Relatos (15): planes.
- Sr Jimenez
- Jul 21
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Castillo, quien había cruzado por la línea de vida de las cuatro décadas a finales del año 1992, era lo que se conocía laboralmente como un empleado de confianza de una filial operadora de la estatal petrolera venezolana. En el tiempo previo a su salida para el disfrute de sus vacaciones a mediados del año 1993, debía someterse por primera vez a un examen médico que le estaba preocupando.

La empresa consideraba que el periodo vacacional requería de la autorización de un examen médico general, en el cual rutinariamente se incluían unos análisis de laboratorio, unas imágenes de rayos X y una prueba de esfuerzo. Pero al llegar a los cuarenta años de edad, la orden para los hombres se ampliaba con un tacto rectal para verificar la condición de la próstata, convirtiendo a ese examen en el más grande reto de la valentía masculina.
Con ese primer tacto en la historia ocupacional de Castillo se constituiría en el epicentro de abundantes comentarios con sorna de parte de sus amigos, tan pronto saliera del consultorio. Pero lo que más le preocupaba era que sus pensamientos le señalaban que ese era el momento preciso para definir un plan para el futuro.
El tacto, con unos segundos de duración, fue el disparador para que Castillo enfatizara en su responsabilidad por los asuntos de la salud y de la vida en su periodo de retiro laboral, y aunque para que eso ocurriera le faltaban veinte años, Castillo estableció unas líneas generales promoviendo su disposición a una asignación de trabajo en el exterior en concordancia con una educación apropiada de sus hijas y se empeñó en la administración de sus ingresos con mira al futuro, depositándolos en ahorros a plazo fijo y haciendo inversiones habitacionales.

Esa aspiración de Castillo, vertida en un plan de los humanos, quedaba sujeto a las diferencias con el plan de Dios. La principal diferencia entre el plan de los humanos y el plan de Dios radica en su origen y propósito. El plan de Dios es eterno y perfecto, mientras que los planes humanos son temporales y a menudo imperfectos, sujetos a errores y cambios.
Dios tiene un plan para cada individuo y para toda la humanidad, un plan que busca el bien y la salvación, mientras que los planes humanos suelen estar motivados por intereses personales y deseos temporales. En el país de Castillo, en solo diez años desde el inicio de su plan, ocurrió que, a decenas de miles de trabajadores de la estatal petrolera, con Castillo incluido, fueron injustamente despedidos y sometidos a un despiadado veto laboral, con lo que se inició y se fortaleció la migración profesional venezolana hacia otros países.

Castillo optó por esa migración en un plan que seguía siendo de un humano, y como tal no había seguridad de que se cumpliría a la perfección. A menudo los planes frustrados son caminos para el gran propósito de Dios, y cuando nos enfocamos en ese propósito, nos liberamos de la presión que éstos crean y soltamos el impulso de querer hacer todo a la vez y la frustración que provoca el darnos cuenta de que no podemos hacerlo.
Castillo terminó su ciclo de trabajo en empresas en México y Colombia que valoraron sus buenas competencias técnicas, sin llegar a estar exento a renuncias y despidos también imprevistos. Castillo emigró y logró estabilizarse en el gran país del norte con una vida ajustada a su edad y condiciones, y permanece junto con toda su familia, incluyendo nietos, bajo el plan que Dios le tenía dedicado.
Antonio Jiménez.
Mi querido relator, hoy has tocado un tema profundo: el destino y los planes de Dios. Gracias por hacerlo.
A mis casi 70 años puedo afirmar, con serenidad y certeza, que los planes de Dios para mi vida han sido acertados y perfectamente engranados en el tiempo. He vivido muchas experiencias en las que, en su momento, sentí que todo se desmoronaba… pero con el paso de los años comprendí que aquel tropiezo encajaba de forma precisa en un camino hacia algo mejor.
Mi fe se ha renovado al observar cómo, una y otra vez, lo que parecía un final era apenas un giro necesario en el camino. Nada estuvo fuera de lugar. Todo ha tenido sentido.
Entre el plan de los humanos y el plan de Dios existen diferencias que radican en su origen y propósito. En los humanos los planes son temporales y a menudo imperfectos sujetos a errores y cambios, mientras que el plan de Dios es eterno y perfecto.