top of page

Cuentos de ficción (25): el comerciante.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

No todos nacemos para ser comerciantes, entendiendo a estos, como las personas que compran y venden productos en el mercado, con el fin de obtener ganancias por esa intermediación.



Quienes se dedican a unas actividades mercantiles bien llevadas, podrían obtener unas condiciones apropiadas para la vida, tanto del propio comerciante como la de los suyos.


Mi padre siempre fue un comerciante, figurando en su accionar, tanto de primera como de segunda ocupación, tal cual esto último, ocurrió por varios años en que estuvo dedicado como conductor de vehículos nuevos. Esos choferes, conocidos como los caravaneros, transportaban los vehículos desde las plantas ensambladoras en el centro del país, hasta las concesionarías en Maracaibo.


En su desempeño como comerciante, mi padre manejaba un portafolio con varias líneas de negocios, y de ese gran numero, solo en dos de ellos, me involucré indirectamente, obteniendo de esa interacción, valiosas trazas para mi formación personal.


El mayor de los éxitos que recuerde de mi padre como comerciante, se dio en la promoción, distribución y venta de los álbumes de barajitas, y de ellos el más importante, fue el dedicado a la vida de Ben-Hur, basada en la popular película filmada en 1959, con Charlton Heston.



La película con sus decorados, el vestuario, la fotografía, el empleo de muchos camellos y caballos, la realización de una batalla naval y de una carrera de carros halados por caballos, se constituyó en una rica fuente para la edición de cuantiosas fotografías tipo barajitas, que se pegaban en cuadritos marcados, en las numerosas páginas de un álbum.


Ese álbum se promocionaba en la televisión, en un programa infantil dominical y en un intermedio se rifaban los premios, siendo el mejor, unas bicicletas de la famosa marca italiana Benotto.



Mi padre almacenaba en nuestro apartamento, unas cajas de cartón de gran tamaño, contentivas de álbumes y barajitas y algunas bicicletas, justo antes de la entrega a los ganadores. Eso colocaba la tentación de tener a mi alcance, a los elementos de la participación en los concursos y a los premios.


Muchas veces extraje unos sobres de barajitas, desde la parte inferior de las cajas. Los abría con cuidado, tomaba las que me hacían falta y en su lugar colocaba mis repetidas. Luego devolvía a su lugar el sobre ya manipulado y no dejaba ninguna huella de esa acción. Al llenar el álbum, participé en el concurso y logré obtener el premio de una bicicleta.


En uno de los primeros paseos con esa bicicleta, perdí el control y me accidenté, cayendo en una cuneta de concreto, causándome una herida abierta en la barbilla, que requirió de varios puntos de sutura. En adición al daño físico, sentí remordimiento y me aproveché de ese incidente, para devolver el inmerecido premio, justificándolo ante mis padres, con mi negativa para volver a usarla, ante el riesgo de una nueva caída.


En el otro negocio, mi padre participó de la manufactura y venta de bolsos femeninos y de otros artículos, tejidos con un material sintético, que adquiría a precios de sobrantes, en una fábrica de textiles en Caracas.



La manufactura se efectuaba en Urumaco, un pueblo del estado Falcon, situado a un par de horas desde Maracaibo. Allí se le entregaba la materia prima y los insumos del proceso, a una familia de confeccionistas, constituida por dos adultos y cuatro mujeres jóvenes.


Un día acompañé a mi padre, saliendo muy temprano desde Maracaibo y arribando al amanecer en Urumaco, los dos llegamos estornudando mucho, por el exceso de desperdicios de telas en el vehículo. Al llegar a la casa de la familia, pude sentir la complicada vivencia en un pueblo con muchas necesidades, con calles de tierra árida y sin servicios públicos.



Por encima de la sencillez de las jóvenes, pude notar que eran agradables a la vista y que una de ellas, le daba un mejor trato a mi padre.


Esa fue mi primera experiencia de emprendimiento y de trabajo en equipo, con el deseado involucramiento de la gerencia con los trabajadores.


Antonio Jimenez.

1,056 views2 comments

Recent Posts

See All

2 Comments


Gerardo Molero
Gerardo Molero
Jul 25, 2023

El trabajo como Caravanero en la década de los años '60 y '70, fue un oficio en cierta forma, algo sacrificado y físicamente exigente, además de poseer gran experticia para conducir en vías extraurbanas interestadales, las cuales se debían conocer suficientemente.


El Caravanero debía viajar en bus durante las noches para amanecer en Valencia o en Caracas, segun donde estuvieran establecidas las Ensambladoras, cuyo descanso no era tan efectivo como hacerlo en una cama, pero se acostumbraban a esa rutina.


El mismo dia, viajaban de regreso por la carretera Falcón-Zulia durante la mañana y parte de la tarde, mientras se construía la actual autopista entre zulia y Barquisimeto, conduciendo vehículos nuevos desde las Ensambladoras hasta los Concesionarios en Maracaibo, para…


Like

Sr Jimenez
Sr Jimenez
Jul 24, 2023

La compra venta de bienes en el mercado, de manera formal o informal, forman partes de la economia. Los comerciantes regularmente tienen claro sus objetivos, comprenden las normas y conocen las funciones que deben realizar.

Like
bottom of page