El 11 de mayo del 2021, fue presentado en Venezuela el "Acuerdo de Salvación Nacional", una ruta para solucionar su crisis. El acuerdo es una especie de armisticio que se origina desde las fuerzas de oposición democráticas y las potencias internacionales hacia el bando del régimen de Nicolas Maduro y sus aliados internacionales. En este acuerdo se establecen como clausulas, la convocatoria de unas elecciones libres y justas que incluyan las presidenciales, las parlamentarias, las regionales y las municipales, todas ellas con observación y respaldo internacional; la entrada masiva de ayuda humanitaria y vacunas contra el COVID-19, las garantías democráticas para todos los actores de las fuerzas democráticas incluido el oficialismo, mecanismos para la reinstitucionalización de Venezuela, la liberación de todos los presos políticos, el regreso de los exiliados y justicia transicional y el compromiso de la comunidad internacional para lograr la recuperación de Venezuela incluyendo el levantamiento progresivo de sanciones.
En una situación de guerra, un armisticio es la suspensión de hostilidades pactada entre pueblos o ejércitos beligerantes. Según la Convención de La Haya de 1899, el armisticio suspende las operaciones de guerra por un mutuo acuerdo de la beligerancia, no es considerado el fin de la guerra; por tanto la paz o el fin de la guerra llegara cuando se consideran arregladas las causas de la acción bélica.
Todo armisticio debe ser notificado oficialmente y en tiempo útil a las autoridades competentes y a las tropas, quedando suspendidas las hostilidades inmediatamente después de la notificación o en el plazo que fijen los contendientes.
Entre los armisticios de guerra más conocidos, están, el firmado en noviembre de 1918 en la Primera Guerra Mundial que marcó una victoria para los aliados y una derrota para Alemania, aunque no formalmente una rendición, la guerra siguió hasta que fue firmado el Tratado de Versalles en junio de 1919 y entró en vigor en enero de 1920.
En junio de 1940 se firmó un armisticio para el cese de hostilidades entre las autoridades del Tercer Reich alemán y los representantes del gobierno francés del mariscal Pétain, en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Francia resultó dividida en dos grandes zonas, una bajo control alemán, y la llamada zona libre, bajo la autoridad de la Francia de Vichy.
El Armisticio de Corea fue un tratado de no agresión y está actualmente vigente, firmado por Corea del Norte y Estados Unidos en julio de 1953, que puso fin a las hostilidades realizadas por ambas naciones y sus aliados, la Unión Soviética y China por parte de Corea del Norte, y Corea del Sur y la Organización de las Naciones Unidas por parte de Estados Unidos.
En las prácticas y en los estilos, las elecciones políticas tienen mucha similitud con las guerras, su ejecución es denominada campaña y es conducida por un coordinador general asesorado por un comando. En países con un desempeño democrático normal, las acciones proselitistas terminan con un virtual armisticio en el encuentro de los candidatos al despuntar la noche electoral, pudiera homologarse con los encuentros en que, con diversas variables, se pacta el alto o cese el fuego entre beligerantes. Una suspensión convencional de las hostilidades constituye frecuentemente el preludio del fin de una guerra y la firma de un tratado de paz.
Las incertidumbres de los resultados electorales con presunciones de fraude crean un clima de confrontación que puede agravarse con un arrastre político populista de cualquiera de las partes bajo sufragio. Una situación anormal recién ocurrió en enero de 2021, con la toma del capitolio en los Estados Unidos por partidarios del entonces presidente en funciones Donald Trump. La situación de caos de alguna manera fue controlada y las actividades del congreso fueron retomadas.
En el caso de Venezuela, existe un gobierno que actúa en la anarquía y se comporta como un poder dictatorial. Con acciones hábilmente disfrazadas de legalidad y utilizando al poder judicial y las fuerzas militares a su favor, han logrado maniatar a la oposición, logrando que la directiva de la anterior asamblea nacional fuese inerte en su accionar, con una sentencia de desacato por el Tribunal supremo de Justicia. Las elecciones legislativas en Venezuela de diciembre de 2020, no fueron reconocidas por una cantidad importante de países del mundo, por no considerarse elecciones libres sin un escrutinio supervisado y legal. El dominio oficialista alcanzo el 80%, dejando a una seudo oposición complaciente y manipulada, con el 20%. La reacción del mundo democrático de 60 países, sigue siendo la misma, no reconoció a este poder legislativo al igual que a la presidencia de Maduro.
Este importante desconocimiento de los poderes ejecutivo y legislativo de Venezuela, sin ninguna acción efectiva para revertir la situación a favor de la legalidad, es pura vanidad. Venezuela necesita de un cambio de rumbo para desarrollar y administrar de la mejor manera una base de recursos minero, energético, agropecuario, pesca, turismo, gente, etc., muy valiosa para dejar que se malgaste y se deteriore en el tiempo bajo la ineptitud y malos fines del gobernante de turno.
La figura de un armisticio podría ser un ejemplo y podría convenirse en trabajar en algunas metas al corto plazo. Las acciones propuestas en el “Acuerdo para la Salvación” son factibles y podrían resultar muy beneficiosas para tener ese país que anhelamos todos los venezolanos.
Los armisticios de guerra han sido base o concreción de la paz, objetivo y razón de ser de las relaciones beligerantes entre los países. Los armisticios políticos debieran buscar el mismo propósito al interior de los pueblos.
En los armisticios comentados con anterioridad, existía una división política territorial y de fuerzas que les otorgaron protección a los grupos confrontados. Esta figura no estaba incluida en las cartas magnas de los respectivos países, era una figura temporal que buscaba la solución a una beligerancia y a evitar la destrucción de un pueblo. Valdría la pena considerar una distribución del territorio venezolano bajo la figura de dos gerentes administrativos con la asignación de fuerzas militares. Todo esto tendría como objetivo ir a unas elecciones libres, auditadas y escrutadas por países e instituciones debidamente seleccionadas para dar confianza en esos resultados y luego el retorno a la figura presidencial para regir el destino del país en los próximos años.
Los desafíos del presente y del futuro requieren de mínimos entendimientos y respaldos que permitan que el país se administre y se gobierne, concurriendo el aporte que cada uno pueda prestar desde su respectiva posición si lo que se pretende alcanzar es el bien común, el cual exige una reflexión urgente de los errores cometidos y una definición de sus correctivos, así como abrir espacio a nuevos dirigentes que conozcan el pasado, aprovechen sus lecciones y, asimismo, sean capaces de enfrentar el presente y abrir caminos al futuro.
Venezuela vale la pena.
Recopilación de la Información y Restructuración por Antonio Jimenez.
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