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Cuentos de ficción (4): el boche.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

En el año 1901, mi abuelo estaba iniciándose en su pubertad y nadie lo aguantaba por odioso, ya que causaba molestias y desagrados a los demás. Su comportamiento estaba cambiando, encontrándose en una transición desde un niño hasta un pícaro adolescente, que se resaltaba con su voz con los llamados “gallos” y con el estiramiento físico.


En ese año, las rutinas de mi abuelo y de su hermano mayor, ambos adolescentes, pasaban por continuas visitas a las calles arenosas del casco central de la ciudad de Maracaibo y a su aledaño eje costanero, conocido como el malecón.



En eso, ellos nunca escarmentaban de los regaños y de los castigos corporales de parte de su madre, llegando inclusive a conocer de las penas que les correspondía por sus ausencias, con la cantidad exacta de los cuerazos y de los varazos. Muchas veces la madre de mi abuelo, gritaba a los cuatro vientos, pidiéndole paciencia a Dios, para aguantar el sufrimiento de lidiar con sus hijos y otras veces le pedía, que los adoptara por un rato y se los devolviera a los 20 años de edad. Nada de eso, hacia desistir a esos hermanos, por pasar un rato entre la gente y sus costumbres.


En el malecón se efectuaba diariamente la propia feria del pueblo, allí se daban citas desde los europeos migrantes y los representantes de las casas comerciales, elegantemente vestidos de trajes de lino blanco y corbata, hasta los trajineros o cargadores de bultos de café, que, por el contrario, mostraban sus cuerpos ennegrecidos por el polvillo que se desprendía de los varios sacos que portaban sobre sus hombros.



El malecón se iba llenando de mesas y de espacios demarcados, con alimentos muy frescos para procesar, más baratos que en el mercado. En ese alboroto y bullicio, de quienes ofrecían sus mercancías a los marchantes, pululaban la gente sin oficio, los pedigüeños, los borrachos y trasnochados y hasta los artistas callejeros que cantaban y exclamaban poesías y décimas.


Al rato de estar en el malecón, ya el cuerpo de mi abuelo le exigía una dosis de azúcar y por eso se dirigía como hipnotizado, hacia su lugar favorito, que era en donde estaban las negras y las mulatas, vendiendo las conservitas de plátano maduro y de coco, que eran sus preferidas entre tanto dulces y golosinas.



Allí y entre la gente se mezclaban los “boches”, que era como muchos en la ciudad a instancias manipuladas de los franceses, llamaban despectivamente a los alemanes recién llegados. Pero los boches a diferencia de los ingleses y de los franceses, hablaban algo en español y ese don especial de los alemanes, les hacía recibir ayudas y preferencias en el trato del poblador local, una ventaja competitiva, que luego utilizaron para monopolizar el negocio de la exportación del café.


En un encuentro fortuito en el área de las negras del dulce, mi abuelo y su hermano, conocieron a Gustav Neumann, un joven alemán de 16 años, nacido en Hamburgo, desde donde viajó a Maracaibo, para incorporarse como aprendiz de una firma de las ocho casas comerciales que controlaban el comercio en Maracaibo.


Gustav por hablar un español básico, se animó a cultivar una amistad con esos hermanos, para perfeccionar el idioma y para asimilar más rápido las costumbres de la gente de la ciudad, en donde permanecería por varios años.


Gustav visitaba la casa de la familia de mi abuelo, en donde se hizo del cariño de todos y en especial de sus hermanas menores, a quienes les llamó la atención por él, por sus características físicas, con la piel muy blanca, los ojos azules y el cabello muy rubio. Aunque ellas, no tenían la edad suficiente, como para pensar en una posibilidad de ser pretendida por el joven alemán, les quedo en su mente un prototipo de lo que querían tener como compañeros de vida para más adelante.


Antonio Jimenez.

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4 Comments


Luís Hernandez
Luís Hernandez
Feb 28, 2023

Sr. Jimenez, la forma en que plasmas tus relatos cortos, invita a los lectores a animarse a leer mas y mas, esperando en cada parrafo una nueva y refrescante historia. Gracias.


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luis trebolle
luis trebolle
Feb 27, 2023

Tus posts son sumanente refrescantes y amenos, adicionalmente ilustran historias tan agradables que son recuerdos inborrables de nuestras mentes.

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Heriberto Bravo Portillo
Feb 27, 2023

No se de sacas tantas anécdotas, pero imagino que de un largo trabajo de investigación. Excelente relato con una narración muy amena.

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Sr Jimenez
Sr Jimenez
Feb 27, 2023

Buenos días, el post "el boche", describe unas costumbres pintorescas de inicios del siglo XX.


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