interés mundial. Con los nervios alterados, no tuvo el cuidado necesario y manchó la carta de grasa y de un color anaranjado, lo que seguramente sería el motivo de un regaño de parte de sus representantes, al entregársela para el acuse de recibo y autorización, lo cual debía hacer llegar a la dirección del liceo.
En esos años en Venezuela no faltaron eventos para unos trastornos de la ansiedad, en la mayoría poblacional. Ya se transitaba por más de una década de confrontación del poder del estado en contra de todo lo establecido y de esos acontecimientos, la exhumación de los restos del libertador Simón Bolívar, resultaba inconcebible para los jóvenes como Benítez.
A los 15 años de edad, los adolescentes, comienzan a tener otro tipo de inquietudes, a sentar las bases de la personalidad y a tener opiniones propias, que normalmente suelen discernir de la de los adultos. Ellos se preparan para asumir nuevos roles, mayor independencia, responsabilidad y concienciación sobre el entorno que les rodea.
Al recolectar la opinión de miles de quinceañeros, se puede obtener una información muy valiosa para generar planes de mejoramiento educacional y de desarrollo de los países. En ese contexto, el informe del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes o Informe PISA, es un estudio a nivel mundial, que mide el rendimiento académico de esos alumnos, en lectura, ciencia y matemáticas.
Venezuela y 9 países más, fueron invitados para participar en el año 2010, en una extensión de las pruebas PISA del año 2009. Por Venezuela, asistió una representación del Estado Miranda, bajo la coordinación del gobernador opositor Henrique Capriles, quien, fue el artífice de esa tarea inolvidable de nuestros jóvenes, entre ellos, el cerebrito Benítez, el quinceañero del majarete en Santa Lucia.
Solo en ese año de la historia de más de 20 años de las pruebas PISA, los quinceañeros venezolanos participaron y dieron su aporte valioso, representando a todos los habitantes de la tierra del glorioso Bolívar, quien, no mereció de esa exhumación ilegal e irrespetuosa.
Los resultados de Miranda estuvieron por debajo de Chile, Uruguay y Costa Rica, pero por encima de México, Colombia, Brasil, Argentina, Panamá y Perú, siendo considerados como muy buenos. Para nosotros en el país, ese resultado fue extraordinario, al cargar esos jóvenes un peso sobre sus espaldas, por no estar apoyados por un gobierno nacional que podría llegar a incluirlos como un objetivo de su andanada de acciones retardatarias.
El cerebrito Benítez culminó su bachillerato y estudios universitarios y formó parte de otra delegación muy numerosa, la del éxodo venezolano, ante la falta de oportunidades en su país. Afortunadamente, su adorado tío le colaboró para formar parte del mercado laboral en Colombia y viviendo en ese país, en el año 2023, recordó de su experiencia con las pruebas PISA, ahora como un testigo de excepción, para sentir la decepción de los resultados de los quinceañeros de ese país, quienes habían obtenido unos resultados que desmejoraban los anteriores.
Ahora entendía que el informe PISA, lo utiliza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la OCDE, para armonizar políticas, con el objetivo de maximizar el crecimiento económico de sus países miembros y otros no miembros e invitados, como fue el caso de Venezuela.
La OCDE tiene 38 países miembros, incluyendo a Colombia y es conocida como el club de los países ricos, ya que en los países representados se suma más del 60% del PIB nominal global. El principal requisito para ser país miembro, es liberalizar progresivamente los movimientos de capitales y de servicios, siendo que, esa condición es algo imposible, para que Venezuela aspire con su gobierno de dos décadas y también se constituye en una probabilidad para la salida de Colombia, bajo el gobierno actual.
Venezuela estaba en el 2010 y continúa al presente, sumergida en el estiércol y ahora Colombia está muy antojada en acompañarla.
Antonio Jimenez.
Lss Pruebas PISA sirvieron de gran estímulo para los adolescentes de esa epoca, lo cual les proporcionaría una forma de poderse garantizar una beca para sus estudios superiores. Lamentablemente, todas esas esperanzas juveniles cayeron en un saco roto por ausencia de apoyo gubernamental, tanto regional como nacional. Actualmente el nivel educacional de la mayoría de nuestros jóvenes venezolanos es desgraciadamente pésimo y, lo peor es que de lo cual, ellos no tienen la menor culpa.
Excelente interpretación de la realidad venezolana en los adolescentes "quiceañeros". Trasciende el cuento en un ensayo sobre el efecto del modelo socialista caribeño en la juentud de nuestros jóvenes. Felicito al Sr. Jimenez su excelente cuento.
Triste realidad de lo que era Venezuela y lo que es ahora!
Al cumplir los quince años de edad, los adolescentes comienzan a sentar las bases de su personalidad y a tener opiniones propias, que normalmente suelen discernir de la de los adultos. La interpretación de la información recolectada en grupos importantes de quinceañeros, ayuda a predecir el futuro más probable para los países.