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Cuentos de siempre (2): exprópiese y veremos.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

Luis Lázaro, cubano de nacimiento y Carlos Luis, un venezolano, coincidieron en una visita a El Café La Trova, en la calle 8 de la Pequeña Habana en la ciudad de Miami. Un emprendimiento muy exitoso, con una sociedad propietaria de una gringa y de un cubano.  



A ambos les motivó conocer ese bar cubano, por estar bien posicionado entre los mejores 50 del mundo y para degustar el premiado coctel Hemingway Daiquiri del Floridita.



Este coctel se lo tomaron como un preflush, para continuar con sus bebidas favoritas, el scotch whisky on the rocks. Por ser un día viernes, tendrían el bar abierto hasta las dos de la madrugada y eso les encantaba.


Ese par de visitantes eran unos profesionales destacados y se consideraban como “excelentísimos borrachos”, al igual que Churchill, Bogart y Hemingway, quienes fueron tan útiles a la humanidad, libando tanto.


Tan pronto se conocieron y comenzó la conversación, el cubano argumentó que beber es morir, pero dejar de hacerlo también y la respuesta del venezolano fue, que un alcohólico solo es alguien que bebe más que su médico.


Al considerarse excelentísimos, no podía faltar un gran sentido del humor y comentaron sobre los famosos cómicos de sus países, en sketch de borrachos.


El personaje Licenciado Protocolo Esparragoza, interpretado por el venezolano Joselo, salió a la palestra y ambos disfrutaron de cómo se negaba a ingerir los tragos de escocés que reiteradamente le ofrecían los meseros; pero, que más temprano que tarde, caía en la tentación y aceptaba finalmente el “pecaminoso licor”. La ingesta alcohólica lo cambiaba radicalmente y pasaba de ser un educado y respetable profesional, a un borrachín impertinente y mal portado.



Eso no va a pasar conmigo, opinó Carlos Luis; y conmigo tampoco, le replicó Luis Lázaro. En ese momento, la risa de ambos obtuvo un impulso decibélico, pero muy pronto se controlaron educadamente, ante la mirada escrutadora del bar ténder.  


Luis Lázaro, mencionó al inolvidable Álvarez Guedes y recalcó que su primer personaje de borracho, era muy confianzudo, ya que tocaba a la gente, y por eso fue un éxito desde el principio. Luis Lázaro, recordó también, que ese artista de la comicidad, era el propietario de un sello discográfico conocido como Gema, el cual fue confiscado por Castro en 1961. Al tocar ese punto, la conversación cambió radicalmente y se enserió.



En la opinión de Luis Lázaro, el desarrollo económico de Cuba en el siglo XX, antes de la llegada de Castro en 1959, fue espectacular, con sus pros y con sus contras. Bajo la propiedad de estadounidenses, las plantaciones, la extracción de materias primas, las plantas de producción y las empresas de servicios, aportaron una increíble riqueza y prosperidad al pueblo cubano. “Éramos felices y no lo sabíamos”.


Un momento Lázaro, esa frase es muy venezolana…. Noooo, que va, Carlos tocayo Luis, a nosotros nos jodieron de primero.


Con el régimen comunista, se confiscaron sin indemnización los latifundios y, más tarde, las pequeñas, medianas y grandes empresas estadounidenses y cubanas, convirtiéndose en explotaciones estatales a gran escala. Ya para 1962, el gobierno cubano había puesto fin bruscamente al dominio estadounidense sobre la economía, y su comercio con Estados Unidos cayó a cero, siendo sustituido por los soviéticos, que tomaron el relevo como socio comercial más importante de la isla. Con esos rusos, chupamos limón, pero éramos soberanos.


El régimen castrista se apropió indebidamente de bienes de Estados Unidos y de nacionales cubanos por más de 1000 millones de dólares. Estas confiscaciones ilegales violaron todas las normas por las que los países conducen sus asuntos y veremos qué pasa, ya que no han sido resueltas hasta hoy.


Un Ñoo, como imitando a Álvarez Guedes, se le salió del corazón de Luis Lázaro, al expresar: mi Cuba querida lideró la producción de azúcar en el mundo, con una mayor participación de dueños cubanos a finales de los años 50, fue el segundo país del mundo en tener televisión a color en 1958, tenía el mayor número de automóviles en Iberoamérica en 1958 y también fue líder en electrodomésticos, kilómetros de líneas férreas y número total de receptores de radio. Cuba poseía una vaca por cada habitante en 1954 y ocupaba el tercer puesto en Iberoamérica (tras Argentina y Uruguay) en el consumo de carne per cápita.  


En el turno de Carlos Luis, mencionó al tercio aquel, como el nombraba a Chávez, el mejor delfín de los Castro, nadando en las aguas de otros países. Ese pequeño saltamontes del mal, se aprendió tan bien el libreto cubano, que expropió, que es lo mismo que confiscar o robar, más de mil empresas de todos los sectores de la economía, doscientos edificios privados y mil fincas con 4 millones de hectáreas. Solo el 5% de esas expropiaciones fueron pagadas y más del 60% de las propiedades fueron abandonadas. Los llamados a apoyar al aparato productivo del país, fueron otra vez los ineptos rusos, acompañados esta vez de los chinos, que también resultaron muy improductivos.  


Venezuela está entrando en la fase final de una larga batalla legal en la que su activo extranjero más valioso, el complejo refinador de Citgo Petroleum Corp., ubicado en los Estados Unidos, podría ser subastada para pagar las demandas contra el gobierno y su compañía petrolera, derivadas de los procesos de expropiación ilegal.



Veremos qué pasa, pero está claro que sería una guinda como un aliciente perfecto sobre un coctel de destrucción de los comunistas americanos chimbos, definitivamente, nos jodieron de segundo.


Antonio Jimenez.

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1 Comment


Sr Jimenez
Sr Jimenez
Jan 15, 2024

En los años 1960 en Cuba y luego en las dos primeras décadas de los 2000 en Venezuela, las expropiaciones y confiscaciones de empresas y tierras fueron masivas. Esos gobiernos arrasaron con todo y sus pueblos se empobrecieron.

Los propietarios afectados han procesado demandas y los fallos en arbitrajes y cortes, están de su lado.

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