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Cuentos de siempre (14): las basuras.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

Unos directivos de una corporación estatal de Venezuela, decidieron tener una reunión de trabajo mientras almorzaban. Dado que sería una especie de tormenta de ideas y que no necesitaban de la rigurosidad de un comité, para registrar los acuerdos y acciones, se decidieron por efectuarla en un sitio cercano a las oficinas, conocido como el Juan Sebastián Bar de la Avenida Venezuela del Rosal, en la ciudad capital Caracas.



Todos los convocados a esa reunión, esperaron por la selección de la comida de parte del presidente de la corporación y luego se sumaron a la orden con lo misma escogencia, en una muestra de adulación por servilismo o interés. Así que, para todos, les sirvieron una sopa de cebolla y una parrilla que compartieron cada dos de ellos. Formando parte del decorado de la mesa, se incluyeron hieleras, vasos de vidrio cortos y 4 botellas de Buchanan’s 18, cuyo contenido de scotch whisky, calmaba la sed de quienes se servían a vaso lleno en la modalidad on the rock.   


Tan pronto iniciaron con la tormenta de ideas, la interrumpieron momentáneamente, para recibir a un invitado especial, quien, llegó escoltado por un cuantioso contingente de guardaespaldas. Los gorilas revisaron las afueras y el interior del restaurant y luego se mantuvieron en los alrededores, logrando con su presencia intimidante, que otros clientes desistieran de su idea por entrar.


A esa corporación estatal, se le otorgó la exclusividad para el manejo de la chatarra ferrosa y no ferrosa, permitiéndole unas alianzas comerciales con el sector privado, para exportación y venta. En dos palabras, la corporación manejaba en ese momento, el platillo más apetitoso para los corruptos del estado y eso motivaba a las reuniones, la asistencia, la comida, los tragos y los acompañantes.  Las propias basuras humanas.


El primer comentario en esa tormenta de ideas, provino del altanero militar, presidente de la corporación, quien, presentó unos resultados parciales del cierre del año 2021. Levantando su voz al estilo de sargento de pelotón, instó a todos, a reforzar el ímpetu en limpiar a Venezuela de esas basuras indeseables y así lo mencionó textualmente: “debemos esforzarnos en mejorar los volúmenes de exportación de chatarras, en los principales puertos del país, al igual que en estos dos puertos del oriente del país, por donde salieron 46000 toneladas de desperdicios de hierro, acero y cobre, que logramos vender por 55 millones de dólares”.


Al escuchar sobre el botín de guerra de la chatarra, a algunos se le abrieron los ojos y en sus iris se les dibujaba el signo del dólar, mientras que otros se saborearon con un mayor gusto que con la comida.


El siguiente en opinar, fue el invitado especial, quien, provenía desde el mismo palacio de gobierno y tenía más poder que el militar, lo que justificaba según ellos, al contingente exagerado de escoltas que lo protegiera. Él les preguntó a todos con mucha prepotencia: “es que acaso, alguno de ustedes, se enteró del Venesat 1”.


Alguien en la mesa, miró a su alrededor y se adelantó con su respuesta, interrumpiendo al invitado y lo hizo para sobresalir entre sus compañeros, pero lamentablemente, no cuidó los términos de su intervención, por creerse también un ser superior: “a mí me parece que esa pregunta es importante, mas no es pertinente con el objetivo de esta reunión, pero hágame el favor mi joven Lasito, que era un diminutivo cariñoso con el que se conocía a ese invitado…Quien, de los aquí presentes, no recuerda al satélite Simón Bolívar”.



“Eso es correcto, contestó el joven Lasito; para nosotros los revolucionarios del país, era vital tener independencia con el manejo del internet, la telefonía y la televisión y ese satélite nos costó con los chinos, más de 400 millones de dólares. El satélite solo estuvo en órbita 12 de los 15 años programados y lo traigo a colación, mi querido amigo impertinente, no por sus bondades tele comunicacionales, ya que esa pendejada a mí no me importa mucho, sino, porque ese satélite pesaba 5 toneladas de puro mineral, que resultaría muy apropiado para chatarrear. Siendo que ese satélite, en donde se encuentre, todavía seria de nuestra propiedad, podríamos recuperar sus restos y venderlo como chatarra; así que ustedes serían los encargados de elaborar un plan con esa idea mía tan fabulosa”.


Finalmente les dio un mensaje de motivación al grupo: “por favor, con mucha propiedad, les recomiendo a ustedes, que piensen como yo lo hago, aprendan de mi genio y creatividad y vean que no les voy a durar por siempre”.


El Lasito, con su bajo nivel de dominio en las competencias para actividades del espacio exterior, sentó unas bases para un plan, que no podría ser acometido por esa corporación constituida por mediocres y depredadores del estado.


El espacio es en la realidad, una fuente inagotable de restos ferrosos ya que oficialmente hay más de 5600 satélites artificiales que giran alrededor de la tierra y solo 800 de ellos permanecen activos, y también hay cientos de miles de piezas de escombro espacial que constituye la basura espacial.



La NASA y otras organizaciones prestigiosas del mundo, entre las cuales, no está ni estará incluida la corporación venezolana, buscan una solución a ese problema y ya existen proyectos para recuperar la chatarra espacial y limpiar el espacio.


Antonio Jimenez.

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1 Comment


Sr Jimenez
Sr Jimenez
Apr 08, 2024

La basura es todo aquel físico producto de las actividades humanas, que es considerado como un desecho y que tanto completo, como en partes, podría tener en la venta como chatarra, un valor de salvamento.

Los responsables de declarar indebidamente esos supuestos desechos, para obtener un lucro indebido, ocasionando con eso un daño patrimonial, podrían ser considerados como una basura humana.

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