La alianza hace referencia a un convenio o pacto que se establece entre dos o más partes para lograr un determinado propósito o fin.
El 40 en la numerología es la planificación y la toma de decisiones, aspectos que están relacionados a cualquier tarea o aspecto de nuestras vidas. Es el número que representa la terminación positiva de los anhelos importantes y de los proyectos que se han estado desarrollando durante mucho tiempo. El significado de este número augura un buen futuro, tanto para la persona como para sus ideas y planes. Su raíz, el 4, nos indica que se tiene mucha disciplina y la capacidad para trabajar muy duro, así como para la organización de equipos de trabajo. Por otro lado, el 0 proporciona la estabilidad necesaria para tomar decisiones pensando en todos, de forma que los logros que se consigan sean mayores.
El lado negativo del número 40 es que las personas que se identifican con él, pueden terminar viéndolo todo de color negro, lo que les conduce a no cumplir sus objetivos, lo que les causa un gran estrés y depresión. Asimismo, es posible que lleguen a convertirse en personas muy egoístas que solo se interesen por lo que es mejor para ellos, dejando las necesidades y los intereses de las demás personas a un lado.
La duración de eventos con el marcador 40 proviene de varias referencias bíblicas, en el Antiguo Testamento una alianza fue un pacto entre Dios y su pueblo o bien entre Dios y algún personaje concreto como Noe y Abraham. En el Nuevo Testamento el término alianza, adquiere un contenido clave como la muerte y resurrección de Jesucristo, con la que se sella la nueva alianza de Dios con los hombres.
Jesús permaneció 40 días en el desierto de Judea, días previos a su misión pública, también 40 días fueron los que duró el diluvio universal y 40 años duró la marcha del pueblo israelita por el desierto.
La tentación de Jesús es un episodio de la vida de Jesús narrado en el Nuevo Testamento por los evangelistas Mateo, Marcos y Lucas. Jesús se dirigió al desierto, estando cuarenta días y cuarenta noches. Jesús fue conducido del Espíritu de Dios al desierto, para que fuese tentado allí por el diablo.
Las tentaciones del diablo, se iniciaron aprovechando el estado de debilidad con hambre de Jesús al haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches.
Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes para comer. Más Jesús le respondió: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Después de esto, el diablo le transportó a la santa ciudad de Jerusalén, y le puso sobre lo alto una roca y le dijo: si eres el Hijo de Dios, lánzate de aquí abajo, pues está escrito: Que Dios te ha encomendado a sus Ángeles, los cuales te tomarán tus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra. Replico Jesús: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.
Luego de eso, el diablo lo subió a un monumento muy encumbrado y desde ahí le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos. Y luego le dijo: todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí, me adoras. entonces Jesús le Respondió: Apártate de ahí Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a él sólo servirás.
Después de esto, lo dejó el diablo y se acercaron los Ángeles que le servían y le dieron de comer.
Los pasajes de los evangelios sinópticos referidos a las tentaciones de Jesús en el desierto son proclamados por las principales Iglesias cristianas históricas (católica, ortodoxa, anglicana, y protestantes en general) durante el tiempo litúrgico de Cuaresma, preparatorio de la Pascua de Resurrección.
La Cuaresma es el tiempo litúrgico del calendario cristiano destinado a la preparación espiritual de la fiesta de la Pascua. Se trata de 40 días de purificación e iluminación interna.
En el rito latino, la Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina justo antes de la Misa de la Cena del Señor en la tarde del Jueves Santo.
A lo largo del tiempo de Cuaresma, los cristianos son llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión. La Cuaresma tiene cinco domingos más el Domingo de Ramos (seis en total), en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón son dominantes. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico.
Existen evidencias de la existencia de prácticas cuaresmales desde fines del siglo II y principios del siglo III. A partir del siglo IV, se da la tendencia para constituirla en tiempo de penitencia y de renovación con el ejercicio del ayuno y de la abstinencia de ingesta de carne y se fija su duración en 40 días, con inicio seis semanas antes del domingo de Pascua. En el presente, más que el simple ayuno de comida, se incentivan prácticas que afectan áreas más personales de la vida: se trata de ayunar de la comodidad, de una vida fácil, de la mínima resistencia, de la mentalidad gregaria, del placer por el placer y, sobre todo, se trata de ayunar del poder, la autocomplacencia y la gloria, ayunar de egoísmo, insensibilidad e inhumanidad.
El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma, se realiza el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente de los fieles católicos. La ceniza representa la destrucción de los errores del año anterior al ser estos quemados.
Como diluvio universal se conoce a una supuesta inundación mundial relatada en textos de algunas antiguas culturas. De manera específica suele utilizarse para la narración de dicha catástrofe contenida en el primer libro de la Biblia, conocido como Génesis. En este relato, Dios emite su juicio contra la humanidad a causa de sus pecados, provocando el anegamiento de "toda la tierra", salvándose en un arca de madera, y por voluntad divina, solo el patriarca Noé y su familia, junto con parejas de animales escogidos para tal fin.
Un diluvio universal, tal como se describe en el Génesis, es incompatible con los conocimientos científicos, en especial con los datos geológicos y paleontológicos. En lo que se refiere a la universalidad aparente de estos mitos, en algunos casos con detalles casi idénticos, puede ser explicada por la difusión del mito mesopotámico, basado en una catástrofe local, y por la existencia de numerosas inundaciones en distintos lugares del mundo, cuyo recuerdo se entremezcló con las fuentes bíblicas y clásicas.
El estudio científico no está totalmente de acuerdo de que absolutamente todos los aspectos del diluvio bíblico no sean reales. Sin embargo, la mayoría de científicos no creen que haya ocurrido un diluvio o inundación mundial que haya abarcado todo el planeta.
Algunos de ellos teorizan sobre un posible diluvio o gran inundación en el pasado, pero ocurrido solo en una zona geográfica específica del planeta. Debido a ello hay varias hipótesis que, en efecto, indican que, en un período temprano de la existencia del ser humano, cuando ya existía el lenguaje, sucedió posiblemente alguna clase de catástrofe natural que se puede asociar a una inundación o diluvio que, aunque no abarcó todo el planeta, sí pudo haber sido el origen del mito.
Dos geólogos de la Universidad de Columbia sostienen una teoría de una inundación catastrófica en toda la cuenca del mar Negro, que habría aumentado su nivel por el deshielo y el nivel de los océanos e inundado grandes extensiones de superficie, en tal vez unas pocas semanas. Existen pruebas convincentes de que esta inundación del mar Negro ocurrió, pero el que sea el recuerdo de este hecho el que dio origen a las historias del Diluvio es mucho más controvertido.
Según otra corriente de opinión, el diluvio universal pudo responder, en su origen, solo a la necesidad de explicar ciertas observaciones y evidencias geológicas y paleontológicas.
Estas observaciones que equivocadamente pudieron dar origen a este mito serían el hallazgo de fósiles de animales y plantas en grandes acumulaciones (extinción masiva); fósiles de origen marino (peces, equinodermos, moluscos...) encontrados a mucha distancia del agua o a gran altitud sobre el nivel del mar; fósiles de seres extintos; icnitas, es decir, huellas de pisadas sobre barro fresco; ondulitas (ripple-marks); estratos de rocas sedimentarias que denotan o bien un proceso lento incompatible con la creencia en una creación reciente, o bien un proceso catastrófico muy rápido y la existencia de conglomerados con cantos rodados similares a los de origen fluvial.
Se ha teorizado que el Diluvio pudo ser en realidad un tsunami mediterráneo producido por el estallido del volcán Etna en la ribera oriental de Sicilia. Una investigación publicada en 2006 sugiere que esto ocurrió alrededor del año 6000 a. C. y causó un enorme tsunami que dejó su marca en varios lugares del mar Mediterráneo oriental, por ejemplo, en el asentamiento de Atlit Yam (Israel), hoy día bajo el nivel del mar, que fue abandonado repentinamente alrededor de esa época.
Referente a la existencia del Arca, existe la versión no comprobada de que en el siglo XX fueron encontradas en la cumbre del monte Ararat, pruebas fehacientes de restos de una embarcación aceptadas por la arqueología. Tras la aparición de unas polémicas fotografías en las que, según algunos investigadores, se apreciaban en las estribaciones de esta montaña formaciones naturales que ellos creen que podría ser restos de madera que habrían pertenecido a dicha Arca, no fueron consideradas concluyentes arqueológicamente.
En 1950, el alpinista francés Fernand Navarra encontró restos de madera cuyo análisis mediante carbono 14 en distintos laboratorios ubicó la edad de los trozos de madera entre 650 y 760 DC, con un margen de error de 100 años. Sin embargo, aparte de ser un trozo de madera, no hay ninguna prueba científica que demuestre que haya sido usada en la construcción de un Arca. Casi todos los años aparecen nuevas posibles arcas de Noé, sin que ninguna de ellas se hayan demostrado su veracidad.
El Éxodo es el segundo libro de la Biblia. Se trata de un texto tradicional que narra la esclavitud de los hebreos en el antiguo Egipto y su liberación a través de Moisés, quien los condujo hacia la Tierra prometida. El consenso entre los estudiosos del Éxodo se entiende mejor como un mito y no describe eventos históricos.
La Alianza de Moisés, fundamentalmente hace referencia al pacto que estableció Dios con el pueblo judío en el monte Sinaí. Se hace clave en esta Alianza la figura de Moisés, a quien vinculan el contenido de los libros del Éxodo. En un decálogo se señalaban las obligaciones que el pueblo asumía.
Los investigadores y científicos prácticamente no disponen de evidencia para corroborar o sustentar lo narrado, por eso, desde un punto de vista historiográfico crítico, el libro del Éxodo constituye antes que nada una narración de carácter religioso y cultural, un legendario mito fundacional, en el que los eventos relatados no deben ser interpretados como hechos reales, sino como una semblanza poética y una epopeya nacional identitaria de considerable valor simbólico, pero sin ningún valor histórico real.
Existe también la así denominada “hipótesis de los dos éxodos” ya que, ante la ausencia de pruebas arqueológicas sobre el éxodo de los israelitas, algunos investigadores suponen que la tradición hebrea podría estar basada en fragmentos o restos de hechos reales y plantean la posibilidad de que haya ocurrido más de una expulsión de grupos semíticos desde Egipto en dirección a Canaán.
En el relato bíblico se expone que, después de atravesar el Mar Rojo, los hebreos se adentraron en el desierto y en su travesía se opusieron a Moisés, acamparon en oasis, combatieron por primera vez como pueblo venciendo a los amalequitas, recibieron el mana de Dios observando como Moisés golpeó una roca con su vara e hizo brotar agua potable y observaron como Moisés recibió los Diez Mandamientos, constituyeron las primeras leyes civiles y religiosas en el pueblo judío, construyeron el primer Tabernáculo, el Arca de la Alianza, constituyeron un grupo de doce espías para que reconocieran la tierra de Canaán y su desenlace de que diez de ellos incitaron a murmuraciones que provocó una funesta rebelión en el pueblo en contra de Dios conduciendo a que muchos pugnaron por volver a Egipto y que en consecuencia fueron condenados como pueblo a perderse durante cuarenta años en el desierto.
Cuando se cumplieron los 40 años, y hubo fallecido toda la generación adulta, la generación siguiente pudo por fin entrar a Canaán teniendo como líder a Josué. Jehová no autorizó a Moisés a entrar a Canaán y solo le permitió observar la tierra de la herencia desde el monte Pisga o Nebo, para fallecer en este mismo lugar y ser enterrado en Moab.
Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.
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