Mi abuelo y yo teníamos una sinergia perfecta de trabajo, ya que desde muy niño yo le aportaba mi buena vista y lectura a voz alta y el, utilizaba su capacidad para interpretar una información hípica y de allí pronosticar los resultados.
La fuente de la información que teníamos disponible incluía una revista especializada y el suplemento sabatino de un periódico de circulación nacional. En esa tarea, ocupábamos la tarde de los sábados y nos enfocábamos en el programa del hipódromo La Rinconada en Caracas y solo en las carreras validas para el juego nacional del 5 y 6, en el cual se obtenía un beneficio en dinero, si se lograba acertar los cinco o los seis ganadores. Luego a mi me correspondía, el ir a sellar el formulario para incorporarlo al juego. En mis recuerdos, no conservo ninguno relacionado con los mencionados aciertos y su correspondiente premio.
Cada vez que mi abuelo, comentaba sobre un caballo, cuyo accionar lo había defraudado en una carrera anterior, se enojaba mucho. Estando analizando una carrera y al mencionarle al caballo Chateaubriand, el comentó que lo había decepcionado en el clásico Simón Bolívar del año pasado y que había perdido con un caballo que mas bien parecía un burro; ese menospreciado caballo fue el criollo Socopo. Por esa decepción, Antonito, ahora para este año, que Chateaubriand vuelve a competir en el clásico, no lo voy a incluir en el cuadrito. No quiero de nuevo pasar por el mal momento de que pierda y que se me revuelva la bilis.
Yo no entendí que significaba que se le revolviera la bilis y afortunadamente no estuve en su presencia ese domingo, cuando Chateaubriand si ganó el clásico de 1967. En mi casa, me imagine, a mi abuelo con la bilis revuelta y por eso me interesé en conocer de su significado y de la mejor manera didáctica, con la teoría y la practica.
Simultáneamente en ese tiempo, muchas veces observé a mi abuela, colocar la ropa de mi abuelo en remojo, para más tarde proceder a su lavado. Regularmente era una camisa blanca de manga larga y unas telas rectangulares, que una vez limpias, las doblaba como unos pañuelos. Para el remojo usaba una ponchera de aluminio, en donde colocaba el agua y unas sales de bicarbonato.
La ropa que remojaba, estaba manchada con un color amarillo verdoso y ella un día me dio parte de la respuesta que estaba buscando, me comentó que esa mancha provenía de la bilis de mi abuelo.
A partir de ese momento, cada vez que lo escuchaba que se le revolvía la bilis, me imaginaba que la mancha sobre la ropa seria mas grande y de un color mas acentuado. Pensando en eso, trataba de calmar a mi abuelo en sus momentos de ira, ya que me sentía mas solidario con mi abuela, quien al final era quien desmanchaba y lavaba la ropa a mano.
Mi abuelo tenía en el lado derecho del abdomen, una abertura en su piel, por donde se colaba la bilis. Allí directamente sobre ese hoyo, se colocaba los pañuelos, como una especie de compresas, pero casi siempre el líquido lo saturaba y se extendía hasta la camisa.
En el año 1944, le fue efectuada una de las primeras colecistectomías en Maracaibo, para extraer su vesícula, dejándole un drenaje de la bilis al exterior. En algunas ocasiones, era testigo cuando mi abuelo limpiaba la boca de su drenaje, utilizando la punta de su cuchillo y con un movimiento circular raspaba y extraía el material obstructivo.
Ese liquido repleto de ingredientes de colesterol, ácidos, bilirrubina, agua, sal del cuerpo (potasio y sodio) y metales, era su bilis, la cual continuaba generándose en su hígado, pero tenia otra ruta en su flujo migratorio. Le habían cortado los conductos biliares que la hacían transitar por la vesícula, el páncreas y arribar al intestino delgado. Ya no era así y por lo tanto no aportaba ningún valor funcional a su organismo, ayudando a digerir los alimentos.
Ahora la bilis solo era un gasto, manchando su ropa y exigiéndole a mi abuela, un esfuerzo físico extenuante. En el definitivamente, no aplicaba la revuelta de la bilis como la expresión para la ira o molestia por una decepción.
Antonio Jimenez.
En efecto, el dicho "antes de que se me revuelva la bilis" tiene un significado muy particular, sobretodo en la región occidental de Venezuela, traduciendo éste coloquialmente "antes de que me altere".
En cuanto al padecimiento del abuelo, evidentemente debió ser una especie de "tortura", tanto para él como para la abuela lavando y esterilizando sus camisas. Para esa época, tanto las técnicas y recursos como los protocolos y procedimientos quirúrgicos en materia gastrointestinal eran limitados, aplicando en ocasiones a ciertos criterios que no fueron adecuados y a la postre fueron corregidos.
Entrando en materia hípica, Chateaubriand fue un gran ejemplar, con una alzada espectacular. Si mal no recuerdo, su Entrenador fue Domingo Noguera Mora y su Jockey oficial Angel…
Mi abuelo fue el propietario de Gradisco junto al Sr Reina. Ellos si no tuvieron problemas con la bilis. Mi familia fue hípica en la era de oro del hipismo en Venezuela. Los haras que recuerdo comenzando por el de mi abuelo:
Haras San Pablo de donde salió Gradisco, Hycele, entre muchos más
Haras Río Seco: de mi padre de donde salió Shazam, etc
Haras La Parcela: muchísimos campeones
Haras Rincón Grande
Haras Lin
Haras La Quebrada de donde salió entre muchísimos campeones la super yegua Gellnott.
Haras Tascabaña de mi abuelo ubicada en la Mesa de Guanipa.
Un abrazo
Siempre te
Buenos días, el post "Cuentos de ficción (13): la bilis revuelta", describe una situación cotidiana, alrededor de un dicho o expresion popular, que se utiliza con un sentido figurado, en lugar del que sería su significado literal.