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Que fechitas.

Writer's picture: Sr JimenezSr Jimenez

Los estados de nerviosismo no son más que miedos e inseguridades que nos hacen dudar sobre el resultado de algo a lo que nos tenemos que enfrentar.


Estar nervioso es un desagradable estado de agitación, que en cierta medida es normal, pero que puede adquirir dimensiones realmente alarmantes, que incluso llegan a impedir que la persona se desenvuelva normalmente, llegando a una ansiedad, que se convierte en una poderosa barrera para avanzar en la vida.



El miedo se refiere a la anticipación de una consecuencia que es amenazante y existe. En cambio, la ansiedad se refiere a la anticipación de una consecuencia amenazante difusa, que realmente no existe.


Por tanto, ese miedo; esa expectativa aprensiva y ansiógena es la que muchas veces nos hace perder el control. Para ello no hay más que ser consciente de esto, y ser pragmático.


La ansiedad es una respuesta bastante compleja, ya que involucra pensamientos, emociones, así como reacciones fisiológicas y conductuales.


Esta avalancha se activa cuando ciertos eventos o circunstancias son percibidos como amenazantes para nuestra integridad física o sicológica.


El miedo es la evaluación básica y automática de peligro, mientras que la ansiedad es un estado más duradero de amenaza que involucra al pensamiento en mayor proporción, en comparación con el miedo.


Los oscuros pensamientos que acompañan los estados de ansiedad tienen que ver con incontrolabilidad, incertidumbre, vulnerabilidad (indefensión) e incapacidad para obtener los resultados deseados. Están basados en asunciones falsas o razonamientos inadecuados acerca de la amenaza o daño potencial. Interfieren con la habilidad de la persona de afrontar circunstancias aversivas o difíciles.


Muchos de los síntomas son fisiológicos (sudoración, taquicardia, enrojecimiento o palidez, etc.). Lo que hace que estos estados ansiosos sean tan devastadores es la sensación de vulnerabilidad. Esta terrible sensación hace que nos sintamos a merced de peligros internos o externos sobre los cuales carecemos de control, o bien que éste es insuficiente para sentirnos seguros.



En la ansiedad, este sentido magnificado de vulnerabilidad es evidente en la anticipación exagerada de un posible daño frente a estímulos que son neutrales o inocuos. Al mismo tiempo, cuando estamos ansiosos ignoramos las señales de seguridad presentes en las situaciones que consideramos amenazantes.


La intensidad de un estado de ansiedad depende del equilibrio entre la evaluación inicial de amenaza y la evaluación posterior de seguridad y habilidad para manejar la situación.


Los ataques de pánico y el trastorno de pánico es como una trampa del que sufre, haciendo creer que lo que está viviendo es peligroso (es decir, surgirá un ataque al corazón, un desmayo, se perderá la razón, se perderá el control) cuando realmente un ataque de pánico no representa ningún peligro en absoluto.


En segundo lugar, los afectados caen en la trampa de hacer cualquier cosa que creen que les ayudará a evitar las crisis cuando lo que realmente hacen es empeorar los ataques de pánico.


Estas actividades incluyen comportamientos de evitación, tratando de controlar los ataques de pánico, luchando contra ellos, cayendo en supersticiones y rituales para evitar ataques de pánico y conseguir autoprotección. Es decir, lo que se hace para enfrentarse a los ataques de pánico termina por perpetuarlos, en la mayor parte de los casos.



El 6 de junio de 1996, la población del Departamento de Boyacá en Colombia fue sacudida por un temor religioso provocado por la aparición o nacimiento del anticristo. El numero del día y del mes y de la hora 6 de la mañana, se correspondía al 666, el cual se conoce como la marca de la Bestia, según un término bíblico del libro de Apocalipsis, del Nuevo Testamento. El número está habitualmente relacionado con Satanás y con el Anticristo.


El temor se extendió por todo el territorio boyacense y fue creciente el número de niños llevados por sus padres a la pila bautismal para protegerlos de la marca del anticristo.


Muchas familias con niños sin bautizar, asustadas por los rumores del inminente fin del mundo o por las desgracias que podrían sobrevenir sobre ellos con la aparición o nacimiento del anticristo, anunciado para el 6 de junio de 1996 a las 6 de la mañana, no tuvieron otra alternativa que esconderlos de las garras del mal con el sacramento del bautismo. Algunos sacerdotes se abstuvieron de aplicar ese sacramento, para no contribuir más al fanatismo, pero sí bendijeron agua, velas, fósforos, escapularios, medallas e imágenes de sus preocupados fieles contribuyendo así con los vendedores.


A la comunidad se le pidió no dejarse impresionar porque eso de la aparición del anticristo son especulaciones sin ningún fundamento teológico. Se considero que el temor era causado por la ignorancia y una fe cristiana muy débil. Se interpreto que alguien lanzó el rumor con algún interés comercial y la gente siguió a las personas no bien preparadas en la religión.


En el mes de diciembre de 1999, a pocos días del cambio de milenio, la gente pensaba que las profecías apocalípticas se iban a hacer realidad y de ellas, en los medios de comunicación se alertaba sobre una que tenía más probabilidades de hacerlo que la venida del Anticristo, el Efecto 2000.


La amenaza del Efecto 2000 fue muy real durante los últimos meses de 1999. En todos los medios de comunicación se avisaba de la necesidad de actualizar los ordenadores para evitar un colapso que llevara al mundo al borde del precipicio y el 1 de enero de 2000 se aguardaba conteniendo la respiración. Sin embargo, en el Año Nuevo todo seguía igual que antes, y el Efecto 2000 pasó a considerarse un elaborado bug, un engañabobos para vender ordenadores nuevos. O tal vez no lo fuera, y en realidad se evitó una crisis mucho más grave de los que parecía.


El bug del milenio se basaba en la programación de las fechas en los sistemas informáticos. Se utilizaban dos dígitos al indicar el día, el mes y el año, y en este último apartado, los sistemas siempre asumían que el año pertenecía al siglo XX. Si se incluía allí "98", el sistema sabía que se estaba haciendo referencia a 1998. El problema venía con el año 2000 porque, para los ordenadores, el "00" se referiría a 1900. Es decir, que todos los sistemas informáticos viajarían cien años al pasado.


Las alertas sobre este peligro empezaron a aparecer en los medios de comunicación ya en 1998, como en ese anuncio que aparece Leonard Nimoy, el actor que personificaba al Sr Spock de la popular serie Viaje a las Estrellas, y que comunicaba que el fallo Y2K (así se denominaba el efecto que causaba el problema), podía causar que los ascensores se detuvieran, que los cajeros automáticos se volvieran locos, que los aviones tuvieran que permanecer en tierra, etc. A finales de los 90, el sistema económico, las comunicaciones, la red eléctrica, todo estaba informatizado y controlado por ordenadores, y si éstos no eran capaces de reconocer en sus programaciones el año 2000, los resultados podían ser catastróficos.



Además, el euro, la moneda única de la Unión Europea, había entrado en vigor el 1 de enero de 1999, el mercado y los ciudadanos todavía estaban adaptándose a la transición, lo que añadía otro problema más a los que pudiera causar el error del milenio.


El trabajo que se hizo para prevenir el Efecto 2000 acarreó que, al final, la crisis se evitó y el 1 de enero fue como cualquier otro día de Año Nuevo, y aunque hubo algunos fallos atribuidos al error del milenio, éstos se solucionaron con rapidez.


Algunos de los problemas divulgados fueron fallas menores como alarmas, errores en el manejo de las fechas, teléfonos móviles que suprimían los nuevos mensajes recibidos, en lugar de los viejos, cuando se llenaba la memoria, máquinas validadoras de billetes de autobús y tragamonedas en las pistas de carreras que no pudieron funcionar, paginas web con fechas equivocadas, rechazos de transacciones de tarjetas de crédito, cuentas de cobro con fecha de enero de 1900, cobros excesivos por tener prestados libros durante 100 años, fallas en parquímetros, 30 millones de tarjetas bancarias que dejaron de funcionar en Alemania debido a un error del software del microchip.


En los Países Bajos, la cadena pública de televisión Nederland 3 de la NPO, había hecho un conteo final para año nuevo. Cuando ya era medianoche la pantalla se cortó y apareció la carta de ajuste del canal con los colores torcidos, la pantalla desfigurada y una interferencia con la carta de ajuste con caracteres georgianos como logo del canal. Después de dos minutos y medio de lo mencionado, aparece una mujer (posiblemente también presentadora del canal) sosteniendo una copa por el nuevo milenio. Hasta el día de hoy no se ha verificado si esa interferencia visual era real o simplemente un truco del canal porque ya sabían lo del Y2K.


El fenómeno de 2012, fue una creencia escatológica que sostenía que el día del solsticio de diciembre del año 2012 ocurriría el fin del mundo. El solsticio sucedió el 21 de diciembre de 2012 sin que ocurriese nada especial. La creencia se basaba en que ese día concluía el baktún 13 del antiguo calendario mesoamericano de la cuenta larga. Los mesoamericanos de la creación se basan en la creencia de que el tiempo es cíclico. Con la repetición del tiempo, la creación y destrucción del mundo habrían ocurrido en varias ocasiones.


En las antiguas profecías de los mayas, los aztecas o los antiguos mesoamericanos, no hay nada que sugiera que profetizaron un cambio repentino o importante de ningún tipo para el 2012. La noción de un gran ciclo que llega a su fin, es una invención completamente moderna. Las inscripciones mayas que contienen predicciones del futuro coinciden en indicar que se esperaba que la vida continuase más o menos de la misma manera por siempre.


Fueron muchos los comentarios que circularon sobre el 21 de diciembre del 2012, siendo uno de los posibles fenómenos que podrían ocurrir eran las 72 horas de oscuridad, el mundo llegaría a su fin, aunque ninguna teoría fue respaldada por pruebas científicas.


De todos los fenómenos de los que se habló, los 3 días de oscuridad estarían causado por un gran viento solar que llegaría a la Tierra y que destruiría todas las redes eléctricas del mundo y además derribaría los satélites, dejándonos prácticamente incomunicados. Otra información especulativa fue sobre un cinturón de fotones al cual nuestra galaxia estaría ingresando y la radiación electromagnética, bloquearía la energía solar que proviene del Sol, destruyendo las redes y dispositivos eléctricos dejándonos 3 días en la oscuridad.


Los escenarios postulados para el fin del mundo también incluían la colisión de la Tierra con algún cuerpo celeste o un asteroide errante.


Otra idea apocalíptica apuntaba a que el fin del mundo en 2012 vendría por un cambio geomagnético (intercambio de los polos magnéticos norte y sur), que sería generado por una erupción solar enorme, equivalente a 100 mil bombas atómicas.


Nada de esos eventos apocalípticos ocurrió, la tierra está a salvo y la realidad es que la población mundial tiene un ritmo desenfrenado de crecimiento, hace 10 mil años éramos solo un millón, en 1800, hace poco más de 200 años, éramos ya mil millones, hace 50 años, hacia 1960, éramos tres mil millones y en la actualidad, superamos los siete mil millones.


En el año 2050, tendremos un planeta habitado por nueve mil millones de personas como mínimo. El pico de población se alcanzará en la década de 2060, con 9.700 millones y a partir de ese momento, la humanidad se irá reduciendo lentamente hasta quedarse en los 8.800 en 2100. La clave de esta proyección se basa en la educación de la mujer, será más generalizada y precoz y con el acceso a la anticoncepción acelerarán la disminución de la fertilidad y el crecimiento demográfico lento.


En cuanto al futuro del planeta, tendremos uno extraordinariamente envejecido en 2100, en el que los mayores de 65 años rondarán los 2.300 millones, en comparación con tan solo los 1.700 millones de menores de 20 años. Habrá el doble de personas mayores de 80 años que menores de 5 (800 millones frente a 400).


Este cambio brutal en la pirámide demográfica afectará a las relaciones de poder entre los países y a su capacidad de mantener la solidez de su economía con una fuerza laboral menguante y avejentada. Por ejemplo, la fuerza laboral de China pasará de los 950 millones a unos 350 millones, y su poder militar se verá seriamente menguado al perder el 65% de los jóvenes entre 20 y 24 años.


Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.


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