Un bunker es una construcción hecha de hierro y hormigón, que se utiliza en las guerras para protegerse de los bombardeos, tanto de la aviación como de la artillería.
Los bunkers fueron empleados de forma masiva especialmente en la Segunda Guerra Mundial, y también se construyeron en la Guerra Civil española, especialmente a lo largo de las costas insulares, formando barreras defensivas que se extendían en ocasiones a lo largo de cientos de kilómetros.
Este es el caso de la llamada "Línea Maginot" edificada por el gobierno francés entre 1927 y 1936 a lo largo de la frontera con Alemania y también de los bunkers construidos por los nazis a lo largo de la costa francesa. Comenzada la Segunda Guerra Mundial, el territorio suizo se vio inmerso en medio del conflicto al estar rodeada de Alemania e Italia, y posteriormente fue rodeado totalmente con la anexión de Austria y la invasión alemana a Francia. En este contexto y, a pesar de que Suiza era neutral, nunca se descartó una invasión. Por este motivo en los años de la guerra se construyeron una gran cantidad de bunkers por todo el territorio suizo, especialmente en las fronteras del país y en los Alpes.
Entre los diferentes tipos de bunkers se encuentran el búnker de trinchera que es una pequeña estructura de hormigón techada, parcialmente enterrada, la cual ofrece mejor protección a los soldados que en la trinchera abierta y además incluye protección contra ataques aéreos (granadas, proyectiles de mortero) y protección ante el clima.
La parte frontal de un sistema de bunker de trincheras generalmente incluye ametralladoras o morteros y forma un campo de tiro dominante. Los bunkers de la parte trasera del sistema suelen utilizarse como puestos de mando, para almacenamiento de pertrechos y como hospitales de campaña para atender a los soldados heridos
El bunker tipo fortín son los excavados en puestos de guardia, que disponen de espacios de hormigón a través de los cuales disparan las armas de fuego. En inglés, se los llama pillbox (que traducido literalmente sería "pastillero"), nombre que surgió debido a la similitud de la estructura de este búnker con la de estas pequeñas cajas para llevar pastillas médicas. Los fortines están a menudo camuflados para ocultar su localización y aumentar al máximo el elemento sorpresa.
Muchos fortines fueron construidos antes de la Segunda Guerra Mundial en la República Checa en prevención de la invasión alemana de Checoslovaquia. Ninguno de éstos se utilizó realmente en el combate, pues hubo poca resistencia al Ejército alemán. El Imperio de Japón también hizo uso de pillbox en sus fortificaciones de Iwo Jima.
Muchas instalaciones de artillería, especialmente para la artillería costera, históricamente han sido protegidas por amplios sistemas de bunkers. Estos suelen alojar a los artilleros y los cañones, con las municiones protegidas contra el fuego, y en la mayoría de los casos también están protegidos los cañones, aunque por lo general esto reduce sus campos de tiro.
Los bunkers artilleros se suelen construir para los grandes cañones en una ubicación predefinida como parte de un sistema más amplio de defensas (como para un puerto o una ciudad litoral).
Se encuentran entre los búnkers más grandes edificados antes de la Guerra Fría. Las paredes de las instalaciones, como la Batería Todt en el norte de Francia, tenían hasta 3,5 metros de espesor con el cañón en su interior, capaz de llegar al otro lado del canal de la Mancha, en la costa inglesa.
Los bunkers industriales incluyen yacimientos mineros, zonas de almacenamiento de alimentos, vertederos de materiales, almacenamiento de datos y, a veces, viviendas. Fueron construidos principalmente por las naciones como Alemania durante la Segunda Guerra Mundial para proteger a industrias importantes de los bombardeos aéreos. Los bunkers industriales también están construidos para salas de control de actividades peligrosas, por ejemplo, pruebas de motores para cohetes, explosivos experimentales o como almacenaje para elementos radiactivos, explosivos u otros elementos peligrosos, que pueden ser de carácter militar o civil.
Los bunkers pueden ser destruidos con explosivos poderosos, normalmente explosivos de carga hueca dirigida, aunque los ocupantes de un fortín pueden ser eliminados con lanzallamas. Sin embargo, ciertos bunkers son extremadamente resistentes y por lo tanto la única forma de destruir uno de esas características es utilizando municiones altamente especializadas y guiadas, o bombas especialmente diseñadas para destruir hormigón macizo, como las llamadas "bombas terremoto" o las bunker búster llegando a ser necesarias municiones anti bunker con ojiva nuclear para aquellos bunkers más resistentes.
En conclusión, el bunker es una fortaleza prácticamente indestructible, diseñada para proteger equipos y vidas y para mantenerse como un sitio de defensa impenetrable.
Berlín es una ciudad reconstruida de arriba abajo, a diferencia de la inmensa mayoría de ciudades de Europa, no existe ni casco antiguo, ni zona histórica original, ni ningún castillo o fortaleza. Tras la Segunda Guerra Mundial, apenas quedaron edificios en pie y la ciudad volvió a reconstruirse gracias a la ayuda económica del Plan Marshall y de las ayudas de los países aliados. Sin embargo, Berlín empieza a conservar y reconstruir su historia reciente, que en la mayoría de casos corresponde al período final de la II Guerra Mundial y desde la guerra fría hasta nuestros días.
Berliner Unterwelten es una de las asociaciones de la ciudad encargadas de preservar la memoria de la capital alemana. En su caso, se han especializado en la recuperación de restos históricos del subsuelo. La Unterwelten organiza desde 1999 excursiones guiadas por las principales estructuras bajo tierra que esconde la ciudad y que se han recuperado hasta el momento, entre las que se encuentran algunos bunkers, montañas de ruinas (literalmente), estaciones de trenes abandonadas construidas durante la guerra fría y hasta visitas a los túneles que los berlineses del este construían para intentar escapar del dominio soviético.
Uno de esos bunkers está construido bajo la antigua estación de tren de Gesundbrunnen. Las estancias y pasillos que conformaban este refugio para la población civil, no tienen ventanas y tienen poca ventilación. La pintura luminiscente que todavía permanece en las paredes servía para iluminar las estancias cuando la luz eléctrica dejaba de funcionar. La pintura es toxica y todavía sigue haciendo efecto. El bunker ofrecía una falsa sensación de seguridad ya que las máscaras antigases no eran suficientes para todos. La posibilidad de morir intoxicados a causa de los gases tóxicos durante los bombardeos era una posibilidad real y a menudo se cerraban las principales vías de ventilación exterior. En otra de las salas existían pequeños dormitorios con apenas unas literas para niños y ancianos. La mayoría de personas se agolpaba en otras salas de espera muy poco acondicionadas y con bancos preferentes para niños, ancianos y madres con hijos.
Los sistemas de bunkers de la ciudad sólo tenían capacidad para cobijar al 5% de los habitantes de Berlín. Además de salas para la población civil, también existían las estancias reservadas para los soldados y la sala de telecomunicaciones para conectarse con el exterior (pero sólo reservada para uso militar).
Cuando la asociación encontró el bunker, éste estaba lleno de ruinas y tuvieron que acondicionarlo para su uso actual, pero las estructuras originales se conservan en bastante buen estado.
Algunas familias opulentas preocupadas por el fin del mundo, se lanzaron a la compra de lujosos búnkeres construidos en un antiguo silo de misiles en Kansas, EE.UU. El suntuoso condominio denominado 'Survival Condo', que cuenta con apartamentos de más 550 metros cuadrados, está sepultado a 53 metros bajo tierra y es lo suficientemente resistente como para soportar una explosión nuclear. Un empresario compró el antiguo silo de misiles en el 2008 debido a las crecientes amenazas de la seguridad mundial, catástrofes climáticas, pandemias como la del Covid-19 que nos afecta en estos días de abril de 2020 y ataques terroristas que se avecinan inevitablemente y en función de esa visión holocausto construyó el complejo que cuenta con apartamentos valorados hasta en 3 millones de dólares, y según reveló el empresario, todas las unidades fueron vendidas, por lo que efectuó otros proyectos similares
Survival Condo puede dar cabida a 75 personas, y la edificación subterránea está dotada de sofisticados equipos para el tratamiento de agua y aire, redes informáticas y equipos para la generación de energía eléctrica. Los residentes del búnker pueden llevar una vida ininterrumpida de lujo subterráneo, ya que cuentan, entre otras instalaciones, con cine, clínica, piscina, spa, gimnasio e incluso con una granja que abastecerá con suficientes alimentos por hasta cinco años.
Las paredes de los apartamentos subterráneos en lugar de ventanas cuentan con pantallas de video, en las que se exhibe cualquier tipo de paisaje agradable del mundo exterior. En caso de emergencia se contará con transporte blindado desde el aeropuerto local de Kansas o desde cualquier otro lugar dentro de un área de 643 kilómetros. Mientras que guardias armados resguardan la entrada al complejo.
Algunos propietarios no están dispuestos a esperar el apocalipsis para disfrutar de esta lujosa forma de supervivencia subterránea, por lo que con frecuencia acuden a sus propiedades junto a sus invitados, quienes aseguran que su experiencia en el antiguo silo de misiles ha sido "mejor que en Disney".
La demanda crece en todo el mundo y son varias las empresas que ya se están dedicando al desarrollo de bunkers de lujo, capaces de enfrentar pandemias, asteroides o incluso la Tercera Guerra Mundial, pero con el mejor estilo.
La élite mundial, entre los que se incluyen grandes estrellas del deporte y ejecutivos tecnológicos, ha decidido diseñar sus propios bunkers para albergar a familiares y amigos. En 2016, los refugios de alta gama crecieron un 700 por ciento con respecto a 2015.
Este tipo de refugios se fabrican con placas de acero, albergan alimentos para un año por cada habitante y son capaces de soportar terremotos. La diferencia con un búnker ordinario, es que estos son más sofisticados y elegantes que la suite de un hotel glamoroso.
Las estructuras, que soportan un ataque nuclear, están equipadas con sistemas de generación de energía, purificación de agua y filtrado de aire. Además, cuentan con jardines hidropónicos y todo tipo de comodidades, incluyendo teatro, escuela, clínica médica, spa y gimnasio.
La pandemia del Covid-19 con su estadística de contagios y muertes, ha sido seguramente la mejor propaganda para la construcción y venta de estos tipos de edificaciones, en especial para los pudientes de la tercera edad.
Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.
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