Entre las estructuras superficiales del planeta, visibles desde la órbita terrestre, sin ninguna ayuda mecánica (como una cámara o unos prismáticos), se encuentran algunas estructuras naturales, carreteras, presas y ciudades.
La creencia de que la Muralla China puede verse desde el espacio no es cierta, la distancia es demasiado grande como para que este enorme muro sea visible en las cámaras de la NASA. El problema de discernir entre la realidad y la leyenda urbana radica en definir a qué distancia sobre el nivel del mar, se encuentra el "espacio". La frontera podría estar entre los 100 kms (línea de Kármán) y los 418.5 kms (órbita de la Estación Espacial Internacional).
La definición más aceptada es que el “espacio“ se encuentra a partir de la mencionada línea de Kármán, la cual es tomada por la Fédération Aéronautique Internationale (FAI), una organización dedicada al establecimiento de estándares internacionales y reconocedora de los récords en aeronáutica y astronáutica, como el límite entre la atmósfera terrestre y el espacio exterior.
Sin querer desviar el contenido del tema principal de este escrito, se mencionan dos noticias recientes importantes sobre la Estación Espacial Internacional. La primera, es el acople de la cápsula Crew Dragon de SpaceX, efectuado el 31 de mayo de 2020, con lo cual los astronautas Doug Hurley y Bob Behnken desembarcaron para unirse por unos 120 días, a la tripulación ruso-estadounidense (3 astronautas) que ya estaban a bordo de la EEI.
La segunda noticia y aún más reciente, del 2 de julio de 2020, se trata de una maniobra no planificada de emergencia, para corregir la órbita de la Estación Espacial Internacional (EEI), con el fin de evitar un impacto de basura espacial, con lo cual se incrementó la altura de la estación en 300 metros. Se estima que alrededor de la Tierra orbitan cerca de 7.200 toneladas de basura espacial, la cual, en cualquiera de sus tamaños, podría causar daños a una nave espacial operativa.
Pero volviendo al tema de este escrito, los astronautas pueden distinguir fácilmente las ciudades del área rural que las rodea, en una órbita terrestre a 217 kilómetros de altura e incluso son visibles desde la Estación Espacial Internacional. Con prismáticos, los astronautas pueden ver carreteras, aeropuertos, presas, puertos e incluso vehículos y barcos de gran tamaño.
Sin duda, la Gran Muralla China es el objeto hecho por el hombre al que más se le atribuye la capacidad de ser visto desde el espacio, aunque esto es imposible desde cierta distancia.
El parámetro relevante no es la longitud de la Muralla que asciende a 8.850 kilómetros de largo, que incluyen 6.259 kilómetros en secciones de pared reales, 2.232 kilómetros de defensas naturales y 359 kms de trincheras. El problema es su anchura, normalmente menor de 6.5 metros. Para ilustrar esto con un simple ejemplo, ver la Gran Muralla desde una distancia de 100 km de altura sería lo mismo que ver un cable de 2 centímetros de diámetro desde más de medio kilómetro de distancia, o distinguir a un ser humano de 1,70 m de altura a 45 km.
A falta de poder comentar sobre la posibilidad de poder ver Gran Muralla China a grandes alturas, existen dos estructuras superficiales poco comentadas, que si se pueden ver desde el cielo, una de ellas es natural y la otra es artificial. También existe un efecto contaminante, perfectamente visible desde el espacio exterior.
La estructura natural formada por la Gran Barrera de Coral se constituye en el mayor arrecife de coral del mundo. El arrecife está situado en el mar del Coral, frente a la costa de Queensland al noreste de Australia. El arrecife, que se extiende a lo largo de unos 2600 kilómetros, no es una línea continua de arrecife, sino que está formado por más de 2000 arrecifes individuales y casi 1000 islas y cuenta con una superficie de 35 millones de hectáreas. El arrecife si puede apreciarse desde el espacio.
Debido a su vasta diversidad biológica, sus aguas claras templadas y su fácil accesibilidad, lo convierte en un destino muy popular entre los aficionados al submarinismo. La Gran Barrera de Coral es mencionada a veces como el ser animal vivo más grande del mundo. En realidad, consiste en la acumulación milenaria de muchos esqueletos de colonias de corales del orden Scleractinia, compuestos de carbonato cálcico y aragonita principalmente. Sobre esas estructuras, que se extienden a lo largo de kilómetros, se aglutina una de las mayores concentraciones de biodiversidad del planeta.
La Gran Barrera de Coral que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1981, se ha visto afectada por el calentamiento global que aumenta cada vez más.
Los corales son especies muy sensibles a los cambios de temperatura del océano. De hecho, recientes estudios han constatado que desde el año 2016, han muerto más del 35% de los corales en 84 áreas de las secciones norte y centro de la Gran Barrera de Coral, debido al blanqueo de coral producido por el aumento de la temperatura del mar. Las olas de calor marinas del 2016 y 2017 generaron el blanqueo de coral de dos tercios del total del arrecife. Por otra parte, los efectos de la pesca indiscriminada y la contaminación, han hecho que la barrera resulte dañada, disminuyendo el ecosistema que se alberga en ella. De continuar con estas acciones, la Gran Barrera de Coral continuará perdiendo peces, flora y acuática.
La estructura artificial conocida como el Campo de Dalías, se encuentra en comarca situada en el suroeste de la provincia de Almería, en la comunidad autónoma de Andalucía, España.
Desde los años 60, en el Campo de Dalías, se ha desarrollado la agricultura intensiva bajo plástico más importante del planeta, con el sistema de riego por goteo que hace preservar y ahorrar los recursos hídricos de la zona, que provienen de los acuíferos del Campo de Dalías que a su vez tienen su origen en la cercana Sierra de Gádor. Cabe resaltar que la infraestructura agrícola es una de las pocas construcciones humanas visibles desde el espacio. El Poniente Almeriense que es una comarca española de la provincia de Almería, también es llamada en ocasiones Mar de Plástico en su zona sur, por estar cubierta prácticamente por invernaderos.
A lo largo de la evolución humana, la luz estuvo más o menos restringida a las horas de luz solar, el tiempo que el sol permanecía por encima del horizonte, lo que ya no ocurre en las sociedades desarrolladas. Con la llegada de la electricidad, la luz artificial se ha convertido en un contaminante importante, y probablemente esta situación no haga más que empeorar.
La definición de la contaminación lumínica. establece que la introducción de luz artificial produce una degradación de los ecosistemas o el estado natural, pero existe otra definición operacional menos exigente que limita a la degradación lumínica como aquellas emisiones lumínicas de fuentes artificiales de la luz en la noche en intensidades, direcciones, diarios u horarios, innecesarios para la realización de actividades en la zona en la que se instalan las fuentes.
La principal diferencia entre estas definiciones es que, en la primera, prácticamente toda iluminación nocturna causaría contaminación lumínica y en la segunda tan solo las instalaciones que emiten variedad de luz. Sin embargo, los efectos de la luz artificial en la naturaleza están no probados independientemente de la eficiencia de los sistemas de iluminación.
La contaminación lumínica tiene como manifestación más evidente el aumento del brillo del cielo nocturno, por reflexión y difusión de la luz artificial en los gases y en las partículas del aire urbano (smog, contaminación), de forma que se disminuye la visibilidad de las estrellas y demás objetos celestes. Como consecuencia de estos fenómenos, las ciudades se han desligado de su entorno y, junto con la contaminación, han generado una cápsula que impide disfrutar los cielos estrellados aún en condiciones climáticas adecuadas.
Sobre la contaminación lumínica, hasta el momento, existe escasa conciencia social, pese a que genera numerosas y perjudiciales consecuencias como son el desperdicio de energía (y las emisiones de gases de invernadero resultantes de su producción), el daño a los ecosistemas nocturnos, los efectos dañinos a la salud en humanos y animales, las dificultades para el tráfico aéreo y marítimo, las dificultades para la astronomía y la pérdida en general de la percepción del Universo a gran escala. Es probable que muchos de los efectos negativos de la contaminación lumínica sean desconocidos aún.
Es indudable que el alumbrado exterior es un logro que hace posible desarrollar múltiples actividades en la noche, pero es imprescindible iluminar de forma adecuada, evitando la emisión de luz directa a la atmósfera y empleando la cantidad de luz estrictamente necesaria allí donde necesitamos ver. Toda luz enviada lateralmente, hacia arriba o hacia los espacios en donde no es necesaria, no proporciona seguridad ni visibilidad y es un despilfarro de energía y dinero.
Estos perjuicios no se limitan al entorno del lugar dónde se produce la contaminación sino que la luz se difunde por la atmósfera y su efecto se deja sentir hasta centenares de kilómetros desde su origen.
Al incrementarse más el brillo del cielo, acaban por desaparecer también, de forma progresiva, las estrellas, con lo que, al final, solamente las más brillantes, algunos planetas y la Luna resultan visibles en medio de un cielo urbano neblinoso de color gris-anaranjado.
Si consideramos que, en condiciones óptimas, nuestro ojo alcanza a distinguir estrellas hasta la sexta magnitud, lo cual supone poder alcanzar a ver unas 3.000 en verano.
Cada vez, un habitante necesita más energía, entre otros motivos para los aparatos eléctricos (televisores, lavadoras, ordenadores) provocando que un ciudadano de un país industrializado gaste unas 100 veces más que un habitante del tercer mundo.
La contaminación lumínica está relacionada en parte con un aumento del CO2 debido a que para producir electricidad se necesitan centrales térmicas (aparte de energías renovables) y esto produce un aumento notable de la contaminación medioambiental.
No se debe confundir el intento de minimizar la contaminación lumínica con la idea de dejar a las ciudades con una iluminación deficiente, Al contrario, las acciones a llevar a cabo para reducir la contaminación lumínica suelen llevar asociadas mejoras de la calidad de la iluminación ambiental, desde comienzos de los años 1980 existen diferentes movimientos organizados de gente preocupada por este problema y que promueven campañas de prevención de la contaminación lumínica.
Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.
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