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Cuentos de ficción (16): inmersiones.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

Transcurría el mes de octubre de 1958 y en una cadena de cines de Maracaibo, se exhibía la película “El puente sobre el rio Kwai”, con el éxito de llenes totales.


Era la película más esperada en todo el mundo, desde su filmación, hacía ya, un año. La película arrasó con siete de los premios Oscar en su edición 30, efectuada en marzo de 1958, aportándole más argumentos para la inmensa concurrencia en Maracaibo.


En uno de esos cines, conocido como el Boconó, en el horario vespertino a las siete y media de la noche, asistieron mi padre y mis dos tíos, siendo ellos, un hermano de crianza y un cuñado de mi madre.


Esa noche empezó a llover cuando había transcurrido la mitad de la película y los asistentes de la platea popular, sin techo, traspasaron una cerca de metal y se ubicaron en los espacios vacíos de la platea preferencial, con techo, incluyendo a las sillas disponibles y a los pasillos, en donde la gente debió apartar del piso, las cascaras de los manices que allí se encontraban.


La lluvia fue arreciando hasta llegar a ser un torrencial aguacero y la proyección de la película fue lamentablemente suspendida, al momento de que el coronel Nicholson, cayera sobre el detonador y explotara la dinamita, que derrumbó el puente justo en el paso de un tren. Esa escena era el clímax de la trama de la película, cuando los vagones se introducían en las aguas del rio.


La gente no protestó por esa suspensión, no hubo silbidos ni gritos y en las caras de todos ellos, en vez del enfado, se dibujaba una preocupación con excesos de mortificación, ya que, lo más importante era, el estar a salvo de la tormenta.


Mas temprano en la tarde de ese día, mi papá y mis dos tíos, salieron en una camioneta tipo pick up. El cielo estaba encapotado de nubes, pero esa vista no les aguó la intención de ir al cine. Todos esos días de octubre, tenían las mismas características de baja presión, en algunos días las nubes descargaban y en otros no, pero en todo caso, las lluvias habían sido manejables dentro de lo normal.



En el recorrido al cine, por la calle 100, conocida como la avenida Sabaneta, abastecieron combustible en una estación Shell, que popularmente se conocía como Los Negritos y allí decidieron tomarse unas cervezas en el expendio del señor Lucidio. Esas cervezas que estaban muy frías, dispararon las ganas por otras, tanto de mi papa, como del novio de mi tía. Mi tío de crianza, se opuso y pidió respetar la ida al cine y ver la película. Estando en esa discusión se fijaron en la apariencia de una bodega de víveres allí cerca, conocida como El Gallo Bolo, con su techo de zinc, paredes de madera y dos bancas de madera en el frente. Ellos observaron que la madera estaba humedecida y manchada de lodo, sobre el metro de altura.


Más adelante y al llegar a la esquina de un puente que cruzaba una cañada, que es como se conocen a los cauces de agua de lluvia en Maracaibo, lograron ver una gran acumulación de agua y basura vegetal taponando los pases bajo el puente. En la esquina del Puente España, se debía cruzar a la izquierda para llegar en menos de tres cuadras al cine.



Ellos no tomaron en consideración las señales de las crecidas anteriores como una alerta, para medir un riesgo evidente en esa zona baja de la ciudad.


A la salida del cine con la función suspendida, se encontraron con el pavimento inundado considerablemente en donde estaba estacionada la camioneta, pero decidieron arrancar y regresar a sus casas. Ellos lograron avanzar por un corto trayecto, hasta que el agua le apagó el motor y la camioneta flotó y fue arrastrada por el agua. Se salieron por las ventanas y alcanzaron sujetarse de un poste eléctrico.


Algunos baquianos de la zona vinieron en su rescate y les lanzaron una soga para arrastrarlos a un sitio más seguro. Mi papa y mi tío de crianza, se atrevieron y lograron ponerse a salvo, mas no el novio de mi tía, quien, al recibir la soga, prefirió amarrarse al poste y nunca se soltó.


Allí lamentablemente lo cubrió el agua, repitiéndose la escena que logró ver con los vagones en el rio Kwai. Unos objetos que eran arrastrados por la corriente, lo golpearon y lo dejaron inconsciente, hasta su muerte por asfixia por inmersión.


Antonio Jimenez.

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3 Comments


marinalexander
marinalexander
May 23, 2023

Muchas de las tragedias podrían evitarse, si los individuos atendiesen a medir los peligros existentes en cada evento, situación o emergencia. En esos casos la imprudencia gobierna sobre la sensatez. Excelente mensaje Sr. Jiménez

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Gerardo Molero
Gerardo Molero
May 22, 2023

La Cañada Morillo fue lecho de muerte para mucha gente en aquellos años, hasta desembocar en el lago. Hasta una derivación de su cauce tiene en una zona conocida como La Florida. Hoy dia están embauladas y se construyeron facilidades viales para evitar la incomunicación, como lo fue el nuevo Puente España.


El volumen de agua que circulaba era grande y turbulento que, impedía la comunicación de la zona sur con el Casco central de la ciudad.

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Sr Jimenez
Sr Jimenez
May 22, 2023

Buenos días, el humano está capacitado para interpretar el entorno, con señales o evidencias de peligro, en especial las circunstancias que pueden ocurrir con riesgo para la vida. A veces, esas señales son desatendidas.

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