Según la opinión y el convencimiento de muchos, un poco de humor siempre será el remedio apropiado para descansar la mente y el cuerpo. El dilema ante este razonamiento, se presentó en dos jóvenes amigas y vecinas, quienes, eran compañeras de estudios en la Escuela de Medicina de la Universidad del Zulia, por allá en los años setenta.
En variadas ocasiones y después de una intensa practica de medicina, una de ellas, hacia uso de un humor básico, que a veces incursionaba en lo burlesco; mientras que la otra se molestaba y le desagradaba que se le hablara en voz alta y peor aún, que se imitara a los cantantes de moda del género popular, que eran los temas preferidos de los conductores del bus de Hospital, el del color verde que tenía la ruta apropiada para el regreso a sus casas.
De las cinco dimensiones básicas de la personalidad que describen las diferencias individuales en la forma en que las personas piensan, sienten y se comportan; ellas eran distintas en la extraversión. Mientras una puntuaba alto ya que era extrovertida, amigable y disfrutaba de la compañía de otras personas, la otra puntuaba bajo ya que era tímida y prefería la soledad o la quietud del hogar.
De nada le valieron a ese par de estudiantes, todos los esfuerzos individuales, para reclutar de su lado a la oponente. Por un lado, se manifestaba un humor constante y por el otro, los llamados al orden que nunca cesaron, acompañándose en cada ocasión de un ceño fruncido, que amenazaba con la ruptura de la amistad.
Esas amigas obtuvieron su grado de médico, a finales del año 1978 y aunque el destino profesional que eligieron, las obligó a separarse físicamente, nunca se distanciaron del todo, siendo siempre muy buenas amigas. Ellas serán muy recordadas por su labor destacada en medicina general y en psiquiatría.
Sus comportamientos de frente a su profesión, si las hizo coincidir en la responsabilidad y en la seriedad, ante el prioritario cuido de la salud de sus pacientes. Esa vocación de servicio la manifestaron de estudiantes, haciendo control social para medicina preventiva y reactiva. Unos vecinos quedaron sorprendidos ante la reacción muy valiente de las dos jóvenes estudiantes, quienes, les exigieron airadamente, los documentos que avalaran la vacunación antirrábica de su mascota, luego de haber mordido a un menor en la urbanización.
Una de esas doctoras, se llamaba Yadira, bautizada premonitoriamente por sus padres, con ese nombre de origen hebreo, utilizado para una mujer de carácter fuerte, de mucho optimismo, de gran perseverancia, y siempre buscando la aclaración de las dudas por medio de la explicación. Ella era la que puntuaba bajo en extraversión, era mi admirada hermana mayor y falleció en el año 2019.
La otra doctora vive actualmente en Barcelona, España, el país de origen de sus padres. Su nombre es Themis, el de la diosa griega de la justicia y de la equidad. Una diosa que se distinguió por no ser colérica y quien, presidía la correcta relación entre el hombre y la mujer, como la base de la familia legítima y ordenada.
Buenas doctoras.
Antonio Jimenez.
Las puntuaciones en la extraversion, como uno de lo rasgos de la personalidad, no seria lo determinante en el perfil de un buen médico. Los rasgo más influyentes serían la apertura a la experiencia, la conciencia y la amabilidad.