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Cuentos de siempre (27): el delivery I.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

Ya han pasado seis décadas y permanecen intactos los recuerdos del momento, en que un sobrino menor de edad, observó a su tío leyendo una novela de bolsillo, en cuya portada estaban hombres montados a caballo.



Al preguntar sobre su contenido, el tío respondió que se trataba de una novela de vaqueros del oeste americano, quienes, estaban efectuando un recorrido a caballo, que les tomó seis meses, acarreando más de 3000 cabezas de ganado.


La imaginación del sobrino no le alcanzó para entender ese asunto y con sus ojos bien abiertos miró fijamente a su tío, quien, comprendió que debía aportarle más detalles. El tío se aprovechó de la curiosidad de su sobrino y le propuso que, a cambio de contarle la historia, que como él estaba bien mechuo, le cortaría el cabello.


El sobrino estuvo de acuerdo con el tío, quien, procedió a colocar en el medio de un patio de tierra de la casa, un cajón de madera sobre un taburete, simulando ser una silla de barbería, sobre la cual sentó al sobrino. El tío a seguidas, le colocó un paño cubriendo el torso del sobrino y le efectuó el corte conocido como a lo “yankee”, dejándole la cabeza casi toda al rape, con la excepción de solo una pollina sobre la frente. En el tiempo corto que tomó ese corte del cabello, le comentó sobre la historia de la novela.   


“Esos vaqueros sí que eran buenos jinetes y eran mejores con las pistolas y una cuerda con un lazo”, contó el tío y el sobrino le interrumpió, para agregarle, que posiblemente el niño Jesús, quería que el fuera un vaquero, ya que le había traído un par de pistolas, de regalo en navidad del año pasado.



Esos vaqueros tenían de jefes a un capataz y a un segundo al mando, quienes, cabalgaban al frente, guiando a la manada, dejando más atrás a los jinetes que arreaban las reses que se dispersaban y también a las rezagadas. Era ese mucho trabajo y se complicaba cuando ocurrían las estampidas, en las cuales existía el peligro de ser atropellados por los animales, lo que significaba una posible muerte para el caballo y el jinete. Las estampidas se producían por el temor del ganado a las tormentas eléctricas y a las incursiones de animales salvajes, de cuatreros y de los indios americanos.


El trabajo era continuo y no dejaba tiempo para preparar comidas ni dejar descansar a los caballos, por lo que tenían a otras personas cuyo trabajo era tan importante como el de ellos. En ese otro equipo, estaba un cocinero y unos aprendices a jinetes, al cuido de los caballos que servían de reemplazos. Ese equipo logístico, salían de primero en la jornada y se dirigían a un punto en la lejanía, en donde esperaban a los vaqueros, que llegaban pasado el mediodía. El cocinero que también era barbero, médico, banquero e intermediario en disputas, conducía una carreta que servía para guardar los alimentos, con la cocina y el comedor.



Al final de cuentas, esos vaqueros eran repartidores de una mercancía, al domicilio de un cliente, quien, previamente había pagado por ella. Para ello utilizaban como un medio de transporte, a la propia carga y a los caballos, principalmente.


El delivery es una salida laboral que se ha popularizado con los años, ya que no requiere de una educación específica para iniciar, cuentan con amplia demanda en el mercado laboral y por lo general tienen la libertad de seleccionar su propio horario. Con el delivery se han beneficiado muchos migrantes venezolanos en el país de los vaqueros, aunque también han pasado por situaciones de variados indoles.


Antonio Jimenez.

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Sr Jimenez
Sr Jimenez
Jul 08, 2024

Los repartos de productos a domicilio, constituye la ocupación laboral, que ha beneficiado a la mayoría de los migrantes en el mundo. Está serie de tres escritos, muestra una perspectiva desde el lado de quien lo ejerce.

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