Herr Fritz, llego a Barranquilla en 1902, como el encargado de una empresa de transporte ferroviario y fluvial, un dúo muy importante del progreso en esa región. Desde el inicio de su gestión, formo parte de un grupo muy activo de su colonia, para fundar el Club Alemán en 1904. En ese club contaban con restaurante y barbería, un dúo de servicios, muy apropiado para Fritz, quien, cuidaba de su apariencia personal.
Con el correr de los años, Fritz cambió de hábitos alimenticios y prefirió las carimañolas y otros fritos, que consumía en la plaza de mercado de Barranquilla, en la calle 30. Había aumentado su índice de masa corporal, notándose más, en sus prominentes cachetes, colorados por el efecto del calor. Para acabar de completar el guion de calamidades, al inicio de la primera guerra en 1914, el club fue cerrado y vendido, eliminando la posibilidad de volver a su anterior rutina alimenticia y obligándolo a buscar de quien recibiría el servicio de barbería, entre otras necesidades.
Herr Fritz se convirtió en un asiduo cliente de mi abuelo, a partir de ese mismo año 1914 y ellos se encontraban cada diez días, para ser un dúo protagónico en un corte del cabello y arreglos de la barba y el bigote.
Hasta marzo del año 1918, Fritz y mi abuelo se encontraron en 130 ocasiones e incorporaron unas tertulias, que al final resultaban tan o más importantes, como el arreglo personal. Casi todas las tertulias fueron dedicadas a la primera guerra mundial, con las cuales, mi abuelo actuando como un receptor pasivo ante su mejor cliente y a quien no iba a molestar replicándole, se nutrió del desarrollo de la guerra en una versión desde el bando alemán.
De todas esas tertulias, la que le pareció más interesante e inolvidable a mi abuelo, fue una de las ultimas, antes de su regreso a Maracaibo.
Fritz estaba muy afectado por la muerte de varios jóvenes hijos de sus amigos en Osnabrück, quienes no superaban los 17 años de edad. Esos jóvenes en vida y en el frente occidental de la guerra, se alimentaban muy mal, como el resto de la población civil, a consecuencia del invierno de los nabos (Kohlrübenwinter), llamado así por la escasez de patatas y de otros alimentos, por lo que el nabo, era la única materia prima para el pan, la mermelada y el café.
Los cuerpos inermes de los jóvenes los enterraron desnudos en fosas comunes, para aprovechar sus uniformes con otros soldados vivos y las familias se habían enterado de sus muertes, gracias a que se recolectó y se envió al registro, la mitad de la chapa de identificación de los soldados, que tenía grabado sus nombres y en donde habían nacido.
El regreso de mi abuelo a Maracaibo en marzo de 1918, ya en sus 30 años de edad, le permitió reencontrarse con mi abuela y también con su familia.
A finales de ese año se dio un cese de hostilidades de la guerra, acumulando más de 16 millones de personas muertas, pero esa cifra seria superada con creces, por los decesos de una pandemia de gripe letal, conocida como la gripe española. La guerra y la gripe se convirtieron en el verdadero dúo de la muerte.
Esa gripe llegó hasta los confines de la tierra y los primeros casos en Maracaibo ocurrieron en octubre de 1918 e inmediatamente llegaron a 50 muertes diarias.
Mi abuelo fue el único y afortunado miembro de la familia que no se contagió, aunque todos lograron recuperarse de la gripe, después de cuidados estrictos y aislamientos. Las medidas sanitarias y el aislamiento de la población, trajeron la normalidad en un par de meses y se estima que la cifra de muertos llegó a 800 en el estado Zulia.
Antonio Jimenez.
Guerras, pandemias y mas, siempre causadas por la voracidad humana e intensificado al máximo en nuestros dias. Por ejemplo, los millennials ya alcanzan la mediana edad, y muchos se encuentran aun inestables en su vida personal y trabajo, que a esa referencia de edad muchos padres B Boomers, la habrían alcanzado.
Buenos días, los dúos están por doquier, aparecen como conjuntos de dos personas, animales, procesos o cosas con una función común.