Jorge, se comunicó telefónicamente con el encargado de recibir las ordenes en el restaurante Century. Tan pronto se identificó con su nombre y número telefónico, solicitó un encargo que incluía un arroz frito especial, un chop suey de pollo y camarones, dos servicios de pollo agridulce, dos servicios de carne con champiñones y 4 servicios de lumpias. La persona que lo atendió, le informó que su pedido con el número 329, estará listo en veinte minutos, pero antes, procedería a reconfirmarlo con una llamada de vuelta a su casa.
En Maracaibo, Venezuela, eran muy pocos los restaurantes con un servicio de despacho o “take away”, para los años 2000. Entre ellos, estaba el Century, que, era un restaurante de comida china ubicado en la calle 76 y que estaba prácticamente al lado de la vivienda de Jorge. En los pocos restaurantes que, si ofrecían la entrega al domicilio, alguien tomaba el pedido telefónico, el cocinero preparaba la comida y un repartidor la llevaba hasta la puerta del cliente, para recibir el pago solo en efectivo, por el importe de la orden y de la entrega.
Con el paso de los años y con ellos, un avance en la tecnología de la información, se desarrollaron aplicaciones y páginas web, para los restaurantes y domiciliarios, con los cuales, se pasó de las llamadas telefónicas a unos cuantos clics, para hacer el pedido. Los pagos requeridos, también migraron a la vía electrónica, con el crédito o el débito bancario, incluyendo las propinas. Para completar la mejora en el proceso, se incorporó el seguimiento en tiempo real del despacho, desde que salía del restaurante.
Jorge, debió esperar varios años para obtener una solución a sus exigencias gastronómicas, las cuales nunca fueron satisfechas por un solo restaurante. En la comida china, disfrutaba de las lumpias del restaurante El Mandarín, de la carne con champiñones del Century, del pollo agridulce del Estrella y del chop suey del Internacional. Esos restaurantes quedaban muy distanciados, por lo que sería necesario hacer un inapropiado tour en su propio vehículo, para comprar según su gusto, las diferentes porciones del menú de proteínas y carbohidratos. Jorge, tenía una regla de procedimientos, que consistía en que seleccionaba un solo restaurante, dependiendo del principal antojo del momento, y de allí se llevaba todo el pedido, a sabiendas de que habría alguna de ellas, que no le gustarían tanto.
Afortunadamente, la solución para que Jorge ordenara un menú de su total aceptación, vino con la implementación de aplicaciones móviles específicas para el servicio de delivery. Esas aplicaciones permitirían a los clientes, acceder a un amplio catálogo de restaurantes, leer los menús y los precios, hacer los pedidos y pagar de manera segura.
El servicio de delivery evolucionó a lo largo del tiempo, gracias a la innovación y los avances tecnológicos. Esa transformación les permitió a los restaurantes, ofrecer un servicio más eficiente y conveniente, y a los clientes, disfrutar de una experiencia de la entrega mejorada. No falta mucho tiempo del futuro, para el uso de drones o robots, para garantizar una entrega aún más rápida y eficiente.
Lamentablemente, esos restaurantes chinos de Maracaibo, o están cerrados o están muy disminuidos, moviéndose a la quiebra, por efecto de la crisis económica de Venezuela. La competencia entre restaurantes en el segmento de la alta cocina, ha disminuido y prácticamente no existe, por lo cual el beneficio del delivery con todos sus adelantos, deja de aportar valor en ese renglón de la economía.
Antonio Jimenez.
El segundo de tres escritos, se ambienta en los años 2000, antes de la evolución del proceso de reparto, con la tecnología de información.