Algunos miembros de las familias que ocupaban las casas que rodeaban a un colegio, curioseaban acerca de la presencia de una cuadrilla de ocho trabajadores, interesándose en un terreno baldío. Ese terreno ubicado al lado de la cerca del colegio, era de grandes dimensiones en lo largo y en lo ancho y la cuadrilla quedó satisfecha, por ser el apropiado para las tareas que irían a ejecutar.
Las tareas arrancaron con varios de ellos, aplanando y limpiando algunas zonas y luego cavando unas zanjas y unos huecos, en donde sembraron unos postes de madera. Con respecto a los postes, los de menor longitud que eran la mayoría, estaban en la periferia de un gran circulo y solo dos que eran más altos, quedaron instalados en el centro.
En ese momento y en ese aspecto, los vecinos no tenían curiosidad por aclarar y se convencieron de que se iría a instalar una carpa para un circo. Unas horas más tarde, la carpa fue montada a pulso, a fuerza de la propia tracción humana, incorporando para eso, a algunos vecinos voluntarios que se sumaron, a cambio de entradas para una función.
Sin terminar con la instalación, una camioneta con dos parlantes chillones montados sobre la cabina del conductor, promocionaba el inicio de las funciones para el siguiente día. En ese momento, el tema de conversación de los vecinos, era motivado por la ausencia de los protagonistas del reino animal, más utilizados en un circo, como los felinos y los paquidermos. A un creativo, de esos que siempre estaba en cualquier jugada, se le escuchó decir, que arribarían de madrugada, porque ya los felinos, tenían su comida asegurada, con unos burros que permanecían amarrados bajo la sombra de un toldo.
Las funciones de ese circo incluían variados shows, tal cual se mostraban escritos con tiza en una pizarra, ubicada al lado de la puerta de entrada. Participarían unos payasos cacheteadores, un mago, un malabarista, un forzudo, un escapista y cerraban con dos atracciones especiales, que las mantendrían en secreto, hasta el momento de su debut.
La primera de esas atracciones especiales, resultó ser un espectáculo con una bailarina de estatura baja, que lo identificaron como el show de “Taty, la bailarina complaciente”, porque ella complacía al público, bailando cualquier ritmo que le solicitaran.
El mismo creativo, quien, no llegó a acertar con la llegada de los felinos y los paquidermos, aseguró que Taty era colombiana, por su nombre siendo comúnmente usado en el vecino país y por lo bien que bailaba las cumbias y los vallenatos.
La siguiente atracción especial, era un acto con un burro fumador, que fue del agrado de todo el público de las graderías y se convirtió en lo más esperado en las siguientes funciones. El cuidador y amaestrador de los asnos, le colocaba en la boca, un largo cigarro hecho de leña y el animal aspiraba y soltaba el humo. Aquí al mismo creativo se le escucho criticar el acto, por el mal ejemplo para que los niños adquirieran el hábito de fumar.
Los tres burros que permanecían amarrados en sus tiempos libres bajo la sombra del toldo, no eran la comida fresca de los felinos, sino unos fumadores empedernidos y se turnaban en las presentaciones.
Una persona asistente a una de las primeras presentaciones del circo, era un azote de barrio, conocido originalmente con el alias de “chorrito de agua”, aunque luego, ese alias sería recortado a “chorrito” por facilidad verbal. Alias Chorrito, era un experto ladrón de carros, quien, solo operaba en las zonas con residentes más pudientes.
A ese delincuente se le dio por enamorar a la Taty y logró que ella, le correspondiera a sus promesas de mejor vida fuera del circo. En una expresión coloquial, el chorrito se robó a la Taty, resultando en una lamentable deserción del circo.
La Taty ya solo era complaciente con su chorrito y lamentablemente para ella, solo estuvieron juntos por unos meses, al resultar su pareja, capturado y encarcelado. En poco tiempo, el alias chorrito, se convirtió por su fiereza, en uno de los lideres de los presos y la Taty se aprovechó de esa condición, para lograr unas presentaciones personales de su acto artístico, en el patio de la cárcel.
En el transcurso del día 3 de enero de 1994, unos internos de la Cárcel de Sabaneta en Maracaibo, Venezuela, provocaron un incendio en un pabellón, que resultó incontrolable y producto de su propagación, murieron calcinados 108 reos, siendo uno de ellos la recién pareja de Taty.
La vida en un circo, es atrapante, conmovedora y parte de todo un espectáculo, que trasciende a lo que los espectadores pueden ver.
Antonio Jimenez.
Como diria Celia Antonio, la vida es un carnaval, un circo. Felicitaciones por tan magistral cuento donde brilla el ingenio para concatenar la ficción con la realidad.
La vida en un circo es atrapante, conmovedora y parte de todo un espectáculo que trasciende a lo que los espectadores pueden ver.