Un cráter de impacto es la depresión que deja el impacto de un meteorito en la superficie de un cuerpo planetario de superficie sólida. Los meteoritos que caen sobre los astros pueden tener dimensiones muy diferentes comprendidas entre la de ínfimos granos de polvo y la de asteroides de decenas de kilómetros. La energía cinética de un meteorito es tan grande que su disipación brusca en el suelo provoca su fragmentación violenta.
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La extraordinaria potencia de esos proyectiles caídos del cielo queda fácilmente explicada por su velocidad (de 50.000 a 100.000 km/h) y por su masa. La combinación de estos dos parámetros se traduce en una energía cinética colosal: un meteorito de 250 m de diámetro llegado a 75.000 km/h libera tanta energía como el mayor terremoto terrestre o erupción volcánica que la historia de nuestro planeta conozca.
Se ha demostrado experimentalmente que la forma de los cráteres es idéntica a la que resulta de la explosión en el suelo de un proyectil o de una bomba, o sea la de un tazón.
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El cráter de impacto genera una serie de modificaciones sobre el paisaje producido por el violento suceso de colisión provocado, dando lugar a rocas modificadas llamadas brechas, y además arroja gran cantidad de material fundido en las inmediaciones del área.
La Tierra no ha escapado al bombardeo meteorítico. Suponiendo que en promedio pasen 10 mil años entre la caída de 2 meteoritos capaces de excavar un cráter de 750 m de diámetro, desde hace 4 mil millones de años terrestres han debido caer unos 400 mil. Y teniendo en cuenta que los mares ocupan las siete décimas partes de la superficie del globo, sólo en los continentes deben existir unos 120 mil impactos de más o menos 750 m de diámetro.
La teoría o hipótesis de los múltiples impactos es uno de los escenarios planteados como posible causa de la desaparición del 50 % de los géneros biológicos, entre ellos la mayoría de los dinosaurios (extinción masiva) hace unos 65 millones de años.
En marzo de 2010, y tras una revisión de estudios, 38 expertos de Europa, Estados Unidos, México, Canadá y Japón, confirmaron, en un trabajo publicado por la revista Science, que la extinción masiva que se produjo hacia finales del período Cretácico, hace unos 65,5 millones de años, y que acabó con el dominio de los dinosaurios en la Tierra, fue originada por el impacto de asteroides.
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Según esta teoría, la causa de la extinción habría sido la colisión de múltiples meteoritos con la tierra, o bien la de un solo meteorito o asteroide que se fragmentó en varias partes al entrar en contacto con la tierra, siendo el impacto que causó el cráter de Chicxulub uno de ellos. Otros posibles escenarios de impacto serían el cráter Silverpit y el cráter Shiva, en cuya formación pudo haberse producido un ascenso del manto terrestre a través de la fractura.
El cráter de Chicxulub es un antiguo cráter de impacto cuyo centro aproximado está ubicado al noroeste de la península de Yucatán, en México. El cráter mide más de 180 km de diámetro, formando una de las zonas de impacto más grandes del mundo; se estima que el meteorito que formó el cráter medía al menos diez km de diámetro.
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Fue descubierto por geofísicos que trabajaban en Yucatán para la empresa Pemex en busca de yacimientos de petróleo a finales de la década de 1970. Las pruebas de un origen por impacto del cráter incluyen cuarzo de impacto, una anomalía gravitatoria y la presencia de tectitas en el área circundante, también la presencia de iridio y en ocasiones de platino como metal asociado. La edad de las rocas y los análisis isotópicos mostraron que esta estructura data de finales del período Cretácico, hace aproximadamente 65 millones de años. El iridio es un metal escaso en la Tierra, pero abundante en los meteoritos y asteroides.
Entre las consecuencias del choque destaca la extinción de diversas especies, aunque algunos críticos argumentan que el impacto no fue el único motivo y otros debaten si en realidad fue un único impacto o si en la colisión de Chicxulub participaron una serie de bólidos que podrían haber impactado contra la Tierra aproximadamente al mismo tiempo.
En 1996, un equipo de investigadores de California, estudiando imágenes de satélite de la región, descubrieron un semi-anillo de dolinas (cenotes) con centro en el poblado de Chicxulub. Se creía que las dolinas o cenotes habían sido provocados por la subsidencia de la pared del cráter de impacto. Pruebas más recientes sugieren que el cráter real mide 300 km de diámetro, y que el anillo de 180 km es una pared interior.
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Se estima el tamaño del bólido entre 10 a 18 km de diámetro y que el impacto pudo haber liberado una energía, equivalentes a 100 teratones de TNT (1014 toneladas). El evento de Chicxulub fue, por tanto, dos millones de veces más potente que la Bomba del Zar, el mayor dispositivo explosivo creado (y probado) por el hombre, con una potencia de 50 megatones.
Incluso la mayor erupción volcánica explosiva que se conoce, la que creó la Caldera de La Garita en Colorado, Estados Unidos, es significativamente menos poderoso que el impacto de Chicxulub.
El asteroide que formó el cráter habría ingresado a la Tierra a una velocidad de 72 mil km/h, el impacto habría causado algunos de los megatsunamis de la historia de la Tierra. Una nube de polvo, cenizas y vapor habrían extendido el diámetro y área del cráter, cuando el meteorito se hundía en la corteza terrestre en menos de un segundo. El material excavado, junto con trozos del asteroide habrían sido eyectados a la atmósfera por la explosión, se habrían calentado hasta convertirse en cuerpos incandescentes que habrían re-entrado a la propia atmósfera terrestre, quemándola y posiblemente provocando incendios globales; mientras tanto, enormes ondas de choque habrían causado terremotos y erupciones volcánicas globales.
La emisión de polvo y partículas podrían haber cubierto la superficie entera de la Tierra durante varios años, posiblemente una década, creando un medio de vida difícil para los seres vivos. La producción de dióxido de carbono provocada por el choque y por la destrucción de rocas carbonatadas habría causado un dramático efecto invernadero. Otra consecuencia del impacto es que las partículas de polvo de la atmósfera habrían impedido que la luz solar llegara a la superficie de la Tierra, disminuyendo la temperatura drásticamente.
En años recientes, se han descubierto otros cráteres como el de Chicxulub, todos entre las latitudes 20°N y 70°N. Entre ellos se pueden mencionar al cráter Silverpit, ubicado en el mar del Norte frente a las costas del Reino Unido, y al cráter Boltysh en Ucrania. Ambos son mucho más pequeños que Chicxulub, pero probablemente fueron causados por objetos de decenas de metros de largo que impactaron contra la Tierra.
Esto condujo a la teoría de que el impacto de Chicxulub solo fue uno de varios impactos que habrían ocurrido aproximadamente al mismo tiempo. Otro cráter que se puede haber formado al mismo tiempo es el cráter Shiva, aunque se encuentra cuestionado que dicha estructura sea efectivamente un cráter.
El cráter Silverpit es un cráter de impacto submarino en el mar del Norte, frente a las costas de la isla Gran Bretaña. Fue descubierto en el año 2002 al analizar los datos sísmicos recogidos en el curso de una exploración petrolífera rutinaria, catalogado como el primer cráter de impacto conocido en las islas británicas. Su edad debe estar en el orden de los 65 millones de años, por lo que su formación coincide con el impacto que creó el cráter Chicxulub. Si Silverpit es un cráter de impacto, esto podría implicar que la Tierra recibió por esos tiempos el choque de varios objetos.
El cráter fue descubierto al analizar los datos sísmicos de la British Petroleum, en un punto situado a 130 km del estuario Humber, durante una búsqueda de rutina de yacimientos de hidrocarburos. El descubrimiento y la hipótesis de cráter de impacto fueron publicadas en la revista Nature en 2002. El cráter se encuentra bajo una capa de sedimentos de unos 1500 m de profundidad, que forma la base del mar del Norte a una profundidad de cerca de 40 m.
Los estudios sugieren que, en la época de la formación del cráter, el área estaba entre 50 y 300 m bajo el nivel del mar.
Silverpit tiene cerca de 2.4 km de ancho. A partir del tamaño del cráter, y de la hipótesis sobre la velocidad del objeto que impactó, se puede estimar el tamaño del objeto que chocó. Los objetos que impactan se desplazan a velocidades del orden de los 70 mil a 180 mil km/h; a esta velocidad, haría falta un objeto rocoso de unos 120 m de diámetro y una masa de 2.0×109 kg para formar un cráter del tamaño de Silverpit. Si fue un cometa, un objeto menos rocoso que un meteorito, entonces su tamaño debería ser algo más grande.
Un objeto de 120 m de diámetro cayendo al mar a la velocidad de miles de kilómetros por segundo debió producir un enorme tsunami. Los científicos buscan evidencias de grandes tsunamis en las áreas circundantes que hayan ocurrido en la época estimada del impacto, sin embargo, no se ha encontrado tal evidencia. Se han realizado dos perforaciones petroleras en el área del sistema de anillos del cráter, cuyo estudio podría dar luz sobre el origen y la edad del cráter.
El cráter Shiva es una estructura del fondo oceánico situada bajo el océano Índico, al oeste de la ciudad de Bombay (India). Fue descubierto en 2002 y llamado Shiva en honor al dios hinduista de la destrucción y el renacimiento.
Su edad está estimada en unos 65 millones de años, por lo que su formación coincide con la de varios cráteres de impacto y con la extinción masiva del Cretácico-Terciario. Tiene una longitud de unos 600 km y una anchura de unos 400 km, si bien su aspecto ha cambiado mucho desde su formación debido a la expansión del fondo oceánico. Dadas estas dimensiones, si se confirma su origen extraterrestre, debió ser causado por un asteroide de unos 40 km de diámetro (unas cuatro veces mayor que el que originó el cráter de Chicxulub, en el golfo de México).
El impacto causó que el material incandescente del manto terrestre ascendiese a la superficie, cubriendo de lava gran parte de la actual India, creando lo que se conoce como la meseta del Decán (Traps del Decán), que cubre la mayor parte del sur del subcontinente indio. Se ha sugerido que tanto el cráter como la meseta del Decán son la causa de las grandes reservas de petróleo y gas existentes hoy en la zona.
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A diferencia de otros muchos cráteres de impacto, el complejo de Shiva tiene forma de lágrima, de unas dimensiones de unos 600 km por 400 km, siendo extrañamente rectangular. La edad del cráter se ha deducido de la edad de la meseta del Decán, la cual contiene cantidades relativamente altas de iridio. El cráter también contiene cantidades por encima de la media de rocas alcalinas fundidas, cuarzo de impacto y óxido de hierro mezclado con iridio. Este tipo de rocas y características sugieren como origen un impacto.
Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.
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