Ya avanzaba la madrugada con un determinante silencio total, que era solo perturbado por unos grillos, que no cesaban de emitir su sonido característico, cri-cri, cri-cri, cri-cri. Esa especie de canto provenía de la estridulación producido por los grillos machos, un sonido derivado de la fricción de las alas anteriores con las patas posteriores, motivado por un cortejo sexual.
Los grillos pronto estarían acompañados por los serenateros, quienes, les harían la competencia, llevando su canto a una joven elegida de la Urbanización Urdaneta. Los serenateros eran tres o a lo máximo cuatro amigos, quienes, como grupo, emitían unos sonidos de voces y cuerdas, para agradar a una joven, pero no motivado por un cortejo sexual como el de los grillos.
Esa noche, los serenateros eligieron como primera interpretación la canción “Hoy”, un aclamado éxito de ese año de 1971, interpretada por Germain de la Fuente y su grupo chileno de Los Ángeles Negros.
Una canción muy bella, pero que resultó inapropiada para esa serenata, por el contenido de su letra, que estaba referida al despecho del hombre, en la terminación de una relación con su pareja mujer, por la existencia de otro amor.
“Hoy…. en mi cruel soledad, recordando un ayer que jamás volverá. Hoy…. no queda nada, no sientes nada por mí, que estoy tan triste muriendo de amor. Hoy…. ya no sé qué pensar, si hasta el cielo y el mar, me han robado tu voz… Y tú, vives tranquila, muy tranquila, porque tienes otro amor, a quien le brindas lo que yo jamás de ti podré tener, ilusionado con la dicha de tu amor…. y yo, sin la esperanza de tenerte alguna vez cerca de mí, solo en mis noches con la pena de vivir, pensando en ti…. tan lejos de ti”.
Justo hasta allí llegó la serenata, puesto que se abrieron todas las puertas de las casas, desde donde los escucharon, para validar quien era la elegida de la dedicatoria. Al observar esa reacción de los vecinos y recalar en la letra de la canción, los serenateros se esfumaron a la brevedad, dejándole todo el espacio a los grillos con su repetitivo cri-cri.
Ese mismo grupo de serenateros y otros similares, acapararon a todas las muchachas solteras de la Urbanización y se turnaban entre ellos para hacerles llegar sus canciones con variados propósitos, todos con mucho respeto y entre esos propósitos, se incluían que las consideraran como un apropiado regalo en sus días de cumpleaños.
Uno de los serenateros con una voz muy potente, irrumpió como seguidor-imitador de Tom Jones y luego con el nombre de Él Faraón, se radicó en España, en donde todavía hace presentaciones en sitios privados. La canción preferida de ese cantante, era “La casa del sol naciente”, que interpretaba a un tono muy alto y hasta mejor que en las versiones de Palito Ortega y del local Ivo, asegurándose de esa manera, de que llegaba directo a los oídos no solo a la seleccionada para la serenata sino a muchas otras en la vecindad.
En una ocasión a un grupo se le ocurrió dar una serenata en un barrio vecino y equivocaron la dirección. Esa serenata fue de tal calidad interpretativa, que luego de que finalizaron el set de 4 canciones, el dueño de la vivienda abrió su ventana y los felicitó, para luego aclarar lo de su equivocación.
Si al terminar la serenata no existía alguna reacción desde la casa, el grupo estaba preparado para ser muy tolerante ante la falta de reconocimiento y se retiraban sin dar a entender ningún enojo, siendo que más bien hacían uso de un buen humor, dándose las gracias y acusando el recibo entre ellos mimos.
Antonio Jimenez.
Un digno reconocimiento para Gastón Garrido, Ender Fuenmayor, Humberto Barboza, Elio Hernández, Levi Márquez, Víctor Hugo Nava y Rafael Soto, mis amigos de la urbanización, por sus serenatas y por sus recuerdos.
Las Serenatas han sido tradicionales en todos los paises hispanoparlantes desde tiempo inmemorial, como una expresión u ofrenda musical a uns persona amada o de quien se ha enamorado el ofrendante.
Los motivos puede ser diversos, entre ellos el Cumpleaños de la chica, alguna súplica de perdón, llamar su atención, etc. Las reacciones a estas musicalizaciones, también fueron diversas en el pasado por parte de las homenajeadas y sus padres.
En unos casos los Trovadores eran bienvenidos, se les escuchaba con agrado y se les agradecía el bonito gesto para con las muchachas. Mas no siempre era así en otras ocasiones, cuando los padres de las chicas, les pedían que se retiraran en medio de la pena q pasaban las…
Las serenatas se daban de noche, ya entrando en la madrugada y en la calle, justo en el frente de las casas de las jóvenes halagadas. Las canciones eran interpretadas por un grupo de sus vecinos admiradores. Fue una costumbre arraigada en los años setenta.