El apartheid como un sistema de segregación racial en Sudáfrica y Namibia, en vigor hasta 1992, fue practicado durante siglos por los colonos blancos de origen neerlandés (los afrikáner) en contra la población negra de esos territorios.
En 1814, con la instauración de la Colonia del Cabo por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, el apartheid carecía de respaldo jurídico en las normas impuestas por los británicos ya que el abierto racismo no era compartido por la minoría de blancos de origen británico, ni por las autoridades coloniales designadas desde el Reino Unido. La población afrikáner rechazó las medidas liberales de las autoridades coloniales británicas, insistiendo en que el racismo contra los negros era parte de la lucha por la preservación de la identidad nacional afrikáner, siendo ésta la meta esencial de su actividad política.
En 1910 la Unión Sudafricana logró la autonomía interna dentro de la Commonwealth británica y los políticos afrikáner insistieron en mantener una política de segregación racial de facto, aprovechando el debilitamiento del control británico y emitiendo normas internas para frustrar el desarrollo político y económico de la población negra. Así, la presión afrikáner impidió otorgar el sufragio a los negros y vetó que éstos asumieran cargos en la administración pública.
La discriminación racial de los afrikaners hacia la población negra no fue formalizada sino hasta 1948, fecha en la cual empezó a tomar forma jurídica al ser respaldada por leyes promulgadas a tal efecto. En las elecciones de 1947, el radical Partido Nacional ganó las elecciones en una coalición con el Partido Afrikáans por una perversión de la ley electoral que le dio mayoría a pesar de obtener menos votos. Para esa fecha, la población blanca formaba el 21% de los habitantes de Sudáfrica, siendo el 68% de raza negra y el 11% restante mestizos e indostanos.
El apartheid consistía en la creación de lugares separados, tanto habitacionales como de estudio o de recreo, para los diferentes grupos raciales, en el poder exclusivo de la raza blanca para ejercer el voto y en la prohibición de matrimonios o incluso relaciones sexuales entre blancos y negros.
En 1953 se establecieron zonas segregadas en las ciudades de Sudáfrica, abarcando sitios tales como playas, autobuses, hospitales, escuelas y hasta bancos en los parques públicos, siendo separados en lugares sólo para blancos o sólo para negros, siendo estos últimos casi siempre de muy inferior calidad.
Los negros debían portar documentos de identidad en todo momento y les estaba prohibido quedarse en algunas ciudades o incluso entrar en ellas sin el debido permiso de las autoridades blancas. En 1954, los negros no podían ocupar posiciones en el gobierno y no podían votar, tenían prohibido habilitar negocios o ejercer prácticas profesionales dentro de las áreas asignadas específicamente para los blancos, bajo pena de cárcel, los edificios públicos tales como juzgados u oficinas de correos, disponían de accesos diferentes para blancos y negros.
La intensificación de la discriminación movió al Congreso Nacional Africano (ANC), formado por sudafricanos negros a desarrollar un plan de resistencia que incluía desobediencia pública y marchas de protesta. En 1955, la ANC y el Congreso Indio formaron una coalición adoptando una Carta de Libertad, que contemplaba la creación de un Estado donde se eliminara totalmente la discriminación racial. En 1959 y 1960 un grupo del ANC decidió salirse de las filas del partido para formar otro más radical al que denominaron Partido del Congreso Africano (ACP).
El principal objetivo del nuevo partido era organizar una protesta a nivel nacional en repudio a las leyes discriminatorias. El 21 de marzo de 1960 un grupo se congregó en Sharpeville para protestar contra la exigencia que los negros portaran pases. Si bien no se sabe con exactitud el número de manifestantes, lo cierto es que la policía abrió fuego contra la multitud matando a 69 personas e hiriendo a 186.
Todas las víctimas eran negros y la mayoría habían sido disparados por la espalda.
Seguidamente el ANC y el ACP fueron ilegalizados. Este evento tuvo un gran significado, ya que la protesta pacífica se tornó en protesta con violencia, si bien, militarmente, los proscritos partidos políticos no eran una gran amenaza para el gobierno por carecer de una estructura armada.
Después de la masacre de Sharpeville, se llevó a cabo un referéndum pidiendo al pueblo blanco que se pronunciara a favor o en contra de la unión con el Reino Unido. El 52% votaron en contra. Sudáfrica se independizó del Reino Unido, pero permaneció en la Commonwealth. Su permanencia en esta organización se hizo cada vez más difícil, pues los estados africanos y asiáticos intensificaron su presión para expulsar a Sudáfrica, que finalmente se retiró de la Commonwealth el 31 de mayo de 1961, fecha en que se proclamó como una república independiente.
Las protestas siguieron hasta tal punto que en 1963 se declaró un estado de emergencia, más de 18.000 manifestantes fueron arrestados, incluyendo la mayoría de los dirigentes del ANC y del ACP. En julio de 1963 varios dirigentes políticos fueron arrestados, entre ellos Nelson Mandela que fue condenado a cadena perpetua acusado de alta traición junto con el resto de los miembros del ANC. El juicio fue condenado en las Naciones Unidas y fue un elemento muy importante para implantar sanciones contra el régimen racista de Sudáfrica, la respuesta del apartheid fue la persecución y prisión para los dirigentes políticos y la aplicación del apartheid se intensificó.
Ante las condenas internacionales ocurridas desde la década de 1950, los defensores del apartheid decían que la discriminación racial contra los negros estaba basada legalmente en que éstos no eran ciudadanos de Sudáfrica, sino ciudadanos de otros estados independientes (llamados bantustanes), por lo cual carecían de ciudadanía sudafricana y no tenían derechos que reclamar al gobierno de Pretoria. Durante las décadas de 1960 hasta 1980, el gobierno forzó a un gran porcentaje de la población negra a reubicarse en dichos estados que habían sido designados para ellos.
Un total de 3 millones y medio de individuos se vieron obligados a desplazarse hacia estas zonas. La creación de los bantustanes fue mal recibida por la ONU y en el extranjero se acusó al gobierno de Sudáfrica de inventar Estados solamente para privar de derechos a la población negra.
Pese a las condenas contra el régimen del apartheid, muchos países de África gobernados por líderes de raza negra aceptaron ayuda financiera y tecnológica de Sudáfrica e inclusive admitieron realizar proyectos económicos de infraestructura basados en capital sudafricano.
Con el apoyo de numerosos países occidentales como Reino Unido, Francia, Israel y los Estados Unidos, Sudáfrica llegó a contar con una tecnología muy superior a la de sus países vecinos y una cantidad de armamento sólo igualado, en el mejor de los casos, por los grandes países de África como Egipto o Nigeria. El régimen capitalista no veía con buenos ojos al gobierno comunista mozambiqueño, y menos a sus acciones y le aportó armas y dinero en su guerra contra el comunismo en el sur de África, prefiriendo omitir las denuncias contra el apartheid.
De esta forma las protestas de Estados Unidos y la OTAN no fueron significativas cuando el régimen de Sudáfrica comenzó su programa nuclear en 1977, Sudáfrica contaba con suficiente uranio proveniente, entre otros lugares, de Namibia y varias centrales nucleares con las que pudo obtener suficiente uranio y plutonio como para fabricar armas nucleares. Al parecer, el 22 de septiembre en 1979 detonó su primer artefacto en una isla del océano Índico, extremo del que no hay pruebas, pero los indicios apuntan a Sudáfrica.
Así mismo colaboraba con Israel en la fabricación y desarrollo de misiles balísticos para, entre otras misiones, el lanzamiento de ojivas nucleares. Pese a que la información, especialmente la oficial, es muy escasa; se considera que Sudáfrica llegó a producir seis armas nucleares.
A inicios de la década de 1980 Sudáfrica confiaba en su riqueza en materia prima de gran valor (como oro y platino) así como su anticomunismo, como elementos que permitirían mantener apoyo político y económico de Estados Unidos y el Reino Unido, que podían tolerar el apartheid a cambio que el régimen sudafricano combatiera a los aliados africanos de la Unión Soviética durante la Guerra Fría, pero esta política se hizo cada vez más difícil de sostener conforme pasaban los años y el gobierno sudafricano no daba señales de modificar su política racista.
En razón de su fuerte aislamiento, Sudáfrica se vio obligada a buscar alianzas con países en situación similar de aislamiento internacional, así fue como en la década de 1970 y década de 1980 sus nuevos aliados fueron Brasil, Chile e Israel. No obstante, la comparativa debilidad económica de Chile y Brasil, así como la siempre difícil situación de Israel en Oriente Medio causó que esta alianza no fuera del todo útil para Sudáfrica, al no poder con ella sustituir el decisivo apoyo financiero y comercial estadounidense y británico, no obstante los votos de Chile y Brasil le eran vitales en la ONU especialmente considerando que la diplomacia chilena y brasileña eran hábiles sorteando las condenas en la Asamblea General de la ONU, razón por la cual la dictadura militar brasileña duró 21 años sin mayores problemas y la chilena 17 años en condiciones similares a la brasileña.
La guerra de la frontera de Sudáfrica, una de las guerras más largas del continente, muy unida a la Guerra civil de Angola, fue un evento bélico entre las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica, contra la SWAPO, la guerrilla independentista de Namibia.
La SWAPO actuaba desde Zambia y a partir de 1975, desde Angola. El Ejército sudafricano era el más poderoso del área y podía imponerse a cualquier país del continente por lo que decidió invadir en reiteradas ocasiones las dos naciones que daban apoyo a la SWAPO. Sin embargo, el masivo apoyo enviado por la URSS, Cuba (y en menor medida Etiopía) frenaron el avance sudafricano.
Al mismo tiempo el gobierno de Sudáfrica trató de derrocar al gobierno socialista de Mozambique instaurado en 1975, alimentando así una guerra civil en dicha nación, considerando que su gobierno era frontalmente opuesto al apartheid.
A finales de los años 1980, en el marco de la guerra de la frontera de Sudáfrica (Namibia y Angola), la Unión Soviética retiró su apoyo económico y bélico a Angola y Cuba, haciendo inviable para ambos países proseguir la lucha; y del mismo modo, los Estados Unidos cesaron su apoyo financiero a Sudáfrica, lo cual trajo graves consecuencias al gobierno de Pretoria, entre ellas el principio del fin del régimen del apartheid en el sur de África, que estuvo en vigor hasta los años 1990, siendo en 1992 la última vez en que sólo votaron plenamente las personas de raza blanca.
La designación del arzobispo anglicano Desmond Tutu como Premio Nobel de la Paz en diciembre de 1984 causó mayores condenas a Sudáfrica entre la opinión pública británica y estadounidense, cuyos gobiernos veían cada vez más difícil justificar la tolerancia a Sudáfrica sólo por su calidad de bastión anticomunista. Ello terminó forzando a que los gobiernos de EE. UU. y el Reino Unido presionaran a su vez a Sudáfrica para iniciar cambios políticos relevantes contra el apartheid, pero sin lograr mayor éxito.
La Comunidad Económica Europea tampoco ocultaba su condena al apartheid, al igual que países ligados tradicionalmente a la Commonwealth como Canadá, Nueva Zelanda, o Australia.
La economía sudafricana tenía como principales bases su producción de oro, platino y diamantes, pero el comercio internacional estaba casi paralizado para otro tipo de exportación. El crecimiento económico se había detenido en tanto el precio de la materia prima del país (como el oro) bajaba en los mercados mundiales, causando una recesión económica a mediados de la década de 1980. La pérdida de apoyo político y financiero de Estados Unidos significó para Sudáfrica un duro golpe en su ya perjudicada economía.
En febrero de 1990, se inició un proceso de eliminación de leyes discriminatorias y de la prohibición contra los partidos políticos proscritos incluyendo el principal y más relevante partido de oposición negro, el Congreso Nacional Africano (ANC) que había sido declarado ilegal 30 años antes y la liberación del encarcelado líder negro Nelson Mandela junto con otros 120 integrantes del ANC.
Así, entre 1990 y 1991 fue desmantelado de modo organizado el sistema legal sobre el que se basaba el apartheid y se efectuaron nuevas elecciones para el presidente y el parlamento entre el 27 y el 29 de abril de 1994, fecha en las cuales la población negra ejerció su derecho al sufragio por primera vez en la historia del país, gozando de plena igualdad de condiciones y donde resultó amplio vencedor el ANC, suprimiendo los últimos vestigios del apartheid para todos los efectos. En dichas elecciones el líder del ANC, Nelson Mandela, resultó elegido presidente del país.
Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.
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