Dedicatoria: para Martínez, Balza y Prada, los mortales.
La jerarquía es una estructura que se establece en orden a su criterio de subordinación entre personas, animales, valores y dignidades. Tal criterio puede ser de superioridad, inferioridad, anterioridad, posterioridad, etc.; es decir, cualquier cualidad categórica de gradación a gente que caracterice su interdependencia. Cuando existe una jerarquía, se dice por extensión, que hay una organización jerárquica. Ejemplos de uso son la jerarquía de la Iglesia, la jerarquía militar, la jerarquía de tripulación, la jerarquía burocrática (escalafón), la jerarquía de valores, la jerarquía corporativa.
El orden jerárquico, como es obvio, va de mayor a menor importancia en su dominio y la comunicación entre todos los niveles de mando, de potestad o de responsabilidad son esenciales. Es preciso entender que, cuantos más niveles jerárquicos haya entre el máximo responsable y el último, puede indicar que hay una mayor estructura, lo cual no quiere decir que sea la mejor. La jerarquía siempre será efectiva si el mensaje que se quiere transmitir, transita convenientemente según su estandarización.
En este punto la clave está en que se optimice la dimensión de dicha jerarquía con su capacidad (directa e indirecta) de comunicarse por todos los medios dispuestos a su alcance y que se controle la subordinación en todo tipo de encuentros, ya sean reuniones con el personal de otros niveles, virtuales o presenciales, convenciones o visitas, cursos de formación, congresos, etc., para conocer de primera mano si el objetivo que se busca se consigue y se realiza de la manera que se pretende.
En el contexto del cristianismo, se utiliza con dos significados distintos: la jerarquía angelical (el orden entre los coros de los ángeles, descrito en distintos pasajes bíblicos); y la jerarquía eclesiástica (el orden que se establece en las instancias eclesiásticas entre sus distintos grados: cardenales, arzobispos, obispos, canónigos, arciprestes, párrocos, sacerdotes y seglares).
Las organizaciones son estructuras administrativas y sistemas administrativos creadas para lograr metas u objetivos con el apoyo de las propias personas, o con apoyo del talento humano o de otras características similares. Son entidades sociales que permiten la asociación de personas que interactúan entre sí para contribuir mediante sus experiencias y relaciones al logro de objetivos y metas determinadas.
Toda organización cuenta con componentes básicos o esenciales: un grupo de personas que interactúan entre sí, un conjunto de tareas o actividades que se realizan de forma coordinada con el fin de alcanzar algún objetivo o metas, recursos o materiales y normas o convenciones que definen la relación de las personas y su rol en la organización.
En la teoría de gestión de organizaciones, el término adhocracia es la ausencia de jerarquía, y es por tanto lo opuesto a burocracia. Todos los miembros adhocráticos tienen la autoridad para tomar decisiones y para llevar a cabo acciones que afectan al futuro de la organización.
Las adhocracias se volverán más comunes y probablemente reemplacen la burocracia en el futuro próximo. Lo más frecuente será que lleguen como estructuras temporales, formadas para resolver un problema dado y disueltas tras ello. Las organizaciones adhocráticas coordinan tareas a través de la adaptación mutua de sus integrantes, la aceptación de la diversidad y la colaboración asimétrica. Dicho de otra forma, en las organizaciones adhocráticas no se espera que los miembros aporten lo mismo ni en las mismas cantidades, sino que se promueve la colaboración libre, gozosa, espontánea, no meritocrática ni coercitiva. Son organizaciones orientadas hacia la innovación y el cambio. Deben permanecer flexibles ya que éstas cambian su forma interna con frecuencia.
La ausencia de jerarquía en las organizaciones adhocráticas no es algo que se decreta y se ejecuta, sus integrantes bien sean por su nombramiento para un cargo u objetivo con más relevancia que los otros o porque han desarrollado su vida profesional en organizaciones burocráticas y van a tratar de mantener las posiciones jerárquicas hasta que la propia evolución de la organización conlleve a sus participantes a descartar la existencia de jerarquía.
Cada 29 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de tres Santos Arcángeles: San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Los arcángeles constituyen uno de los nueve coros de la jerarquía angelical. Los arcángeles son los penúltimos, antes de los propios ángeles. La Biblia indicaría que hay siete arcángeles, aunque se menciona el nombre de solo tres: Miguel (Apocalipsis 12:7-9), Gabriel (Evangelio según Lucas 1:11-20; 26-38) y Rafael (Tobías 12:6, 15). Los nombres de los otros cuatro arcángeles no aparecen en la Biblia, pero sus descripciones se encuentran en textos apócrifos.
Cada tres coros de ángeles constituyen un nivel jerárquico y todos ellos juntos forman la corte celestial. En la jerarquía suprema que sirven como consejeros divinos, se encuentran los querubines, los serafines y los tronos; en la jerarquía media sirviendo como gobernadores del cielo, están las dominaciones, las virtudes y las potestades y en la jerarquía inferior actuando como mensajeros divinos se encuentran los principados, los arcángeles y los ángeles.
Los serafines son los encargados del trono de Dios y cantan continuamente sus alabanzas, rodean el trono de Dios, regulando el movimiento de los cielos según emana de Dios. Se los representa con tres pares de alas con ojos, con ellas se cubren el rostro y el cuerpo para protegerse del intenso Resplandor que emite Dios.
Los querubines son los guardianes de la luz y las estrellas. Se cree que, aunque no están en el plano de la realidad humana, su luz divina se filtra del cielo y toca las vidas de los hombres. Se los representa con dos pares de alas. Muchos cristianos creen que el Demonio es un ángel caído que estaba entre los Querubines antes de caer del Cielo.
Los tronos están relacionados con las acciones de los hombres. Son entes que antiguamente eran llamados Espíritus de las Estrellas. Llevan un registro de las acciones en todos los tiempos o karmas. Son también los constructores del orden universal. Se les representa como seres inmensos de alas circulares iluminadas con los colores del arco iris. Son los portadores del don de la perseverancia. Su deber es cargar el trono de Dios por el paraíso.
Las dominaciones, tienen la tarea de regular los deberes de ángeles inferiores. Reciben órdenes de los Serafines, los Querubines, o hasta del mismísimo Dios. Son responsables de asegurarse de que el universo se mantenga en orden. Solamente en ocasiones extremas las dominaciones se han manifestado físicamente ante los mortales, ya que normalmente se preocupan más con los detalles de la existencia.
Las virtudes tienen como su deber la de supervisar a distintos grupos de personas. Tienen la forma de rayos de luz que inspiran a la humanidad de distintas maneras.
Las potestades son seres angelicales encargados de salvaguardar la conciencia y la historia. Los ángeles de la muerte y nacimiento se encuentran en esta categoría. Su deber, además, es supervisar la distribución de poderes entre los humanos.
Los principados son los guardianes de las naciones y los países. Supervisan aquellos eventos que afecten a las naciones, incluyendo política, temas militares y comercio.
Los arcángeles atienden las áreas de los esfuerzos humanos y son los líderes administrativos y militares de los seres celestiales. Un arcángel recibe, usualmente, una tarea de importancia para la humanidad.
Los Ángeles son la orden más inferior en la jerarquía angelical, y los más conocidos por los hombres. Son los que más están relacionados a los asuntos humanos. Dentro de la categoría de ángeles, hay muchos tipos de funciones. Son los ángeles de esta jerarquía los que son enviados como mensajeros ante los hombres.
El nombre de ‘ángel’ designa la función, no el ser del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles.
Sin embargo, la Iglesia solamente reconoce los tres nombres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Los demás pueden servir como referencia, pero no son doctrina.
El Arcángel San Miguel, es el más importante de los Arcángeles, es el encargado de brindar protección. Representa el poder, la fuerza y la fe, y trabaja para mantener el orden y el equilibrio. Se lo invoca para pedirle amparo y cuidado; también en el caso de quienes están por comenzar un viaje o un traslado.
El nombre del Arcángel San Miguel viene del hebreo “Mija-El” que significa “¿Quién como Dios?” y que, según la tradición, fue el grito de guerra en defensa de los derechos de Dios cuando Lucifer se opuso a los planes salvíficos y de amor del Creador. San Miguel es mencionado por su nombre en tres libros de la Escritura: en el libro de Daniel se le describe como ‘uno de los principales príncipes’ en la jerarquía celestial; en Judas se dice que San Miguel había peleado con el diablo por el cuerpo de Moisés; y en Apocalipsis, San Miguel y sus ángeles son representados luchando contra el diablo y arrojándolos del cielo.
La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales. Se le suele representar con el traje de guerrero o soldado centurión poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo.
Gabriel significa “fortaleza de Dios”, en el Antiguo Testamento, asociado con la pureza, su papel es el del mensajero. A él se le puede pedir capacidad de comunicación y claridad para transmitir conceptos y todo aquello que se quiere decir al otro. San Gabriel Arcángel aparece en el libro sagrado de Daniel explicándole al profeta una visión del carnero y el chivo (Dn. 8:16), así como instruyéndolo en las cosas futuras (Dn. 9,21-27). En los Evangelios, San Lucas (1,11-20) lo menciona anunciando a Zacarías el nacimiento de San Juan Bautista y a María (Lc. 1,26-38) que concebiría y daría a luz a Jesús. San Gabriel Arcángel es patrono de las comunicaciones y de los comunicadores porque trajo al mundo la más bella noticia con la Anunciación.
Rafael es el Arcángel de la salud y la sanación, no sólo del cuerpo físico sino, también del espiritual. Se le puede pedir su acción para sanar enfermedades y problemas de todo tipo, calmar grandes angustias y proteger en salud a nosotros y a quienes queremos.
Rafael en hebreo es “Dios sana”, el único libro sagrado que menciona a San Rafael Arcángel es el de Tobías y figura en varios capítulos. Allí se lee que Dios envía a este arcángel para que acompañe a Tobías en un viaje, en el que se casó con Sara, una mujer cuyos maridos fueron asesinados por el demonio Asmodeo. De igual manera, San Rafael le indicó a Tobías cómo devolverle la vista a su padre. Por esta razón es invocado para alejar enfermedades y terminar felizmente los viajes.
La principal motivación de este post es religiosa, el tema de la jerarquía angelical es interesante en cuanto a escribir sobre los roles y las responsabilidades de los nueve coros de ángeles. Sin embargo, no deja de tener sentido la curiosidad por identificar unas coincidencias entre la jerarquía angelical con los otros tipos de jerarquía terrenales, incluyendo la presente en una organización adhocrática, para quienes nos mantuvimos ocupados durante los meses de pandemia del año 2020.
La dedicatoria de este post a los mortales identificados al principio, es un reconocimiento a sus respectivos desempeños, con líneas de acción contundentes y semejantes a los arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael.
Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.
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