Dos familias latinas coincidieron como vecinos en la pequeña ciudad de Moore Haven, en el condado de Glades, del estado estadounidense de la Florida; al oeste y muy cerca del lago Okeechobee.
A ambas familias las formaban los cónyuges con dos hijos y para completar las similitudes entre ellas, los jefes de las familias trabajaban como asistentes en bufetes de abogados, encargados de la defensa de inmigrantes, detenidos en el Glades County Detention Center, una instalación clasificada como prisión, que podría albergar hasta 440 prisioneros.
Con ese trabajo, obtenían unos modestos ingresos anuales de 36 mil dólares, por lo que ambos en ratos libres se dedicaban a los deliveries de comidas y medicinas. Ellos estaban muy satisfechos con su ocupación principal, estando a cargo de la gestión documental y de la logística procesal, para asistir a los abogados, en su propósito de excarcelar a los migrantes, obteniendo para ellos la permanencia en suelo americano con sus derechos civiles, evitando las acciones de la deportación o de la continuación del encarcelamiento.
Los jefes de las familias, Camilo y Ricardo, provenientes de Colombia y de Venezuela, eran unas víctimas del desplazamiento interno y de la migración forzada en sus respectivos países.
En la historia contemporánea, esa que aún está viva en la memoria, los aniquilamientos y el desplazamiento de la población civil indefensa, han sido unos eventos muy dolorosos. En la segunda guerra mundial, murieron 50 millones de civiles, principalmente entre soviéticos y chinos, por las armas invasoras de alemanes y japoneses. Muchas de esas muertes fueron ocasionadas por el estallido de las bombas y por las ráfagas de disparos desde aviones, en las filas de la gente caminando en su huida de ciudades y pueblos.
El desplazamiento interno en Colombia es considerado un delito de lesa humanidad y se ha caracterizado por la afectación de las comunidades campesinas, indígenas y afro-descendientes, a causa del conflicto armado interno y de la violencia de las bandas criminales y del narcotráfico. Colombia ocupa el primer lugar entre los países del mundo, con casi ocho millones de desplazados internos.
La situación en Venezuela en lo que ha transcurrido del siglo XXI, ha sido un punto focal de preocupación internacional debido a su prolongada crisis política, económica y humanitaria.
Como resultado de esa inestabilidad, muchos venezolanos han buscado refugio en varios países, incluido los Estados Unidos. Con más de siete millones de venezolanos que han abandonado su país natal, la crisis migratoria venezolana es reconocida como uno de los desplazamientos más significativos a nivel mundial.
En esos países vecinos, se han contabilizados más de 15 millones de personas entre desplazados y forzados a migrar, lo cual los ha salvado de probables muertes.
En un día domingo, ambas familias visitaron el área de recreación del lago Okeechobee en Clewiston y disfrutaron de una caminata y de un picnic.
Allí, acompañados de la quietud y belleza del paisaje y a manera de terapia para convivir con sus recuerdos, Camilo le comentó a Ricardo de su propia experiencia como desplazado: “usted tenía que estar presente para creer en esa barbaridad, las mujeres con los niños en sus brazos y los ancianos, corrieron para refugiarse en el monte, en el medio de la oscuridad y eso parecía una misma estampida de animales. Dejamos todo atrás para salvar nuestras vidas y ni una linterna se podía encender, porque nos delataba. Nadie pensó en la posibilidad de un campo minado, pero igual daba, pisar una mina, que caer en las manos de esos depredadores.
Lo que más preocupa es que cada día que pasa, hay más bandas criminales que se pelean entre ellos, por la posesión de las rutas del narcotráfico y de las riquezas naturales para explotación ilegal, y la población ajena, que siempre paga por los platos rotos, se va”.
En el turno de Ricardo, le comento a Camilo sobre la espeluznante travesía con su familia, por el tapón del Darién en Panamá y luego, sobre el techo de los trenes que se conocen como La Bestia en México: “Afortunadamente, llegamos y salimos de nuestra retención en la frontera de los Estados Unidos, al amparo de una familia amiga, quienes, se responsabilizaron por nosotros. Eso ocurrió antes del endurecimiento de las medidas migratorias para venezolanos en el 2022 y he notado como aumentan las aprehensiones de mis coterráneos en el centro de detención. El flujo migratorio no se detiene y ellos seguirán intentándolo, mientras estén los chavistas. Cada vez son más jóvenes, arrastrando con ellos el futuro del país”.
Antonio Jimenez.
Los gobiernos son los unicos responsables por los desplazados internos y por la migración forzada, al no garantizar los derechos ciudadanos. Si la afectación es en millones de personas, no existirían razones válidas por los incumplimientos.