César Concepción, mejor conocido entre sus amigos como Cesita, nació en Coro, estudió en Maracay y se residenció en Maracaibo, tres ciudades capitales de estados en Venezuela. Por ese motivo, había elegido el tres, como un número de la suerte, para juegos de azar y para cualquier aspecto en su vida.
A Cesita le molestaba su apodo y el prefería que lo llamaran con su nombre y apellido, puesto que se sentía muy orgulloso de unas glorias del beisbol venezolano, siendo ambos, unos excelentes paradores de pelotas en corto, César Gutiérrez y David Concepción. Esos jugadores, estuvieron en la plantilla de su equipo favorito de los Tigres de Aragua, en el cual, el coriano César le cedió su puesto al Rey David, el afamado short stop de la recordada maquinaria roja de los Rojos de Cincinnati. De ellos dos, Cesita sentía más aprecio deportivo por Concepción.
Muchas veces en el estadio de beisbol de Maracaibo, Cesita rabiaba contra el público que molestaba a Concepción, con el apodo de “cara e’ cabra”. Siempre que eso ocurría, el jugador le enseñaba al público su bate y lo movía insistentemente, en señal de que bateando se las cobraría.
Del Rey David, siempre recordaba que fue el autor de la mejor hazaña en el beisbol profesional venezolano. En un juego, sin la intervención asistencial de otro jugador, efectuó un triple out al equipo contrario. En esa jugada, con su habilidad y destreza como jugador, aprovechó un momento de confusión entre los jugadores contrarios, para efectuar el solo, las tres jugadas de out. De tal grado fue la confusión, que, en son de broma, le lanzó la pelota al receptor, quien, tocó al árbitro de la tercera base como si fuera un jugador, en lo que luego bautizó como el cuarto out.
Cesita también era un experto en sacarle provecho a una habilidad alrededor de pelotas, aunque en su caso, no eran las famosas spalding del beisbol, sino, las bolas navideñas para decorar los arbolitos decembrinos.
El también hacia los arreglos florales, en los salones para las fiestas de celebración de cumpleaños, bodas y cualquier otro motivo de reunión social. Con el pago a esos servicios, se mantenían él y su madre.
Con la crisis económica que azotó Venezuela en los años del 2017 al 2019, la demanda de trabajos de decoración decayó y Cesita decidió migrar a los Estados Unidos. Su partida fue a mediados del 2021, retrasada por la pandemia del Covid 19.
El trayecto desde Maracaibo hasta un centro de detección en Yuma, Arizona, en donde estuvo recluido temporalmente, fue de mes y medio. En ese tiempo pasó por una convalecencia por el corona virus en Medellín, efectuó viajes por avión entre Colombia y México y largas caminatas con coyotes mexicanos en un desierto americano, estuvo recluido unas semanas en el centro de detención, hasta la aprobación de un permiso temporal bajo el auspicio de un familiar y le colocaron un brazalete electrónico en uno de sus tobillos.
Una vez resuelto todos esos inconvenientes, con solo seis meses de permanencia en el gran país del norte, Cesita regresó a Maracaibo, ante un estado de depresión, causada por la muerte de su madre.
Una vez superado ese mal momento, Cesita intentó regresar a los Estados Unidos, esa segunda vez, utilizando el trayecto más dificultoso y peligroso de la ruta del tapón del Darién.
Esa fue una travesía espeluznante, dado que vio gente morir en el intento y en vez del Covid, sufrió de una infección renal y urinaria, que requirió convalecencia por varios días, en un puesto de socorro en la propia selva.
Luego de atravesar el Darién, el peligro no desapareció del todo, estando presente en los viajes con autobuses en centro américa y en la cubierta de trenes en México, hasta llegar a la ciudad de Monterrey. En esa ciudad estuvo seis meses trabajando como vigilante nocturno en un taller mecánico y luego de un trámite fallido para obtener un parole para reingresar a los Estados Unidos, regresó a Maracaibo.
Cesita se ha recuperado de nuevo, pero esta vez no piensa en un nuevo intento de migración forzada, ya que ahora está entusiasmado con la posibilidad, de que el país tome el rumbo hacia la prosperidad, con la oposición liderada por María Corina y por eso, transmutó todos los pensamientos en el apoyo a un tercer intento.
El tres, ahora lo considera como si fuera el tercer out del triple play de Concepción y no para su suerte.
Antonio Jimenez.
El tres se considera para la suerte, tanto como el siete. Las personas que lo eligen para decidir en cualquier aspecto de su vida, son capaces de digerir los altibajos.