Diana Patricia “La Macarena” y su show de baile flamenco, se presentaba al inicio de los años 2000, en el restaurante L’Albufera en el Hotel Meliá Caracas.
Para quienes, se les dio la oportunidad de estar allí, el disfrute de una cena con platos del mar, acompañada con unos wiskicitos y del show, no tenía precio, ya que esa combinación de placeres, podía relajar a cualquier mortal nervioso, en la Caracas convulsionada de esos años. De todos esos años, en el 2002, se efectuaron centenares de marchas y contramarchas, caracterizadas por las agresiones físicas en emboscadas y masacres con francotiradores, como la del trágico 11 de abril.
Precisamente, al final del 2002, un grupo de la oposición venezolana, se movilizó hasta el mismo hotel Meliá, para reunirse con las delegaciones mediadoras del conflicto, entre las que se incluía a la OEA y al Centro Carter. El propósito del acercamiento, era la entrega de una misiva, con denuncias de violación de los derechos ciudadanos.
El medio para la recreación y el esparcimiento de los huéspedes del hotel, ya no era ni con Diana Patricia y su show, ni con nadie más. Al hotel lo mantenían aislado con un cerramiento metálico de gran altura, que impedía el libre paso de la gente hacia sus instalaciones, siendo más estrictos en esa prohibición, con los opositores, quienes, parecían contagiados de sarna. Al final de ese día de la movilización, la oposición logró entregar el informe, a través de las rendijas de la cerca.
El Centro Carter, una fundación del expresidente americano Jimmy Carter, medió para dirimir las diferencias entre el gobierno de Chávez y la oposición venezolana; una paz, que no llegó ni en ese, ni en los próximos 22 años.
Al expresidente Carter, en ese entonces, se le atravesó una mancha morada en su hoja de vida, al toparse con un ser del mal de alto calibre. Afortunadamente, el maligno llego tarde y no le restó de los sobrados méritos que tenía, para recibir el premio nobel de paz en octubre del 2002.
La participación de Carter fue fundamental para los Acuerdos de Camp Davis con Sadat y Begin, para restablecer las relaciones diplomáticas China-USA, para la firma del tratado SALT II y del pacto nuclear con Corea del norte, para la salida de un dictador haitiano, para la firma del tratado del canal de Panamá, para una normalización de las relaciones con Cuba, para el enfriamiento de las relaciones con Pinochet y para el rechazo de la fraudulenta reelección de Fujimori.
El Centro Carter de los años 2002 a 2004, participó en el proceso de reparo de las firmas para solicitar un referendo revocatorio al mandato de Chávez y en la observación del referendo del 15 de agosto del 2004, convalidando el triunfo de Chávez, a pesar de las denuncias de fraude.
Con esos antecedentes, que podrían parecer favorables al sector oficial, el Centro Carter fue invitado por el CNE para observar la elección presidencial de 2024 y para eso, desplegó hasta 17 expertos y observadores. Luego de las elecciones del 28 de julio, publicó un informe preliminar de su misión de observación en Venezuela.
La declaración del Centro Carter sobre la elección presidencial, por su concisión y precisión fue determinante para descubrir la acción delincuencial del régimen de Maduro. Justo en la primera frase, calificó al evento como inadecuado, sin parámetros y estándares internacionales de integridad electoral y no considerado como democrático. No avaló los resultados por la omisión de la publicación de los votos desglosados por mesa electoral y mencionó aspectos sobre la restricción de libertades en detrimento de la oposición. Esa declaración se constituyó en un apoyo contundente en la fase de cobrar el triunfo.
Hasta el final.
Antonio Jimenez.
Las misiones y observadores particulares para las elecciones presidenciales en Venezuela, fueron elegidas por afinidad o lealtad al sector oficial.
La más importante misión invitada para tal fin, fue digna con sus principios, al revelar lo que ocurrió ese día, con la decisión del pueblo y las acciones del régimen en desconocerla y revertirla al perdedor.