Cuentos de siempre (39): hacer justicia.

Silvia, es una migrante venezolana, quien, en el año 2018, viajó en autobús por más de 4100 kilómetros, desde la ciudad de Valencia, en el centro de Venezuela, hasta la ciudad capital de Lima en el Perú. En Lima, se convirtió en una vendedora callejera en el sector de Gamarra y con la pandemia del covid, se ofreció como voluntaria, para colaborar con un extenuante programa de vacunación, dado que era licenciada en enfermería con una especialización en instrumentación quirúrgica.

Detrás de esa meritoria colaboración, recibió una oportunidad, para obtener la acreditación de su profesión para trabajar en el Perú y para el año 2022, decidió mudarse de Lima, al aceptar un trabajo formal, en una clínica de la ciudad de Huancayo, en la serranía central del Perú. Su vecina de residencia y su única amiga en esa ciudad, Soledad, era una adivina del futuro, mediante la lectura de las cartas del Tarot, una disciplina que, le permitía reflexionar y dar un consejo o un pronóstico.

Silvia, al igual que muchas mujeres migrantes venezolanas, dejó en Venezuela a un hijo de diez años de edad, al cuido de sus abuelos. Para el año 2024, ese adolescente con diez y seis años de edad, tenía una estatura apreciable como la de Silvia y ambos se comunicaban casi a diario, planeando un reencuentro entre ellos, para finales de ese mismo año.

En un par de ocasiones, Soledad le leyó las cartas del tarot a Silvia, más como un ejercicio de imaginación y de entretenimiento, que, como algo realmente adivinatorio. Las emociones, los conflictos, la llegada de la justicia y el regreso a su país, que fueron los aspectos comentados, afectaban al espacio más íntimo de Silvia. El tema de las elecciones presidenciales en Venezuela, con el entusiasmo y las esperanzas en la opción de Edmundo González Urrutia, se diluían un poco, ante la probabilidad de un fraude e irreconocimiento del ganador.

Soledad le comentó a Silvia, que, en las dos ocasiones de las lecturas de sus cartas, recibió una ajena imagen mental, relacionada con una manifestación de la sociedad del Perú, en la solución de los problemas generados por el hampa desbocada. La sociedad en general, estuvo de acuerdo en ponerle el punto final a ese problema, pero, con la justicia en sus manos y por lo tanto, les pareció acertada, una sugerencia para una solución, circulada por las redes sociales en el 2015, que se fue endureciendo cada día, hasta mostrar el lema final de “Chapa tu choro y déjalo cuadripléjico”, algo que significaba, ataca tu ladrón y lo dejas invalido.

"Chapa tu choro……”, que, se enfocaba en linchamientos para el control post robo, emergió y fue seguida por muchos, ante el descuidó de las acciones de las instituciones oficiales, para prevenir la delincuencia y de la falta de garantías para la penalización del acto indebido. Entre la gente del pueblo acordaron que la justicia les falló y que ellos tomarían las vías para impartirla.

Luego de esos comentarios, en julio del 2024, Edmundo ganó de calle las elecciones, el régimen cometió el fraude del siglo y dio un golpe de estado para no reconocer al ganador e imponer al perdedor. La población protestó airadamente por dos días y luego quedó sometida por efecto de una represión generalizada, con una perversidad nunca antes vista, sin respetar a los adultos mayores, a las mujeres en estado de gravidez y a los niños y adolescentes, a quienes acusaron de terrorismo, para someterlos a penas de cárcel sobre los 10 años. Afortunadamente, el hijo de Silvia no estaba entre los mártires reprimidos, pero si a algunos de sus amigos en Valencia y sus abuelos decidieron mudarse de su residencia habitual, para protegerlo de las fauces criminal de régimen.  

Ya han pasado dos meses del triunfo de Edmundo y no se ha logrado cobrar, pero el régimen tampoco ha logrado solventar sus problemas ante el resto del mundo, que rechaza sus acciones ilegales y represivas.

En la mente de cada habitante en Venezuela, estaría rondando una idea similar a la del Perú del 2015, con el lema de “Chapa a tu opresor”, pero, sin los linchamientos, sino, a través de una acción de repudio contundente, que no deje vacíos de dudas para la llegada de la justicia.

Antonio Jimenez.